En Okupas, la música de Luis Alberto Spinetta brilla como un protagonista más
La serie dirigida por Bruno Stagnaro, que acaba de llegar a Netflix, tiene una poderosa banda de sonido marcada a fuego por la música del Flaco Spinetta: canciones de Almendra, Pescados Rabioso y de su primer período solista se muestran tan actuales como urgentes en la ficción que lidera Rodrigo de la Serna
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Veintiún años después de su estreno en la Televisión Pública, la serie de culto Okupas alcanzó estatus internacional con su estreno el 20 de julio en Netflix. Dirigida por Bruno Stagnaro, cristalizó el pasaje de los noventa al nuevo siglo en la vida errante de cuatro chicos de clase media en descenso vertiginoso. Las aventuras de Ricardo (Rodrigo de la Serna), El Pollo (Diego Alonso), Walter (Ariel Staltari) y El Chiqui (Franco Tirri) llegaron al streaming con un remix de la imagen y el sonido. Con fondo de rock argentino y música original a cargo de Santiago Motorizado, Okupas 2021 resulta una puerta fascinante al mundo de Luis Alberto Spinetta. Almendra, Pescado Rabioso y sus primeros pasos como solista están presentes en el soundtrack (casi un tributo a las Bandas Eternas, faltó Invisible) que pone en primer plano el heroísmo estético de los primeros 70.
“Toma el tren hacia el sur” (Almendra, 1970). De manera literal, este boogie expandido y aceitoso que se escucha en el doble de Almendra suena cuando los cuatro okupas se suben al tren Roca en la ruta de un dealer para una noche iniciática para Ricardo, el menos curtido del grupo. El disco que se conoce como Almendra II aunque no tiene título iniciaba su viaje pos-psicodélico con esta miniatura on the road de Spinetta: “Pásate un peine y usa la boina roja/Compra los diarios, compra dulce de leche/Tomá el tren hacia el Sur”. El sur es aquí la Patagonia, en concreto El Bolsón, donde el grupo había visitado una de las primeras comunidades hippies. La boina roja es la del Che, un “híper-beatle”, a decir de Spinetta.
“Dulce 3 Nocturno” (Pescado Rabioso, 1972). Pescado Rabioso parece ser la banda fetiche de Bruno Stagnaro que arma una suerte de grandes éxitos de la segunda de las bandas eternas de Spinetta a lo largo de la serie. La inclusión de una ráfaga de “Dulce 3 Nocturno” ambienta una panorámica urbana subrayada por el clima intimo y místico de esta canción acústica. La tercera canción de Desatormentándonos, el tremebundo debut de Pescado, fue compuesta por el trío que formaban Spinetta, Bocón Frascino y Black Amaya (ex Pappo’s Blues) con Luis y Bocón alternando en la primera voz. Es uno de los aportes más volados al fogón setentista (hay Sui Generis, Vox Dei) que arde en la serie.
“Me gusta ese tajo” (Pescado Rabioso, 1973). Editada como la cara A de un simple previo a la salida de Pescado 2 (adelantado en la cara B con “Credulidad”) este tour de force al que el feminismo hoy le pondría la lupa es acaso la canción más conocida de Pescado (en la era streaming no llega al top ten en Spotify) aunque no formó parte de ningún álbum original. Se la incluyó en el recopilatorio Lo Mejor de Pescado Rabioso (1976) y luego se incluyó en el tracklist de la reedición de Desatormentándonos en vinilo de 1985. Cuando el primer disco de Pescado llegó al CD pasó a tener estatus de bonus track con “Post-Crucifixión” y “Despiértate Nena”, una trilogía de hard rock modulada por el lirismo spinettiano. Fue censurada por la Dictadura en 1977.
“Mi espíritu se fue” (Pescado Rabioso, 1973). Uno de los últimos vestigios de psicodelia y space folk en la primera etapa del rock argentino. Cerraba el lado C de “Dos”, el segundo disco del doble álbum según lo había escrito Spinetta en esa suerte de auto-fanzine que se incluía en el vinilo original. De matriz acústica, aunque la guitarra eléctrica de Lebón estalla hacia el final, parece reunir el espíritu de improvisación de Almendra 2 con las extravagancias esotéricas de Spinettalandia y sus amigos (La Búsqueda de la Estrella), el primer disco solista de Spinetta y uno de los más experimentales (y olvidados) de su discografía. Otro aporte de Frascino (que murió en 2020) a Pescado Rabioso aunque ya no era parte del grupo cuando este álbum doble llegó a las disquerías. “Palabras de la eternidad de los objetos. Voces y silbidos de lo desconocido. El amor sigue. Es la guía”, dejó escrito Luis al borde de la letra en el ¿booklet?
