Festival Buena Vibra: el indie se adueñó de La Paternal
"¿A dónde están las pibas?", Marilina Bertoldi lanza un grito y las chicas responden en sororidad. Una semana atrás, los Eruca Sativa ponían de manifiesto la necesidad de darle más lugar a las artistas femeninas en los festivales y José Palazzo, productor de Cosquín Rock, decía que no había tantos talentos en el género para garantizar el cupo femenino.
Es sol se ve alto en La Paternal. Hay trenes que pasan. Después de una larga caminata al costado de las vías y de que un grupo de candombe pase dándole fuerte a los tambores, un puente. De fondo, una gran pileta de un club de barrio corta con el calor del camino hacia el estadio Malvinas Argentinas, donde tiene sede el Festival Buena Vibra. Unos 12.000 jóvenes se reúnen en un plan muy descontracturado. Entre cada banda que toca una detrás de otra como un reloj cronometrado, se sientan en el suelo, aunque casi no hay lugar en el predio. La música emergente mueve su propia masa y a medida que van pasando las horas, el espacio se vuelve reducido.
En total fueron elegidas 12 bandas representantes de la música indie del momento para este festival. En su mayoría se trata de jóvenes artistas con un sonido fresco, rockero, electrónico y sin prejuicios musicales -eso es de otra época-. Los millennials usan glitter, maquillaje, camisas hawaianas y hacen largas filas en los food trucks o en los puestos de hidratación -ya que la botellita de agua sale 100 pesos-. Las flores perfuman el sonido. El cupo femenino está representado por Ainda Dúo, Las Ligas Menores, Bertoldi y Sara Hebe con cantantes mujeres en sus formaciones. Incluso la rapera fue la elegida para cerrar la jornada.
Los escenarios de la parte descubierta del estadio están uno al costado del otro. Con solo girar la cabeza, el público pasa así de Ainda a Dúo a los hermanos Valdes, y después vuelve a girar para meterse en un viaje con Banzai FC. A comparación de otros festival, el Buena Vibra tiene la particularidad de que muchas de las bandas comparten seguidores y que lejos de haber un éxodo entre una y otra, el público se acumula.
Las ligas menores rockean con un sonido más punk e invitan al guitarrista de El Mató a un Policía Motorizado, que pareciera ser la banda faltante de la movida indie. Hay lugar nuevamente para el groove con los Militantes del Clímax que se plantan como banda de hip hop, recorren el escenario de lado a lado y desafían con sus letras. Y también para Los Bandalos Chinos, que salen cada vez más firmes en el escenario, y tocan varios temas de su último gran disco, Bach.
"Estás mirando el celu", con esa primera frase ,Louta hace bailar a todos. Su show es contundente, con una puesta teatral que deja a la parte musical en un segundo plano. Por momentos, la base son las pistas de sintetizadores, y los músicos se suman a los bailarines a hacer sus originales coreografías. Así, el frontman trae la propuesta más performática del under, y saca del cajón de los recuerdos temas como "El meneaito" para convertirlo en hit otra vez.
Buena Vibra tiene la particularidad de que muchas de las bandas comparten seguidores y que lejos de haber un éxodo entre una y otra, el público se acumula
El Kuelgue arranca con un espíritu mucho más fogonero para darle lugar a la total experimentación de Usted Señálemelo, que propone darle otro tempo a sus canciones y se sumerge en una travesía por momentos oscura y por otros retro como cuando sacan una versión cuidada de "Sintonía Americana" de Los Abuelos de la Nada. Los Espíritus traen psicodelia blusera a la noche. Con varios de sus temas de Agua Ardiente, Maxi Prietto y Santiago Moraes parecen ser los representantes más adultos de la escena. Con un show sólido, el Buena Vibra está por terminar. Falta Sara Hebe, quien va a ponerse aún más combativa, y quien termina de encender al público que se sumerge en un baile desenfrenado.
En las inmediaciones del estadio, los Food Trucks están iluminados por guirnaldas de foquitos, y los millennials que pasaron casi 12 horas en pie empiezan a descomprimir el espacio.
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