Radicado en Nueva Jersey, Hernán Romero es un eximio guitarrista que despliega su arte al lado de figuras como Al Di Meola, Alicia Keys y Fleetwood Mac; llegó al país para presentar Dos hermanos, su nuevo espectáculo junto a Rodrigo G. Pahlen
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Emigró de Buenos Aires en 1983 buscando consolidar su carrera como guitarrista, cantante y compositor en los Estados Unidos, donde llegó a tocar y trabar amistad con Al Di Meola, uno de los tantos maestros que lo consideran un par. A lo largo de cuatro décadas, Hernán Romero se dio el gusto de presentarse en importantes escenarios como el del Carnegie Hall de Nueva York, entre tantos otros. Su última visita al país fue hace cinco años, cuando el mundo aún no imaginaba la inminente pandemia de covid.
Más allá de su estupenda carrera profesional, cuenta con una historia familiar rica en saberes musicales. Su madre fue la excelsa cantante Estela Rava. “Te voy a contar y lo haré por primera vez en público, cómo me enteré de su muerte”, adelanta a LA NACIÓN. Su padre es el músico y director Ricardo Romero. “Tiene 93 años y está muy bien”, sostiene el guitarrista, quien llegó al país para ofrecer dos propuestas simultáneas.
El último domingo se presentó en el espectáculo Soulcare, un proyecto diseñado por el cantante francés Yann Gaslain. “Lo conocí en Barcelona y grabé para él un par de temas de los Beatles, dado que yo he hecho mucho de ellos con Al Di Meola”. La posibilidad de estar en Buenos Aires con Soulcare lo llevó a capitalizar la llegada a la Argentina para también ofrecer su propio proyecto musical junto a Rodrigo G. Pahlen. El show lleva por título Como dos hermanos y se dará en el teatro El Cubo este miércoles 6 de marzo, a las 20.30. Allí habrá desde sonido rioplatense, hasta jazz y ese flamenco que tan bien le calza al artista.
Hernán Romero está casado desde hace 29 años con la madre de sus tres hijos. La entrevista con LA NACIÓN se realiza frente al icónico edificio del que fuera el Mercado de Abasto y él se pasea por allí con la cercanía de lo propio, pero también con la extrañeza del foráneo. Usa lentes porque durmió mal, acaba de aterrizar procedente de la nieve y el calor porteño lo abruma un poco. “Tengo voz de viaje”.
-¿Tu mujer es argentina?
-No, es norteamericana, pero también la hice de acá, la hipnoticé.
Y cuenta que Estela Raval se llevaba muy bien con ella y con sus consuegros, a pesar de los mundos tan opuestos en los que se habían desarrollado.
Estela Raval murió en 2012, cuando los hijos de Hernán Romero aún eran niños, aunque la tecnología permite mantener vivo el recuerdo de la abuela artista: “La ven todo el tiempo en YouTube y no lo pueden creer. Como hay mucho material de los cincuenta, me dicen ´¿esa diosa es la abuela?´, la ven muy diva”.
“¿Qué hace este chico?”
-¿Por qué la guitarra?
-La guitarra me eligió a mí. En mi casa había de todo, incluso piano. A los cinco años, sin saber tocar, tocaba. “¿Qué hace este chico?”, decía mi mamá. Era como natural.
Cuando tuvo edad para tomar clases -algo que sucedió desde muy pequeño- sus padres lo conminaron: “Si querés tocar, andá a estudiar”. Y así llegaron grandes profesores como Roberto Lara, con su particular técnica. “Me hacía sentar frente a un espejo con la guitarra encima, así durante horas, para verme a mí mismo y confirmar que quería hacer eso. Mi mamá me preguntaba qué me había enseñado y yo le decía ´a sentarme´”. También estudió con Mariano Moruja y con el recordado Cacho Tirao. Luego llegó la inmigración a los Estados Unidos donde, ya siendo guitarrista, ingresó a la universidad musical. “Siempre tuve mucha facilidad, fue muy natural”, minimiza el don.
