La joven se define como “artista visual”, atravesó años intensos hasta que logró rehabilitarse; en los últimos tiempos adoptó un bajo perfil y se dedicó a salvaguardar el legado de su padre
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La intuición la empujó a vivir con intensidad. Por mucho que se esfuerce, Frances Bean Cobain no puede escaparle a su apellido. Y eso sucedió desde el minuto cero de su existencia. Y es que la única descendiente de Kurt Cobain y Courtney Love ya era famosa antes de nacer, con síndrome de abstinencia, un 18 de agosto de 1992. La trágica ausencia física de su padre está signada, sin embargo, por la presencia ineludible de la carga y la fama de una herencia imposible de acallar.
Cuando el líder de Nirvana se quitó la vida, el 5 de abril de 1994, a pocos meses de haber cumplido 27 años, marcó un hito en la historia del rock. “No puedo soportar la idea de que Frances se convierta en una rockera siniestra, miserable y autodestructiva como me he convertido yo (...) Su vida será mucho más feliz sin mí”, escribió su padre en la nota de suicidio que encontraron junto a su cuerpo. Así fue que Frances, con apenas 20 meses en el mundo, asumió precozmente el legado de uno de los artistas de rock más trascendentes de fin de siglo.
La joven, que declaró en un podcast sentirse ”culpable por haber heredado un patrimonio de alguien a quien no conoció”, tiene ahora 31 años y tras un período de inestabilidad emocional, un divorcio escandaloso y una ferviente lucha contra las adicciones prefirió alejarse del foco mediático y dedicarse a resguardar la obra de su padre.
El significado de su nombre
Kurt Cobain y Courtney Love tomaron el nombre de su pequeña Frances Bean inspirados en dos de sus referentes: la compositora escocesa Frances McKee, vocalista de The Vaselines (una de las bandas favoritas de Kurt) y Frances Farmer, una destacada actriz norteamericana de los años 30. La curiosidad de su segundo nombre, Bean, es una excentricidad que se remonta a un tierno recuerdo de Cobain que, al ver la primera ecografía de su hija, la definió como un “poroto”.
Siendo apenas una beba, Frances fue noticia luego de que corriesen rumores de que su madre consumió y consumía heroína durante el embarazo. Si bien en septiembre de 1992 la pareja asistió a los MTV Video Music Awards y negó las acusaciones, ese mismo año Frances Bean quedó a cargo de su tía materna. El asunto se dirimió y resolvió en los tribunales, cuando todavía ni siquiera había cumplido su primer año. El 1 de abril de 1994, Frances visitó a su padre en Exodus Recovery Center, un centro de rehabilitación en Los Ángeles destinado a tratar adicciones, sin saber que ese encuentro sería el último. Tres días después, Cobain se suicidó con un disparo certero.
La inestabilidad de su madre obligó a Frances a pasearse por distintos tutores y llegó a hospedarse en 27 casas diferentes pero, principalmente, vivió entre la granja de su abuela paterna en Washington y el hotel californiano Chateau Marmont, en el que se alojaba con su madre. En 2003, Love perdió la custodia de su hija tras un arresto por intento de robo, sobredosis de drogas y amenazas de suicidio. La cantante de Hole recuperó a Frances tras pasar un tiempo en rehabilitación, pero en 2009 volvió a perderla por tercera vez. Los días de Frances se dividieron, en ese momento, entre Seattle y Los Ángeles, mientras Love luchaba contra sus propios demonios. Durante esos años estuvieron muy presentes sus padrinos, Michael Stipe y la actriz Drew Barrymore.
Alejada del rock
A pesar de su linaje, Frances Cobain siempre buscó mantenerse alejada de su pasado. Con una enorme carga sobre sus hombros, dio sus primeras entrevistas a sus 13 años, en las que le tocó hacer alusión a la muerte de su padre y a las internaciones de su madre. Lejos de los escenarios, la hija de Cobain rechazó los papeles que le ofrecieron en el cine para protagonizar la saga Crepúsculo y para encarnar a la Alicia de Tim Burton.
En 2006, inició su carrera como modelo y posó para la revista Elle con unos pijamas y un abrigo marrón que había usado su padre para su ceremonia de bodas en Hawai, en 1992. Dos años después, apareció caracterizada como Eva Perón en la publicación Harpers Bazaar y, en 2017, realizó una campaña para Marc Jacobs. Como muestra de que el humor cicatriza todas las heridas, su cumpleaños número 16 tuvo un festejo temático centrado en el suicidio, algo que fue aprobado por Love. Al cumplir los 18, se hizo acreedora de más de la tercera parte de la herencia de Kurt y pasó a ser la encargada de manejar los derechos de marca e imagen de Nirvana.
Como para no limitar su ambición artística, a principios de 2010 eligió el seudónimo Fiddle Tim (Tim del violín) para exponer algunas obras en una galería independiente de Los Ángeles. Dos años después, optó por la canción “Black”, de The Jesus and Mary Chain, para ser parte de una muestra colectiva en la que participó con su nombre por primera vez, a los 20 años. En 2018 reveló en sus redes sociales que había atravesado problemas de adicción pero que había logrado rehabilitarse: “Me siento trascendental acá y ahora, porque cumplo mi segundo año sobria”, compartió con sus seguidores. “Se trata de una batalla diaria, el enfrentarse a todo el dolor, el caos, la tragedia y las cosas jodidas que suceden o sucederán. La autodestrucción, el consumo de sustancias y la posibilidad de librarse del dolor resultan alternativas mucho más atractivas. Pero sin duda, la decisión de estar presente en el momento es la mejor que he tomado, tanto para mí como para aquellos que me rodean”, reflexionó dispuesta a emprender una etapa más saludable.
Dos bodas y un divorcio mediático
La vida amorosa de Frances estuvo repleta de altibajos. Se casó con el músico Isaiah Silva, cantante y guitarrista de The Eeries, en 2014 y se divorció dos años después. Fue la revista People la que confirmó en 2016 que había solicitado el divorcio alegando diferencias irreconciliables. En ese momento, Frances declaró que Silva no debería tener derecho a ningún dinero del patrimonio de su padre, que estaba valorado en 450 millones de dólares. Durante la dura disputa de separación, la pareja llegó a un acuerdo y Frances perdió la icónica guitarra Martin D-18E que Kurt Cobain usó durante su legendaria actuación en el MTV Unplugged de Nirvana, en 1993.
Divorciada de Isaiah Silva, posteriormente mantuvo una relación con Matthew Cook, vocalista de The Ceremonies. Si bien esa relación también llegó a su fin, Frances volvió a encontrar el amor de la mano de un famoso skater estadounidense: Riley Hawk. Según los documentos a los que accedió el portal de noticias TMZ, la pareja obtuvo el certificado de matrimonio el 7 de octubre de 2023. La ceremonia fue oficiada por Michael Stipe -cantante de R.E.M-, padrino de Frances.
Dedicada al arte visual (la pintura y el dibujo son sus pasiones) y a salvaguardar el legado de su padre (aunque admitió en varias oportunidades que no le gusta la música de Nirvana), Frances mantiene los pies en la tierra y hoy decide resguardarse del foco mediático.
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