Entre hits y breves guiños a sus vidas pasadas, Andrés Calamaro celebró su propio legado en el Movistar Arena
El cantautor, de 61 años, repasó grandes momentos de su discografía en solitario, dejando en claro que se encuentra en un gran momento como intérprete
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La obra solista de Andrés Calamaro ha cosechado suficiente cantidad de hits como para que cualquier repaso de su repertorio incluya, se quiera o no, una selección de grandes éxitos que calaron fuerte en el imaginario del rock nacional. En su regreso al Movistar Arena, el autor de “Mi rock perdido”, se permitió hacer una revisión por su carrera en solitario que no necesitó moverse demasiado de las últimas dos décadas y media de su output creativo para convertirse en una celebración masiva en las dos horas que duró su presentación en Villa Crespo. Y si bien las últimas páginas de su discografía lo encontraron revisando su pasado (Dios los cría, con una selección de duetos que va de Julio Iglesias a Sebastián Yatra pasando por Julieta Venegas y León Gieco, y una reedición completista de Honestidad brutal), su show del jueves por la noche evitó las reformulaciones creativas y apostó al purismo interpretativo.
Secundado por una banda de músicos de precisión quirúrgica (Germán Wiedemer en teclados, Mariano Domínguez en bajo, Julián Kanevsky en guitarras, y Martín Bruhn en batería), Calamaro dio comienzo a un show que parecía tener a lo más reciente de su cantera compositiva como eje central, con “Bohemio”, “Cuando no estás” y “Verdades afiladas” como muestra de los últimos diez años de su presente artístico. Ahí nomás, el rock aflamencado de “Para no olvidar” fue la primera concesión de su pasado al frente de Los Rodríguez, a la que le siguió el festival guitarrero de “Me arde” y la marcialidad de “All You Need Is Pop”, con la misma rigidez con la que fue grabada en El Salmón.
Después de que Zoe Gotusso se acoplase para un dueto de sensibilidad a la vista en “Tantas veces” y de que “Rehenes” volviese a encender al público, “Los aviones” (dedicada a la memoria de Wilko Johnson, a quien Calamaro refirió como “un innovador de la guitarra”) apostó por el intimismo de madrugada somnolienta, un clima que colisionó de frente con el fervor mundialista de “Maradona”. Y justo cuando una versión a piano y voz del clásico de Los Panchos “Espérame en el cielo” parecía anticipar un volantazo en el repertorio, lo que siguió de ahí en más fue escalando en intensidad emotiva. La primera muestra llegó con “Estadio Azteca” y su ya clásica cita al Martín Fierro, y siguió con “Tuyo siempre”, en cuya coda sonó el leit motiv de “Mil horas” a modo de guiño, la única referencia en la noche a su pasado con Los Abuelos de la Nada.
Unidas por un redoble de la batería de Bruhn, “La parte de adelante” y “Loco” fueron dos caras de una misma moneda, antes de que Calamaro y su banda hicieran propia “Para siempre”, la canción que el músico grabó junto a Los Ratones Paranoicos en 1999. La elección dejó el terreno listo para la última cuota de canciones de Los Rodríguez, representada por “Mi enfermedad” y “Sin documentos”, con “El salmón” como encargada de mantener al público encendido a fuerza de licks de guitarras cruzados entre Calamaro y Kanevsky. Después de que “Flaca” y su final con una zapada santanesca parecieran sugerir una despedida de emotividad contenida, el riff de “Alta suciedad” se impuso de manera monolítica.
Como tantas otras veces, la melodía circular de “Paloma” parecía ubicada en la lista para formalizar la despedida del reencuentro de Calamaro con su público porteño. Casi sin retirarse del escenario, el músico y su banda plantearon a los bises como una dicotomía de climas. De un lado, la fragilidad de “Crímenes perfectos”; del otro, la bulla valvular de “Los chicos” y su homenaje a los colegas y esos “amigos que se fueron primero”, con imágenes en las pantallas de Sandro, Federico Moura, Palo Pandolfo, Mercedes Sosa, Pappo, Gustavo Cerati, Luis Alberto Spinetta y Diego Maradona. Entre una instancia y otra, la prueba de que Calamaro está en su mejor momento como intérprete, y cuenta con canciones de sobra para demostrarlo.
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