Decir que Raval y Ricarado Romero han sido parte fundacional de Los Cinco Latinos -la formidable agrupación vocal e instrumental nacida en 1957- es casi una verdad de Perogrullo. La agrupación, además de ser un suceso en nuestro país, ha recorrido buena parte del mundo con un repertorio que incluía la versión en español de “Solamente tú” y hits como “Quiéreme siempre”.
La cadena Billboard los incluyó dentro de los artistas más populares de las décadas del 50 y del 60, por solo citar un ejemplo que retrata la trascendencia mundial del grupo que, cuando llegaba a Ezeiza, luego de una gira internacional, era esperado por una multitud de fanáticos. Tamaña semilla para la vocación de Hernán Romero.
-Tu familia fue influencia, ¿también mandato o imposición?
-No, elegí con libertad lo que siempre quise hacer.
-Tus padres te indicaron el camino del estudio. ¿Qué otro consejo recordás?
-Me decían que no dejara de soñar, que los sueños se cumplen.
-¿Es así?
-Creo mucho en la ley de la atracción. No se trata de soñar y sentarse a mirar televisión, pero si uno se propone trabajar en algo, se cumple. Yo cumplí el sueño de tocar con la gente que quería.
Menciona a Peter Gabriel y Alicia Keys. La carrera de Romero es estupenda, aunque no tan difundida en nuestro país dadas las tres décadas que lleva radicado en Nueva Jersey. En torno a esa cotidianidad en inglés, cuenta que Paco de Lucía le manda tortas para su cumpleaños.
-Desde ya, toda esta gente es consciente de tu talento.
-Además, siempre fui muy mandón, entonces me paraba ante ellos y daba indicaciones. Me la creo, pero no desde la soberbia, sino para mí, para crecer.
El guitarrista también recuerda que sus padres le dijeron “sé bueno con tus fans, dale todo al público”. Por eso siente la misma adrenalina cuando toca para miles de personas como para 50.
La cantante
-¿Cómo fue el vínculo con Estela Raval, tu madre?
-Pasé mi infancia observando a mi mamá, que era tan famosa y tan grande; tuve con ella una relación muy especial, era una mamá increíble y una artista que no se podía creer. Tenía nueve años y veía a mi mamá cantar en el Olympia de París o en El show de Ed Sullivan.
-¿La llegaste a ver en el Olympia?
-Claro, cantando con Gilbert Becaud. También la he visto en Nueva York y en plazas de toros en España, donde le dedicaban las corridas. Era muy grosa, pero, a la vez, una súper mamá. Tengo un Edipo con ella increíble. Grabamos juntos y éramos muy compinches.
“La vida nueva”, por el que ganaron un Grammy, fue uno de los temas que los unió. “Le grabé varias canciones y ella, en su último disco, grabó dos temas míos e hicimos un dúo. Tantas cosas lindas. Nos apoyábamos mucho, era muy compañera”.
“La Raval”, como muchos le decían, era una gran diva estelar. “Le gustaba tomar whisky, el scotch importado de Inglaterra. Era linda siempre, jamás la vi en ruleros”.
Está muy claro que la infancia de Romero y la de su hermano -instructor de rugby- y la de su hermana -una gran bailarina de tango que triunfa en el mundo junto a su marido- no fue convencional. “Podías pasar por el living y encontrarte a mamá tomando el té con scons junto a Libertad Lamarque”. También recuerda que su madre era muy amiga de Susana Giménez, “iban al bingo juntas”, y de Lolita Torres, otro prócer de la época: “Diego (Torres) era muy chiquito y, con mi hermano le pegábamos jugando. De grande me dijo ´ustedes me torturaban´”. Sandro era otra de las celebridades que desfiló por el petit hotel donde vivía la familia.
“Teníamos un mayordomo moreno, que había venido de Uruguay, y una cocinera alemana que no hablaba una sola palabra en español, pero nos hacía tortas de manzanas riquísimas”.
-En el colegio, ¿eras buen alumno o les traías dolores de cabeza a tus padres?
-Era espantoso, me metía en todos los líos. La llamaban a mi vieja y ella iba al colegio camuflada con anteojos y les decía a las maestras “el nene es un poco travieso, es activo”. Pero el reto no pasaba a mayores, siempre terminaban pidiéndole autógrafos y entradas para los shows.
-Hablabas de Edipo con tu madre, ¿por qué?
