António Zambujo y Raquel Tavares serán los protagonistas del evento que se realiza en homenaje a la música tradicional portuguesa
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Si en la Argentina gusta el fado portugués será porque en el Río de la Plata tiene un hermanito perdido llamado tango. Dos estilos, un mismo “fatum”, romántico y fatal. Nostálgico. “Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve, a enfrentarse con mi vida”, dice uno de los tangos más clásicos, que está cargado de saudade y, a la vez, de morriña fadista. Y no es pura casualidad.
Este fin de semana llegarán desde Portugal los cantantes António Zambujo y Raquel Tavares, para una nueva edición del Festival de Fado, que se realizará el sábado 16 y el domingo 17 de noviembre, en el Palacio de la Libertad (Sarmiento 151), con entrada libre y gratuita, previa reserva de tickets en la web del centro cultural.
Allí se podrá comprobar como el fado está atravesado por estos sentimientos y también por muchas otras cuestiones de la vida cotidiana, donde tampoco falta la alegría. “El fado es música popular. La gente creó el fado como una forma de expresión y cantarlo es, en esencia, cantar la vida, abarcando todas sus experiencias y sentimientos -explica Raquel Tavares, días antes de su viaje a Buenos Aires, para participar en el Festival-. No es solamente música triste; también hay fado alegre que celebra la vida y las fiestas. La gente lo canta en las calles y en los barrios. Por ejemplo, en el barrio donde vivo, Alfama, hay mucha fiesta y alegría, y yo, como cantante, disfruto enormemente de interpretar todo eso. Por supuesto, me encanta cantar sobre la tristeza, ya que soy fadista, pero el fado es, ante todo, una canción popular que da voz a los que menos tienen. La gente de Buenos Aires escucha mucho fado, al igual que tango, y tenemos muchas similitudes en la música, por lo que estoy convencida de que serán noches muy emotivas. Tengo muchas ganas de regresar a Buenos Aires, donde presentaré un concierto tradicional con instrumentos como la guitarra portuguesa, la guitarra clásica y el contrabajo”, anticipa la cantante, que comenzó su carrera musical con apenas 12 años, y a los 14 ya tenía su primer álbum publicado, Porqué canto fado.
La edición de este año busca promover esta expresión musical y la cultura portuguesa en el mundo; estará dedicada al fado y la libertad. António Zambujo y Raquel Tavares estarán acompañados por Bernardo Couto en guitarra, Joao Salcedo en piano y Francisco Brito en contrabajo. Además de los dos conciertos también se proyectará la película El Cónsul de Burdeos de Francisco Manso y João Correa, y se ofrecerá la conferencia Fado y libertad, a cargo de Rodrigo Costa Félix.
Además de pasar por los puntos ineludibles de esta música portuguesa, también habrá una conexión en estos conciertos con la conmemoración del cincuenta aniversario de la Revolución de los Claveles. La mayoría la conoce con este nombre o, simplemente, como 25 de Abril. Aquel día de 1974, hubo un golpe de estado encabezado por militares alistados en lo que se llamó, simplemente, el Movimiento de las Fuerzas Armadas, contra el gobierno de facto conocido como Estado Nuevo. Con esta acción se puso fin a 50 años de dictadura. Ese período, denominado como Segunda República Portuguesa, luego como República Corporativa o el Estado Novo también es conocido como el salazarismo, ya que fue António de Oliveira Salazar quien gobernó el país por el período más largo, 1932-1968, hasta que un accidente lo dejara fuera de las principales instancias de decisión y lo sucediera Marcelo Caetano. Puesto el punto final al régimen en 1974, un año después de la Revolución de los Claveles Portugal volvió a la vida democrática a través de elecciones libres.
“En el año en que se conmemoran los 50 años de la Revolución de Abril, no podría existir António Zambujo sin la presencia de la libertad que tan histórica fecha otorgó a la creación musical -dicen desde la organización del festival-. Libertad, esa, que se encuentra no solo en su consagrado repertorio sino también en la forma en que se presenta en el escenario para interpretar sus canciones, tocando al público con mensajes conscientes de las contingencias sociales del mundo en que vive. Zambujo es uno de los mayores representantes de la música, la lengua y la cultura portuguesa en la actualidad. Su trayectoria se afirma entre el fado y el cante alentejano, enlazados con otros géneros y escuelas musicales”.
Dice el cantante: “Mi primer recuerdo musical es escuchar a un grupo de canto popular en mi región, Alentejo (Alentejo es una de las regiones de Portugal donde hay más tradiciones fadistas y más noches de fado) y querer cantar como ellos. Poco después de ese recuerdo ya estaba aprendiendo las canciones y aprendiendo a cantar también. Mis principales influencias son la música popular brasileña, la morna de Cabo Verde y el jazz. Últimamente, he escuchado mucha música de América del Sur, además de la brasileña. Me encantan los boleros, los tangos y algunos ritmos tradicionales argentinos y uruguayos”.
En 2011, año en que el Fado fue declarado por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, se realizó en Madrid la primera edición de este festival portugués. La de 2024 se realiza, de manera itinerante, en 18 ciudades de 14 países de Europa, Asia, África, y Latinoamérica.
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