El próximo 14 de abril se presentará en el mítico estadio porteño donde estará acompañado por muchas de las estrellas que lo eligieron como autor de sus hits
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A los 24 años, FMK es uno de los referentes de la música urbana actual y, al igual que algunos de sus colegas, las cifras que envuelve su arte son realmente llamativas. Si para muestra basta un botón, o en este caso un clic, su tema “Tranquila” ya superó los cien millones de visitas, “Yo sé que tu” logró 78 millones y “Perdóname” alcanzó los 47 millones de views.
Claro que estos números no son más que la materialización de la injerencia de FMK en su público, razón más que valedera para que este jueves 14 de abril se presente en vivo en el mítico estadio Luna Park. “Siempre les dije a mis amigos que iba a ser el primer necochense en llegar a un millón de vistas”. FMK se refiere a la penetración de su música y de sus videos en las plataformas de entretenimiento y redes sociales. Dicen que lo que se desea fuerte, se cumple. A él le sucedió. Y superó ampliamente a aquella cifra ideal.
-¿Cómo será el show?
-A mí me interesa mucho manejar el concepto del espacio, me gusta jugar con los sonidos. Daremos un mensaje en torno a los matices de la vida. Hay que estar ahí para entenderlo. Vendrán invitados, estarán algunos de los artistas que me grabaron canciones.
FMK es el letrista elegido por músicos nacionales e internacionales como Emilia, María Becerra, Tiago PZK y Aitana. Es en ese rol donde recupera aquello que comenzó precozmente, a los ocho años, cuando escribía poesía, uno de sus pasatiempos de aquella infancia en la ciudad de Necochea donde nació: “Cuando llegaba de la escuela me ponía a escribir, pero no lo hacía a conciencia, hasta que una maestra de quinto grado me anotó en un concurso de poesía, donde salí segundo. Eso fue una gran motivación”.
-¿Te acordás que poesía habías escrito?
-Hablaba sobre una chica, pero no recuerdo el nombre.
-¿Seguiste escribiendo?
-Sí y, cuando en el 2010 ingresé al freestyle, me volqué a la improvisación.
El freestyle es esa disciplina donde la poesía nace de la impronta del momento y se dice a viva voz, a partir de ideas claras y búsqueda de sonoridad de las palabras. Complejo y muy arraigado en los jóvenes que no superan los 25 años. “Dicen que somos los nuevos payadores”, reconoce Enzo Sauthier, tal su nombre real. Algo de eso hay en esa camada de artistas que reflejan en esa impronta del momento el sentir urbano y conurbano de esos pibes muchas veces desprovistos de futuro. Aparece lo social muy nítidamente y también el amor.
“Combiné el freestyle con la escritura y luego apareció la posibilidad de hacer canciones”. Esos temas que iban apareciendo tuvieron un primero público, la familia y los amigos necochenses.
-¿Considerás que hay temas recurrentes que aparecen en tu escritura?
-Siempre me gustó escribirle a la melancolía, a la soledad y a la ruptura de pareja. Me sale mucho más fácil sentarme a escribir sobre eso que contar que me fui a una fiesta. Me surge contar que estoy hecho pedazos, aunque, con el tiempo, decidí empezar a trabajar para que lo otro también me saliera.
Dice “con el tiempo”, algo que en su caso cobra relatividad, aunque, si se piensa en aquel niño que a los ocho años ya escribía, no es menor el tiempo que lleva dedicado a volcar en el papel aquello que le acontece. Y si él se encarga de remarcar el paralelismo con la payada, mucho de la nostalgia tanguera aparece en sus creaciones, aún cuando seguía viviendo en Necochea y en lugar de los adoquines arrabaleros, la inspiración llegaba desde las marejadas iracundas de la amplia costa de su bella ciudad natal. Se trata de su propio tango, rapeado y trapeado a más no poder, y con bastante pop escabulléndose por ahí.
-¿Por qué sentís que escribías sobre desamores?
-Al escribir sobre una situación amorosa triste, también me desligaba un poco del tema. Hoy en día tengo la facilidad de poder escribir de todo, tomando lo que me surge en cada momento.
“Tranquila (tra-tra-tranquila), que hoy tu novio acá no va a venir (no va a venir) Se acostó a dormir (se acostó a dormir), tranquila (tra-tra-tranquila), que yo aprendí bien a compartir y por eso es que no soy celoso (yeah-yeah, yeah-yeah)”.
La letra de “Tranquila”, el hit donde compartió el trabajo con María Becerra, deja entrever que de la nostalgia del desamor a la infidelidad hay pocos pasos.
-Cuando escribías sobre cuestiones más dark, ¿estabas atravesando un mal momento personal?
-No, cuando pasé el momento más melancólico de mi vida es cuando comencé a escribir sobre las fiestas.
-¿Podrías determinar cuándo fue?