-Era un amor increíble de madre e hijo y de admiración hacia la artista. Su partida me duele, pero no me arrepiento de nada de todo lo que viví con ella. Viví lo más lindo que se puede vivir con una madre.
-Con tu padre, ¿fue igual la relación?
-Sí, lo vi anoche, está viejito, pero bien. Vive en su casa, con independencia, y creo que hasta tiene una novia.
-¿A los 93 años?
-Sí, sale con una señora. No le pregunto mucho, pero en algo anda. Vivió mucho.
-La separación de tus padres sorprendió a todo el país, ¿cómo la viviste?
-Dolió un poco, pero nunca perdí el respeto por ninguno de los dos, entendí que eso fue una cosa de pareja. Los problemas de papá y mamá lo tenían que arreglar ellos y no perjudicar mi relación como hijo. Como estaba afuera, no viví todo lo mediático que se generó.
-Nunca perdiste el vínculo con ellos, no hubo enojo.
-Jamás me metí en el medio y ellos, muy inteligentes, no me hablaban mal del otro. Fueron cuidadosos en no involucrar a sus hijos. Mi papá fue el gran amor en la vida de mi mamá, nunca estuvo con nadie más, y para mi padre, aunque tuvo otras parejas, fue igual, su gran amor fue ella. Se quisieron hasta el final.
-Ricardo Romero también es un grande de nuestra música.
-Un genio, un pensador, innovador. Inventó un sonido, Los Cinco Latinos fueron Los Plateros argentinos. Fue la primera banda latina que llegó a El Show de Ed Sullivan, en donde habían tocado los Beatles.
Las anécdotas se suceden. Aparece el recuerdo de “Cuando salí de Cuba”, un tema emblemático y recuerda el paso de sus padres por La Habana, donde también fueron un suceso.
“Una vez los llamó (Juan Domingo) Perón para cantar y quedó cautivado con la belleza de mi madre que tenía veinte años, así que la empezó a coquetear, pero, mi padre, rápido de reflejos, le dijo ´General, nos acabamos de casar, ¿no puede bendecir nuestra boda?´ Así que lo desarmó rápidamente. Evita estaba a un costado y se la quería comer cruda a mi mamá porque la veía joven y hermosa y Perón le tiraba los perros”.
-Tus padres no se metieron nunca en política.
-Jamás. Ellos hacían música.
El ejemplo siempre le llegó desde las entrañas de su casa, aún cuando se trataba de cuestiones artísticas. “Cuando quise tocar en la banda de mi madre, me dijo que debía audicionar. El director musical me tomó una prueba y, en determinado momento, me pidió que hiciera un tema en otro tono, quería ver si lo podía transportar y no pude; entonces no me aceptaron, no estaba preparado para irme de gira con ellos”.
-¿Qué dijeron tus padres?
-Se lo bancaron, no había acomodo. Al año siguiente, superé la prueba y pude viajar. Mi padre fue muy exigente, me hacía dictados de solfeo, había que saber leer una partitura, todo era de verdad.
La peor noticia
-Viviendo lejos, ¿cómo transitaste la enfermedad de tu madre?
-Era una persona con mucha luz, creo que se fue porque la querían en otro plano. Ayudaba mucho a la gente, era extraordinaria. Cuando cantaba “Resistiré”, que era un himno, se le acercaban personas que padecían su misma enfermedad y ella les tiraba buena energía. Un concierto de mi mamá era como ir a una iglesia, la gente la adoraba.
-¿En qué consistía su ayuda solidaria?
-Participaba en todo tipo de acciones en torno a la prevención y el tratamiento del cáncer; también ayudaba mucho en Caritas. Se involucraba, era muy generosa. Lo mismo hizo con la familia, ayudó a todos.
-Cuando falleció, ¿estabas en los Estados Unidos o en nuestro país?
-Estaba en Inglaterra y me pidieron que me viniera para acá lo antes posible; lo mismo hizo mi hermana, que estaba bailando tango en Europa.
-¿Llegaste a verla consciente?
-Sí, estuve una semana con ella.
-¿Cómo fueron esos días compartidos?
-Ya estando internada me pedía que le pusiera música y cantaba.
