"Estoy contento con la decisión de dejar de cantar"
"Hasta acá llegué, es lo que siento". Facundo Saravia se ríe, está feliz, parece relajado. Suena extraño en un músico que está a punto de retirarse de los escenarios a los 58 años. Su padre, Juan Carlos Saravia, fundador de Los Chalchaleros, no lo aprueba. Otros amigos artistas como Yamila Cafrune y el Chaqueño Palavecino lo quisieron convencer. Vitillo Abalos, que tiene 96 años y sigue actuando, directamente no lo podía entender. "Mi padre y Vitillo son de otra época. Pueden cantar hasta el fin. Ellos vivieron otro momento y yo no tengo esa cabeza. Estoy contento con dejar de cantar. Hace cuatro años que lo vengo pensando y necesitaba salir de esto. Sentí que todo lo que tenía que cantar y decir ya lo dije".
El músico siempre fue muy respetuoso de toda esa generación que pasó por su casa: Atahualpa Yupanqui, Ariel Ramírez y Ernesto Cabezas, otro de los miembros fundadores de Los Chalchaleros. La primera vez que cantó con el grupo salteño fue en octubre de 1979 en el Festival del Limón, en Tafí Viejo, reemplazando ocasionalmente a Pancho Figueroa. "En ese momento estaban mi viejo, Polo Román y Ernesto Cabeza. Tengo una foto de esa primera vez que para mí fue como un sueño. Después Cabeza se enfermaría y es el que pide que yo cante en Los Chalcha. Es una de las personas que más admiré en mi vida", rememora.
Con Ernesto Cabeza tuvo una relación particular. Era un hombre de pocas palabras. Se ganó su respeto a pesar de mediar muchos años de distancia entre los dos. "Las veces que volvían de gira se quedaba en mi casa. Recuerdo que llegaban los dos. Mi viejo se iba a ver televisión y Ernesto se quedaba en el living tocando la guitarra. Al rato mi papá me decía: ?Fijate si necesita algo pero no lo molestes'. Yo no le hablaba. Le llevaba hielo y le servía un whisky. Me quedaba sentando mirándolo cómo tocaba la guitarra. En los ensayos del grupo lo mismo, y me tomó un cariño grande".
Facundo conoció a la generación dorada del folclore de primera mano y siempre ocupó un lugar de modestia entre esos grandes. "Yo he crecido mirando todo aquello. Había una camaradería única. Es una manera de ver el folclore que se está perdiendo. Me encantó descubrir un Carnota, un Juan Falú y gente renovadora como el Chango Farías Gómez, porque tiene que haber un cambio, pero hoy hay más baladas y más pop que folclore. No reniego ni me voy enojado".
Dice que su fuego de cantor se apagó. Muy lejos quedó aquel niño de cinco años que cuando escuchó por primera vez a Los Chalchaleros cantando en Radio El Mundo le dijo a su madre: "Algún día voy a cantar con papá". Era el mismo chico capaz de quedarse en su casa a escuchar los discos enteros de Ariel Ramírez, Jaime Torres, Los Fronterizos y Eduardo Falú. Esa generación folclórica de los sesenta que sintetizó un boom irrepetible está desapareciendo, y con ellos también lo hace una manera de hacer y sentir el folclore que Facundo Saravia comparte. "Van cambiando las formas de escuchar música, van cambiando los festivales, con todo lo bueno y lo malo".
Cuando Los Chalchaleros se despidieron fue concluyente. No quiso seguir con el grupo ni hacer conciertos tributo."Podría haber seguido cantando ese repertorio pero eso no es lo mío". También se lo ve concluyente ahora. "Quiero darle un punto final a esto de cantar profesionalmente porque ya no me divierte". ¿Cómo lo hará? Grabará un disco en vivo el 19 de mayo, en el Coliseo.
A partir de la noticia de su despedida surgieron otras actuaciones en el interior y, tras la edición del álbum, espera ofrecer en Buenos Aires un último concierto. "No voy a hacer la de Los Chalchaleros. Quiero bajar la persiana este año". Por delante seguirá ligado a la música desde otro lugar, como secretario en el directorio de Sadaic. "Desde ahí cuidaré los intereses de Yupanqui, Cerati y todos los autores. Se cierra una puerta y se abre otra".
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