En Vélez: Maluma revalidó el fanatismo de su público argentino
El artista colombiano pasó por Buenos Aires para dar un concierto en el marco de la gira que viene realizando, Papi Juancho Tour
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A pesar de que sus gafas eran muy oscuras, el público intuyó que su ídolo estaba emocionado. Visto con ojos menos pasionales (y con una buena dosis de malicia) se pudo pensar que era demasiado temprano para andar a moco flojo en el primer tema. Pero también se lo pudo tomar como parte del show. Maluma miró al cielo, se persignó, dijo gracias en voz baja. Luego amagó con volver al micrófono y retrocedió en señal de que, por la emoción, todavía no estaba preparado. Y así le volvió a quitar otro suspiro a sus fans.
En el campo, las plateas y tribunas hubo desde elecciones “cashual” a los outfit más producidos. Desde los jeans a los ajustados pantalones de cuero sintético o las polleras cortas y el maquillaje cuidadosamente trabajado sobre los rostros. Maluma no se quedó atrás. Apareció con un traje de piloto de carreras, que en su espalda decía Juan Luis 28, por su nombre real y su edad. Y las ocho bailarinas que lo acompañaron lucieron animal print con diseño de leopardo.
”Argentina, ¿están listos?”, fue el primer grito que largó. Y claro que sí. Ya en ese primer tema, “Hawái”, el público le regaló un coro potentísimo de su estribillo. “Puede que no te haga falta na’, aparentemente na’ / Hawái de vacaciones, mis felicitaciones. / Muy lindo en Instagram lo que posteas / Pa’ que yo vea cómo te va”.
“Es un honor estar de regreso después de cuatro años, por este fucking Covid. Y cuando vine por primera vez decían que no tenía fanáticos en la Argentina, pero miren lo que está pasando ahora”, dijo. Las fans -que tiene en cantidad y de varias generaciones- cantaron y sus bailarinas se movieron con sensualidad. Maluma (detrás del personaje que echa a rodar sobre el escenario), juega mucho con eso. Su provocación tiene diferentes alcances, y va desde lo políticamente incorrecto hasta ciertos toques bizarros. Es decir: desde frases que en sus canciones pasan apenas advertidas pero que fuera de ese contexto llaman la atención, hasta cuando aparece en las pantallas un doberman robot con un corazón lumínico que se enciende y se apaga y lencería íntima entre los dientes.
Minutos después, el anfitrión aceleró su repertorio de canciones machacosas. “Si se la saben, cántenla conmigo”, propuso y abrió la puerta al primer popurrí. “No soy malo, pero por ti me puedo volver / Tú eres el error que yo con gusto quiero cometer /¿Qué clase ‘e visaje? / Como ese culo levanta ese traje…”, entonaba Maluma, en ese punto en el que el reggaeton y el trap se dan la mano.
El repertorio transcurrió la mayor parte del tiempo por un mismo andarivel sonoro. Todo muy percusivo, pero sin perder el condimento melódico. El matiz llegó a los 40 minutos, con una balada. “Que noche tan bonita. Se siente muy especial estar de regreso y encontrarme tantas caras conocidas. Este momento lo quiero aprovechar para agradecerles a ustedes. Mi carrera es hoy gracias a la Argentina. Me he encontrado con todo tipo de público pero ustedes son los mejores fanáticos del mundo. Obviamente soy colombiano y amo mi tierra, mi país. Pero sí vale decir que aquí se siente como en casa. Gracias por su cultura, por su comida, por su vino y, obviamente, por estas mujeres tan espectaculares. Este es mi momento favorito del show. Porque no todo es perreo y baile. También hay espacio para las personas que creemos en el amor. Argentina, ¿creen en el amor? ¿Cuántos de los que están aquí hoy están enamorados? A esas personas que creen en el amor les quiero dedicar esta canción. Creo que la pandemia sacó lo mejor de mi y de todos”, dijo antes de entonar “ADMV” (sigla que refiere a una parte de la canción: amor de mi vida).
Más tarde se escuchó “Borro cassette”, que tiene un tono reggae. ”Vamos a ver dónde están los reales fanáticos. Solo hice esto en mi concierto de Medellin”, explico para comenzar un medley que incluía temas del comienzo de su carrera. Algunas fueron apenas tarareadas; otras, como “El perdedor”, las fans la sabían muy bien. “Dime cuál fue mi error / si mi único delito solo fue amarte. /Hoy soy el perdedor, él me ha robado el truco para enamorarte”.
En el bloque siguiente invitó a su compatriota Blessd, que lo acompaño en “Imposible” y luego lo dejo solo para “Medallo City”. Así, Maluma aprovechó para un cambio de vestuario. Apareció con un mameluco negro brillante, con la parte superior a modo de chaqueta motoquera. “Esta canción cambio mi vida”, dijo en ese nuevo segmento del show y arrancó con “Felices los 4″, tema que se escuchó también en la voz del público, en todo el estadio.
“¿Que más le puedo pedir a la vida? Tengo salud, mis amigos y los mejores fanáticos del mundo”, dijo y en seguida redobló la apuesta. “Uno de mis sueños mas grandes era poder llenar un estadio. Gracias a ustedes hay comida en mi casa”. Y ya en los últimos minutos del espectáculo se trasladó a un segundo escenario, armado en el medio del campo, detrás de la consola de sonido, para que también quienes que estaban en la popular pudieran verlo. Una manera de mostrarse cerca de aquellos que había pagado las entradas más económicas y no solo de los privilegiados del sector VIP. De ese modo terminó un show de algo menos de dos horas.
Por momentos Maluma parece estar en la línea de artistas como Ricky Martin, pero con rasgos de pertenecer a otra generación, con menos coreografías y más protagonismo de la canción. Traspira cada camiseta que luce y pone siempre a su voz por encima de todo adorno (y de eso no falta, por el trabajo en las pantallas, el humo, las luces y las explosiones) y da un show que transcurre a buen ritmo, siempre proyectado de manera complaciente hacia sus fans.
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