Lollapalooza Argentina 2024: la cruza del trap con el tango, la versión “canadiense” de “Gracias a la vida” y el vértigo de Blink-182
Es la novena edición del histórico festival creado en Estados Unidos por Perry Farrell; también se presentaron este viernes Juliana Gattas, Ysy A y Catriel y Paco Amoroso
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Después de la cancelación en 2023, Blink-182 finalmente dio su show como acto principal de Lollapalooza Argentina. Y el trío que conforman Travis Barker, Tom DeLonge y Mark Hoppus dio todo lo que se esperaba de ellos: nostalgia, arenga, los hits que poblaron MTV en el cambio de milenio y la presencia en escena de quienes saben cómo tocar en un festival.
Luego de que se escuchara un fragmento de “Así habló Zaratustra”, de Richard Strauss, a modo de intro, Blink-182 puso primera con “The Rock Show”, canción y declaración de principios por lo que vendría. Unos minutos después, la cuota de demagogia y humor: “Primero gracias y segundo Francia” marcó la tónica de la noche: Blink-182 es una banda de festejo. Por eso metieron fuegos artificiales, humo y láser en todo momento, sobre todo para apuntalar el tridente de temas más actuales (“More Than You Know”, “Edging” y “Dance With Me”).
Pequeños solos de batería, chistes con la palabra “tetas” en un español dudoso, pedido de celulares en alto y citas a los Ramones y TLC redondearon la propuesta de una banda que, en términos de performance se mostró muy superior a sus contemporáneos The Offspring, que habían tocado en el mismo escenario un rato antes. “All The Small Things” casi sobre el final marcó el momento de mayor agite del festival. Una cucarda buscada y trabajada para saldar la deuda. No sin antes recomendar al público que se quedara a ver a Diplo, el encargado de cerrar oficialmente la primera jornada del festival.
Un viernes soleado
Apenas pasado el mediodía, los fantasmas de la lluvia se habían disipado. Luego de tantos días de tormenta, el cielo dio una tregua y para las 13 de este viernes los escenarios de Lollapalooza Argentina 2024 ya estaban en marcha y el césped central del Hipódromo de San Isidro se manifestaba como una reluciente cancha verde.
En las primeras postales se pudo ver gente de todas las edades y looks. Desde ese segmento adolescente y joven, que es el que suele ser mayoría en este festival, hasta algunos de mayor edad, que llegan atraídos por alguna banda más añosa, o en plan de “vine a acompañar a” (léase: hijos, sobrinos y etcéteras).
Solo quedaban unos charcos que poco a poco se fueron evaporando. Los más “madrugadores” pudieron ver los shows de Paula Prieto en el escenario Flow, Mujer Cebra en el Samsung, que puso su energético rock, y Juana Rozas en el Perry’s, que le dio el toque discotequero a este escenario que se caracteriza por lo electrónico. Además, se despachó con un comentario final: “Aguante la cultura nacional y la industria nuestra. Abajo Milei -dijo apuntando el pulgar hacia abajo-. Te odiamos Milei... Si estás mirando...”. Un rato después, alguna ligera cita beethoveniana, un cover de Talking Heads y un final metalero sonaba en el escenario Flow, en la voz de Daniela Milagros, enfundada en un outfit muy dark.
Daniela cedió el escenario a Winona Riders, banda que cultiva un rock de vieja escuela, que tiene una muy buena prédica entre sus seguidores y que hizo un show de menor a mayor, con un final estridente y contundente. Al otro lado del predio, la que comenzaba a desandar su repertorio era Juliana Gattas, también con una estética sonora vintage, que toma del tecno-pop de distintas épocas y, sobre todo, ofrece un show que en el Lolla se mostró como un apéndice de su proyecto original, Miranda!, ese que comparte con Ale Sergi.
Mientras unos artistas tomaban la posta de otros que terminaban sus shows, parte del público se dedicaba a hacer recorridas por todo el predio. El sector para los chicos, las propuestas ecologistas y el sector de comidas, donde la mayoría se dedicaba primero a estudiar detenidamente cada menú y, sobre todo, los precios, antes de acercarse a cada mostrador.
Antes de Ysy A y Catriel & Paco Amoroso, Evlay aporta en el Perry’s la primera cuota fuerte de cultura urbana. El proyecto electrónico del productor Facundo Yalve (sí, Evlay es Yalve al revés) se presenta en vivo en trío, con el productor detrás de una consola y tocando guitarras, secundado por un baterista y otro DJ y productor que también toca bajos. Las voces de sus canciones, como la de “Investido”, en la que cantan Wos y Santiago Motorizado, se disparan desde una pista. Un buen set, bailado y celebrado.