-No hace mucho, a principios de 2020.
-¿Qué te había sucedido?
-Cuando me empezó a ir bien con la música fue un cambio de vida muy drástico. Eso hizo que recaiga, no estaba muy amigado con la vida y caí en una depresión, lo que me llevó a salir mucho de fiesta y buscar soluciones en otros lados. Hasta me llevó a cambiar el lenguaje de mis canciones.
-¿Por qué?
-Dejé de escribir “perdóname” y pasé a mostrar lo que pasaba en las fiestas con más reggaetón. Me comenzó a interesar escribir canciones que se podían escuchar en las “previas” con amigos. En ese tiempo, iba a las discotecas y ponían mis canciones, algo que me gustaba mucho, y eso también me hizo escribir sobre otros temas más alegres. Me gusta aportar mi música para el que está mal y hablarle a esa gente, como al que está extasiado de alegría.
FMK se expresa muy bien. Un denominador común en artistas como La Joaqui, María Becerra y Rusherking, quienes manejan un buen uso del lenguaje, más allá de algunos tips o deformaciones que se ponen en juego a la hora de responder a determinados tópicos del género urbano, callejero e irreverente que les toca transitar y que genera empatía en millones de jóvenes contemporáneos a ellos que encuentran en sus artistas a pares que cumplen un rol diferente.
“Uno busca resultados, porque, más allá del arte, convivimos en el negocio de la música”, sostiene con criterio realista. El pasado 10 de marzo, el artista lanzó su primer álbum, Desde el espacio, que cuenta con canciones solistas y colaboraciones con artistas como María Becerra, Duki, Emilia, Rusherking, Tiago PZK, entre otros, e incluye “Prende la Cámara RMX” junto a Mau y Ricky, hit que alcanzó el millón de reproducciones en tan solo 10 horas.
-¿Tenés intuición sobre la repercusión de los temas?
-No siempre la canción que uno supone es la que pega más en la gente. Y me pasó que un tema que no había funcionado, alguien lo escuchó y lo impuso seis meses después de darlo a conocer.
Lado B
-El éxito suele tener una contracara no tan feliz.
-Como todo ser humano, uno tiene sus problemas, los temas de familia. Es difícil que, alguna vez, no se te nuble la visión o que se te arme una pelota de cosas que no sabés cómo sobrellevar.
-Además, en tu caso, la repercusión masiva te encontró muy joven.
-Me tocó ir aprendiendo a los golpes, me hizo pedazos y no supe cómo reaccionar. Hoy, con el diario del lunes, pienso qué hubiera hecho con la cabeza de hoy.
-Cada cosa sucede a su tiempo.
-Es parte del aprendizaje y uno trabaja para hacer las cosas con otra cabeza. A veces, cuesta, como a todo el mundo.
Su núcleo familiar está conformado por tres hermanos mayores y su madre. “Mi papá falleció hace dos años, siendo muy joven”.
-¿Llegó a verte en el mundo de la música?
-Sí, era mi fan número uno.
Dado los compromisos artísticos, FMK se mudó a un departamento en el barrio de Palermo, muy cerca de la productora que lo tiene en su catálogo de artistas. Un mundo nuevo, muy diferente a los médanos que correteaba con sus amigos, a la paz de la Necochea invernal sin invasión de turistas. “La vida en Buenos Aires es muy distinta, muy veloz, como trastabillada. No te alcanza el tiempo para nada, perdés la noción de lo que está pasando”.
Se le percibe la sensación de desarraigo. Hay algo que no termina de digerir. El éxito no sana todo. Se puede tener éxito y añorar. “A veces me llevo a mi mamá o a mis hermanos a las giras. Ahí se dan cuentan por qué pasan algunos días y no les mando mensaje, debido al ritmo de tocar en tantos lugares”.
Cuanta que recién ahora pudo amoblar el departamento de Palermo. “Lo alquilé hace tres meses y me fui tres meses. Cuesta no estar mucho en casa, no tener los espacios”.
-Son momentos.
-Sí, es así. Esta semana me calmé un poco y estoy más adentro, le tomé el gustito a estar en casa. Laburo y me voy a casa.
En ese trip ambulante también suele encerrarse en algún lugar alejado, donde se instala para componer junto a los artistas que lo buscan como proveedor de temas: “Me gusta mucho hacerlo, pero hay que tener cuidado en pensar bien para quién se escribe, porque cada artista dice de una manera distinta”.
-Se percibe una gran colaboración entre los músicos urbanos.
-Sí, también están los que compiten solos, pero, en general, somos colaborativos con el otro, a pesar de que a todos nos gusta estar primeros.
-¿Se te puede definir?
-No creo, paso del reggaetón a la cumbia y de ahí al bolero. Lo que hacemos es un nuevo lenguaje, una nueva forma de vivir la música.
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