Entre los temas que escucharon juntos estaba “Mira el sol”, la última grabación compartida. “También me pedía escuchar a Bach, un poco de todo”.
-¿Recordás los últimos instantes de vida de tu mamá?
-Te voy a confesar algo. Con ella ya dormida, el día que iba a morir me tomé un avión y me fui. No quise asistir a su velatorio, a pesar que fue con todos los honores en la Legislatura. Cuando llegué a Ezeiza para volverme, en los monitores del aeropuerto leí “murió Estela Raval”. Así me enteré. Fue bravo, me senté en un banquito y me quedé un rato solo. Cuando llegué a los Estados Unidos, les dije a mi mujer y mis hijos que nos iríamos una semana a Boston para alejarnos de todo. Estuvimos una semana en un hotel en el medio de la nada, escuchando su música y llorando. Fue difícil.
-Llevó una vida y una carrera intachables.
-Fue un ejemplo y una personalidad muy querida en la Argentina, un amor que sigue aún hoy.
-Nunca dejó de lado su humildad.
-Jamás, aunque tuvo logros como obtener el Grammy a la excelencia, igual que Michael Jackson.
Hernán Romero, por su parte, cosechó cuatro nominaciones para el Grammy y fue ganador de un Emmy 2023 por la música del programa Taste Of History de la cadena PBS, lo cual habla de su valía como artista.
En vivo en Buenos Aires
Rodrigo G. Pahlen es pianista, armonicista y compositor. Nació en Zúrich, Suiza, pero sus padres son uruguayos. En nuestro país, se habló de él hace dos años cuando acompañó a Juana Viale en la pieza teatral Tráfico, que se ofreció en Madrid. “Haremos música de él y mía, cincuenta y cincuenta”, adelanta Romero.
“Hicimos un disco que sacamos del mercado y ahora vamos a reeditar en vinilo”. Flamenco y fusión definen, en parte, aquello que hará Romero en la presentación del miércoles. “Con Rodrigo (H. Pahlen) tenemos muy buena onda, pero me ha pasado tener que subir a tocar con gente con la que no tengo química”.
No fue el caso de lo último que le tocó hacer en los Estados Unidos. Como al pasar, desliza que acaba de tocar en el homenaje a Paco de Lucía junto a Al Di Meola en el Carnegie Hall de Nueva York: “Es un teatro muy imponente y en el escenario estaban todos, El Cigala, Jorge Pardo, los mejores del flamenco y yo ahí metido. Me miraban como diciendo ´¿qué hace este acá?´, pero cuando toqué, les gustó mucho y se sorprendieron que tocara sin uñas, solo con las yemas de los dedos. Me gusta tocar con la carne, no me interesa depender de nadie ni de nada. Soy geminiano, quiero ganar, es todo un problema porque la guitarra te gana siempre, pero moriré peleando”.
-Me parece que le venís ganando a la guitarra.
-Eso jamás, nunca le ganás al instrumento porque, cuando más sabés, el límite se eleva cada vez más. Estamos empatados.
-¿Sos un insatisfecho?
-No, soy exigente. Si grabo un disco, lo puedo escuchar recién a los dos año, porque siempre quiero cambiar algo, me aburro rápido.
Antes de irse, Hernán Romero dice como al pasar “también toqué con Fleetwood Mac y desliza que nunca pudo aceptar el convite de Mercedes Sosa para tocar con ella debido a las permanentes giras que lo alejaban del país. Su año continuará en Panamá, Lituania “un lugar al que voy mucho”, y diversos puntos de Europa. Las menciona como “giritas”, pero son tours enormes donde cosecha grandes críticas.
-Más allá de los conciertos, ¿cuántas horas estás con la guitarra en la mano?
-Cero, soy medio Ninja, ni siquiera caliento antes de los shows. Hago música todo el tiempo, pero no me pongo a estudiar. No tengo una rutina de ocho horas diarias.
-¿En qué estás trabajando ahora?
-Estoy abocado en un nuevo disco que se llama Nuevo mundo, lo compuse grabando melodías en el celular y luego las llevaba a estudio. Además, le estoy preparando un tributo a mi mamá.
-¿Cómo será?
-El material tendrá los temas de ella cantados por mí, con mi onda.
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