Ysy A, uno de los traperos más convocantes de la escena nacional, sorprendió en el comienzo de su set con un show tanguero: bandoneón, contrabajo y la voz de Cucuza Castiello. La fusión de trap y tango resultó tan arriesgada como acertada, un muy buen comienzo para preparar al público para lo que sí esperaba: la catarata de rimas enérgicas y catárticas que caracteriza al frontman.
Para la época en la que Argentina entraba en etapas definitorias del Mundial que terminó ganando, Ysy A se hizo viral por un video sacado de contexto en el que pedía que su público dejara de cantar eso de que “El que no salta es un inglés”. En épocas de posverdad y descontextualización, se lo acusó de antiargentino. Justo a él, el primer trapero en ponerle bandoneones a un tema, en revindicar al tango, en invitar a Cucuza Castiello a su escenario, para que en los primeros minutos de su show juntos interpretaran “Y CUÁL?”, con una mini orquesta que incluía, además de bandoneón, violín, contrabajo y guitarra criolla. Pero Ysy A nunca deja de hacer trap, lo nutre con otros sonidos, pero es, antes que nada, un rapero de pura cepa en busca de flows imposibles.
Después de que Cucuza se retirara del escenario agradeciendo “por darle lugar al tango” (algo que en Lollapalooza puede rastrearse a los homenajes a Piazzolla que hiciera Escalandrum allá por 2019), Ysy A siguió como siguen los shows de trap: pistas disparadas y él solo en el escenario. “Hidro”, de ANTEZANA 247, aquel álbum de 2018 con el que probó que lo suyo es hacer discos, marcó el tono del resto del set. Los temas de EL AFTER DEL AFTER, su último larga duración, pusieron de manifiesto que también puede sumar música electrónica a sus beats, porque su flow es a prueba de todo. “Los amo Lollapalooza, mi amorrr”, se retiró gritando. Y marcó la R hasta romperla, porque cambiar la R por L no es de argentino.
¿Importa la música ejecutada en vivo en este tipo de festivales? La discusión parece agotada luego del ¿show? que dieron Catriel y Paco Amoroso. No, no importa. Se subieron al escenario con dos batas, avisaron que en lugar de tocar iban a darle play al nuevo disco (aún inédito) y armar una fiesta, una listening party. Así lo hicieron. De un lado su DJ, Anita B Queen, puso a sonar las canciones de BAÑO MARÍA, del otro un barman repartía tragos a las decenas de invitados y en el medio Catriel y Paco se metieron a un jacuzzi para también escuchar el disco que saldrá recién en abril.
Tomaron helado, sumaron chicas en bikini, un cura les dio una hostia que pareció causarles el efecto de una pastilla y terminaron revoleando patos y pelotas inflables al público. Del disco que sonó puede decirse que suena a trap, reggaetón, house y un poco de todo, como si hubieran tomado la fragmentación constante del EDM para hacer su propio pastiche híper pop. Pero si por algo será recordado su performance es por poner de manifiesto que en Lollapalooza un artista (dos en este caso) pueden meterse en un jacuzzi no cantar ni tocar una sola nota y que nadie salga espantado. Solo faltaban dos deformes para evidenciarlo.
Gestos de sorpresa fueron los de la estadounidense Fletcher, ante los cantitos de cientos de fans, que se agolparon frente al escenario Samsung para escucharla. Su música, amable para la tarde que se hacía cada vez más soleada, habrá calado hondo en ese público mayoritariamente adolescente. A pesar de que comenzó a llamar la atención hace un lustro, cuando lanzó “Undrunk” en 2019 ésta fue recién su primera visita a Sudamérica, según contó en una breve pausa de su show. Y, sin duda, ese “Olé, olé olé, Fletcher, Fletcher” que se llevó en sus oídos resultó un buen regalo anticipado a los 30 años que estrenará en menos de una semana.