“La cereza del zar” (Pescado Rabioso, 1973). La intro folk a dos guitarras con las voces de Spinetta y Lebón en bloque (muy a lo Crosby, Stills & Nash) pasa también como una ráfaga en una escena inespecífica de Okupas. Un minuto con cuarenta y siete segundos de luminosidad pura que Spinetta explicaba así: “La redondez teórica de los ambientes imaginados no puede tener sino en la Rusia zarista la conmoción más psicodélica-folklórica. En este caso es la de los niños mirando por la ventana a un zar arrojando la cereza y esta simplicidad jamás podría inquietarle y hechizarle como a ellos”. ¿Quedó claro?
“Corto” (Pescado Rabioso, 1973). Más corta resulta, justamente, “Corto” en el cierre del lado D antes de la excelsa “Cristálida”. ¿Pero qué no es excelso, cumbre, en este segundo opus de Pescado Rabioso que sonoriza el rumbo errático de los okupas? Un minuto cuarenta aquí alcanzan para causar una conmoción extática, con Spinetta en el extremo de sus agudos subido al órgano Hammond de Carlos Cutaia en plan ultra barroco. Una pieza sacro-profana que está entre lo más raro del songbook spinettiano. “Luis me la pasó con la guitarra y me pidió que le diera ese clima con el órgano”, recuerda hoy Cutaia. Todo giraba en torno a la amenaza atómica, insumo para otras canciones como “El hombre restante”, de Tanguito. “Esperemos que no nos destruyamos cuando las ciencias estallen por determinarnos”, escribía Luis en la página dedicada a “Corto” en la que había dibujado, claro, una bomba.
“Viajero Naciendo” (Pescado Rabioso, 1973). El último aporte del doble de Pescado en esta playlist se escucha cuando los okupas, en otro tiempo, deciden llevar a cabo la propuesta imperativa de los Almendra: tomarse el tren hacia el sur patagónico. Otro vestigio de psicodelia en una de las canciones más sixties de Pescado Rabioso (esa alegría pop que ya se había perdido) que deriva hacia el final en otro ejercicio modélico de psicodelia. Como en una obra cinética de Julio Le Parc, la estructura se deforma en la contemplación (escucha) y se desarma (desestructura) en la palabra “perla” repetida por Spinetta como si hubiera perdido todo su sentido. Son los detalles que hacen de Pescado y sus contemporáneos algo único porque este hard rock extraviado del fin del mundo no se parecía a nada.
“Superchería” (Pescado Rabioso, 1973). A Okupas le llega el turno de Artaud, por lejos el disco más venerado de Spinetta y el más escuchado de Pescado Rabioso (aunque se sabe que fue casi un ejercicio solista) en la era streaming. Si bien los escenarios de la serie parecen tener poca relación con esta música que expresó el punto más alto de la contracultura en Argentina, hay una correspondencia de intensidad y aura entre la vida de los personajes y el Spinetta de los 70. “Siempre temblar/nunca crecer/eso es lo que mata tu amor” sentencia la voz cuando la canción cambia de velocidad en un arranque proto-punk rarísimo. Parecía que con canciones como esta (heredadas en la obra de Palo Pandolfo) Spinetta había tocado el punto Everest: faltaba Invisible.
“Todas las hojas son del viento” (Pescado Rabioso, 1973). No es que haya sido un hit porque esa categoría no se correspondía del todo con el alcance que el rock argentino tenía hacia 1973, pero sí esta es definitivamente la canción de Spinetta (junto con “Muchacha Ojos de Papel”) que cualquier iniciado había escuchado de alguna u otra forma. Hoy permanece como la canción más escuchada de Pescado Rabioso en Spotify (12.137.338 clicks) y es la más representativa de ese álbum diseñado para no encajar en las disquerías (en la virtualidad la intención contracultural se desvanece). No es casualidad que la destinataria de ambas canciones haya sido Cristina Bustamante, la misma del electrizante “Blues de Cris”.
“Canción para los días de la vida” (Luis Alberto Spinetta, 1977). En el último capítulo de la serie se escucha lo más contemporáneo de Spinetta en Okupas que es de…1977. Siete años entre el segundo disco de Almendra y su segundo disco solista (que tocaba en vivo con el nombre de Banda Spinetta) llamado A 18′ del sol (casi un título de la colección sci-fi Minotauro) pasaron en este recorte del soundtrack de la serie y parecen muchos más. Disuelto Invisible, Spinetta profundiza en este álbum su acercamiento al jazz-rock aunque se reservó esta suite acústica para mantener la canción a refugio. “Tengo que aprender a ser luz” había cantado entre arpegios y en eso debe estar. Iluminando.
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