El documental sobre la vida y obra del tecladista nacido en Montevideo se estrenó en Buenos Aires este mes
Un año después de su estreno en Uruguay, el 15 de este mes en el CCK se proyectó por primera vez en Buenos Aires Fattoruso, la película, el documental dirigido por Santiago Bednarik que funciona como una síntesis dinámica de su biografía artística del músico nacido en Montevideo. En 90 minutos, el film cumple el objetivo de ir más allá de su trabajo en Los Shakers, recorriendo sus ocho años en Brasil -donde acompañó a Chico Buarque, Milton Nascimento, Djavan y a buena parte de la Música Popular Brasileña de primera línea-, su paso por Estados Unidos, sus conexiones con otros rincones del mundo como Japón y la influencia que tuvo sobre muchos de sus colegas.
En una escena clave, Fattoruso canta unos versos de “O Velho Francisco” de Chico Buarque y hay un primer plano a su rostro emocionado. Él no habla mucho en el documental. El guión está construido por un coro de entrevistas realizadas a su familia (madre, hijos, hija, ex novias y esposas, su hermano Osvaldo) y algunos músicos centrales de su obra, como Jaime Roos, Jorge Galemire, Litto Nebbia, Fito Páez, la troupe de Brasil y hasta un acordeonista de Santa Fe que asegura haberle prestado a Hugo dos acordeones en alguna visita en el litoral argentino. “Si hablan bien de mí ya me quedo sin gracia ninguna. Yo toco el piano, y la verdad es esa, lo que me preocupa es la música, lo demás es regalo”, dice Fattoruso a Rolling Stone en un hotel en Buenos Aires. “Con Milton (Nascimento) hace tiempo que no nos vemos, pero a los demás me los he cruzado. Algunos ni que hablar. Fito (Páez), por ejemplo, siempre me invita cuando va a tocar a Montevideo. Con Jaime (Roos) no nos encontramos tanto como se imaginan, pero cuando no nos vemos al menos nos escribimos bastante. Alguna anécdota risueña siempre nos tenemos que contar por escrito”, cuenta.
Una de las características sobresalientes del documental es su sonido, que permite apreciar mejor que nunca el material de archivo de la época de Opa, banda pionera en mixturar el jazz con el candombe y el rock. El artista uruguayo siguió de cerca esa parte técnica. “Soy bastante quisquilloso con ese tema pero la verdad es que nos juntamos y vimos que estaba todo muy bien. Me quedé tranquilo de arranque”, explica.
Más allá de algunos casos como HIT, Candombe, Charco y La línea fría del horizonte, el registro audiovisual de la música uruguaya es escaso. “Estaría bueno saber más sobre Alfredo Zitarrosa o de Mateo. Pero deberían ser realmente documentales. No como cuando hacen películas sobre grandes músicos y ponen a un actor. Eso no me gusta. Me parece una locura que un actor se siente y trate de imitar a Ray Charles. Me gusta ver un documental con el quía verdadero”, dice Fattoruso, que se siente agradecido por el reconocimiento a su carrera, pero no cree que con esta la película -nominada a los Premios Graffiti como Mejor Documental- se inicie la curva descendente de su carrera. “Recién estoy empezando”, asegura riéndose, a punto de cumplir 75 años. “De verdad te digo, estoy comenzando a estudiar unas nuevas músicas, voy a tratar de alcanzar eso que mi cerebro entiende como límite. Los amigos siempre van a hablar bien de uno. La película me alegra por Santiago y sus muchachos, pero yo no tengo mucho tiempo para ponerme a recordar, necesito ir para adelante.”