Cerca de las cinco de la tarde, mientras el predio empezaba a completarse, Fletcher se despachó con algunos de los hits que la consolidaron como una estrella pop en ascenso, como “Girls Girls Girls”, en la que refresca a Katy Perry retomando algunos versos de esa oda a la diversidad que es “I Kissed a Girl and I Like it”. “Es mi primer show en siete meses, estuve muy enferma”, contó hacia el cierre sobre el diagnóstico de la enfermedad de Lyme que recibió la cantautora en 2023. “Tuve que curarme y quería asegurarme de reencontrarme con mi público siendo una versión más fuerte y mejor para ustedes”, apuntó antes de presentar “Better Version”. Entre elogios al público y palabras de amor, la estadounidense recorrió la distancia que la separaba de su público y se acercó a las vallas para interpretar “Bitter” junto a sus seguidores.
Electrónica a la luz del día
Durante sesenta minutos, Peces Raros cambió el huso horario del Lollapalooza. El cielo había empezado a mostrar las primeras señales de inestabilidad, pero todavía era de día cuando el dúo platense se subió al escenario Alternative para generar un clima de cuatro de la mañana a plena luz del día. Un show en vivo de Peces Raros suscita la pregunta: ¿es una rave con guitarras o un show de rock que podemos bailar?
Esta tarde de viernes, el dúo presentó una versión de la banda ampliada, con una batería que refuerza lo que de banda de rock tienen, acentuando los beats y ofreciendo una presencia en escena que se despega de cierta ligereza de un DJ set. Al mismo tiempo, los patrones de ritmo que hipnotizan y las frases que se sueltan como mantras antes del drop devuelven al público a la confusión: Peces Raros se para justo en el borde del planteo de una fiesta electrónica y el de un concierto de una banda de rock.
Siguieron en el set “Oscuro”, “Fabulaciones”, “En efecto” y “Girando en falso”. A pocos días de presentar “Desaparecer”, Consolo y Viera demostraron que no necesitan de la complicidad de la noche para generar el clima ravero que hoy los distingue del resto de la escena rockera nacional, pero tampoco precisan de la estructura tradicional para entregar un show rockero. El próximo 15 de mayo reabrirán la pregunta en su primer Luna Park, en el que despedirán Dogma (2021).
Ya en el comienzo del tramo nocturno, The Offspring comenzaba su set con “Come Out and Play”, tema que cumple este año nada menos que tres décadas. Sus clásicos, tan inoxidables como el punk-rock y una versión a la altura de las circunstancias del “Blitzkrieg bop” de The Ramones alcanzaron para encender al público y para que la banda de Dexter Holland dejara una mejor imagen que la de Cosquín Rock en 2018.
Siete años después
La última vez que Arcade Fire se presentó en Argentina fue hace siete años, en el Festival Bue. La anterior a esa sucedió hace una década, precisamente aquí en Lollapalooza, en la primera edición del festival en el país. La banda estaba en la cúspide de su popularidad y encabezaba el listado de nombres de proyectos que representaban al rock indie internacional.
En ese lapso los canadienses sacaron solo dos álbumes: Everything Now y WE. Como si la llama de Arcade Fire se hubiera apagado, su presentación, a pesar de estar ubicada en el horario central del festival, no aparecía entre las más esperadas. Y sin embargo, Win Butler, Régine Chassagne y los suyos entregaron un show entrañable, capaz de entretener a los distraídos y reavivar el fuego de la base de seguidores que tuvo una larga espera hasta poder reencontrarse con la banda.
El set de Arcade Fire tuvo algo de lo predecible: “Intervention”, “Ready to Start” y “Wake up”, éste último incluido en el exitoso Funeral que, en 2024, cumple 20 años. Infinitamente menos predecible fue la inclusión de una versión de “Gracias a la vida”, de Violeta Parra, en el tour que trajo a la banda hasta Argentina y que los llevará por Paraguay, Brasil, Colombia y Chile. La versión de los canadienses, que ya había sido interpretada por la banda a finales de 2023 en México, contó con una invitada especial: la música y cantante Javiera Parra, nieta de Violeta y autora de la canción que en nuestro país popularizó Mercedes Sosa.
Un parque de diversiones
Elegir un camino y no arrepentirse, de eso se trata. Porque si se encara para el Perry’s o el Kidzapalooza, los espacios más alejados de los escenarios principales, vale la pena llegar hasta allí y encontrarse con esas propuestas más específicas. En el camino se cruzarán con las “casitas” electrónicas y con varios stands de anunciantes que le aportan un entretenimiento extra al público.
Como gran novedad de esta novena edición, la instalación del artista plástico Edgardo Giménez seguramente quedará registrada en miles de fotos y videos de los asistentes a Lolla. Se trata de un volcán que, por la noche, probablemente entre en “erupción”, ya que el humo que despide sin lugar a dudas se apreciará mejor que de día.
Los horarios del viernes 15 de marzo con algunas modificaciones
A pesar de los días de temporal, el festival comenzó según estaba planeado. Solo hubo que hacer reajustes en los horarios de los primeros shows. Desde las redes sociales se publicó la nueva grilla, con las leves modificaciones de las bandas y solistas de las primeras tres horas.
En pantalla y desde casa
Tanto para los que decidieron llegar al hipódromo más tarde como para los que no vienen a esta edición, la alternativa está en Flow, que transmite todo lo que sucede en cada escenario por los canales 605, 606, 607 y 608. Además de música, tiene previsto para las tres jornadas una producción propia con lo que ocurra en el predio y entrevistas a cargo de Pauli Echeverría, Mikki Lusardi, Sofi Carmona y Manu Buscalia.
La gastronomía, los precios y su “lineup”
Además de la apuesta artística y de otras atracciones que tienen que ver con el entretenimiento, el festival también renueva cada año su convocatoria gastronómica, que crece, de manera independiente a la inflación de precios, que no depende de la productora que organiza el evento sino de los proveedores gastronómicos y de otros productos que participan en cada edición.
Para tener una idea de lo que el público va a encontrar y de cuánto debe disponer, van aquí algunos números. Las bebidas tienen un precio unificado en casi todos los puestos, más allá del perfil de lo que ofrezcan: $3000. Lo mismo pasa con los panchos ($4000) o los conos de papas ($5500). Claro que si se busca un pancho más sofisticado los valores pueden ascender a $5900.
Las líneas de cafés comienzan en los $2500. Empanadas, a $3000, burritos desde 9000 y las opciones de hamburguesas arrancan en los $7000. Por supuesto que en este caso la variedad es grande, dependiendo de lo que lleve adentro (desde carnes ahumadas a propuestas veggie). Un combo de hamburguesa, gaseosa y papas puede rondar los $14000. Los que opten por más harina tienen pizzas individuales desde $9000 y quienes van más al ritmo de las tendencias, pueden elegir shawarma, por $8500. Para la tarde los churros se consiguen a $6500 la media docena. Los helados y otros postres en el sector Verde se pueden comprar por $4500. Allí también hay hamburguesas por $9000 o papas y nachos por $5000.
La cocina de autor es una apuesta del festival que se suma a las grandes “marcas”. Así como cada escenario tiene una grilla artística, el Lolla apuesta a que la gastronomía aumente su relevancia en los tres días que tendrá este año para lucirse. Por eso lo plantea como un Lolla Food, un festival en sí mismo, con promociones que buscan estar a la altura del acontecimiento.
“La propuesta foodie para esta novena edición no se queda atrás y presentará su propio line up de la mano de las figuras más destacadas de la cocina mundial. La nueva generación de jóvenes chefs nos traerá más de 100 propuestas distribuidas en más de 50 puestos que sin dudas se convertirán en un festival de sabores propio”, aseguraba la producción del festival, días antes del inicio.
“Los chef más reconocidos del mundo se suman a la experiencia #LollaAR que paraliza la agenda cultural cada año en marzo, para compartir recetas increíbles que van desde la simpleza y el sabor exótico de una de las gemas brasileñas como el asaí, hasta la sofisticación de la comida peruana y sus ceviches escandalosos. Habrá también propuestas variadas para los amantes del street food y también para aquellos que disfrutan de un estilo más cercano al fine dining; las propuestas serán para todos. No estarán ausentes tampoco las mejores carnes argentinas, merecedoras de reconocimiento mundial, ni tampoco la cocina de autor italiana o la influencia nipona. A este line up de sabores propios y fiel al estilo saludable, consciente y diverso del festival, se suman propuestas vegetarianas y veganas que serán un oasis de frescura”, señalaba la producción.
Cómo llegar al Hipódromo de San Isidro
Además de extender el horario del ferrocarril Mitre, se pondrán refuerzos de servicios de colectivos de las principales líneas que unen la zona del Hipódromo de San Isidro con la de Barrancas de Belgrano. Líneas hacia el Hipódromo de San Isidro: 60, 168, 203, 333,338, 343, 365, 371,407, 437y la 707. Líneas hacia Barrancas Belgrano: 15, 29, 42, 44, 55, 63, 64, 65, 80, 113, 114, 118 y 130.
Con la colaboración de Paz Azcárate y Sebastián Chaves
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