Emoción, encuentro de artistas y sonidos andinos en la despedida a Jaime Torres
Amigos, colegas y familiares se acercaron este mediodía hasta el cementerio de la Chacarita para brindarle su último adiós a Jaime Torres , el símbolo del folclore latinoamericano que murió este lunes, a los 80 años. Músicos como Jairo, Ricardo Mollo, Peteco Carabajal y Fernando Ruíz Díaz se mezclaron entre la multitud que acompañó los restos del admirado charanguista.
Suena el erke. Tukuta Gordillo sopla una tonada de despedida para su amigo Jaime Torres. Es el último adiós al artista y charanguero universal. La ronca melodía de la caña de tres metros de largo quiebra el silencio. Después vendrán los carnavalitos.Suenan los charangos, los sikus y los bombos. El silencio sepulcral de Chacarita se quiebra. El sol cae en picada, fuerte y seco, como en la quebrada."Nosotros nos despedimos así con alegría. Sabemos que esto continúa, en otro plano y eso hace que nos duela menos, aunque nos duele. Jaime ya está en el aire, está acá entre todos", dice el músico tilcareño Tukuta Gordillo, que conoció a Jaime cuando tenía 18 años.
"El siempre andaba con esta idea en la cabeza de juntar gente y hacer fuerte esta música andina de nuestros pueblos. A mí me escuchó en una peña de Tilcara. Después cuando vine a estudiar a Buenos Aires me hizo llamar por un chango. Me buscó en Sadaic. Me dio para que me comprara un saco, una camisa, un pantalón y unos zapatos y empezara a trabajar en su grupo. Anduvimos años tocando juntos", recuerda el músico que era hijo de padres bolivianos al igual que Jaime.
En el último adiós están los músicos de la Quebrada de Humahuaca, la región que Jaime proyectó a través de su música en una época que los ritmos folclóricos andinos eran vistos con prejuicio. "Era considerada música de indios y sin valor". solía repetir Jaime. Una generación se animó a seguir sus pasos y llevar ese sonido andino a otras latitudes, como el Coya Ruiz, o Tomás Lipán, el cantor de Purmamarca que Jaime llevó a tocar a su conjunto y cobró una dimensión como solista con el tiempo. "Nadie mejor que él para representar a ese canto de la quebrada", solía elogiar Jaime.
Ahora Tomás Lipán, este hijo directo de la región, suelta unos carnavalitos en nombre del maestro para evocar esos bailes en los que su voz se trenzaba con el charango de Jaime cuando andaban juntos por los bailes y los escenarios más prestigiosos del mundo.
También están las cholitas que tiran hojas de coca y papel picado sobre el cajón "para que el cuerpo se vaya envuelto en alegría" y una columna de charanguistas de distintas generaciones como Aurora Lubiz, Ariel Carlino, Rolando Goldman, Patricio Sullivan, que son el fruto del camino pionero de Jaime en el instrumento.
"Están todos. Jaime nos reunió de nuevo como en el Tantanakuy", afirma la coplera y recopiladora Laura Peralta, que participó de esos míticos encuentros en Humahuaca, que buscaban reafirmar la identidad cultural andina desde 1975 y que se convirtieron en un espacio de cruce natural entre músicos de distintos géneros y latitudes.
Los los que pasaron alguna vez por el Tantanakuy o que compartieron grabaciones, festivales o tertulias en su casa de Barracas como Jairo, Ricardo Mollo de Divididos, el Mono Izarrualde, Juan Falú, Carlos Bergesio, Alejandro Seoane, están presentes en la despedida final, al igual que Carolina Peleriti, que hizo sus primeros pasos en los escenarios alentado por Jaime. Todos cantan juntos adentro de la capilla o camino hacia al crematorio esa sikureada popular, que es un himno a la identidad andina que fue el proyecto de vida de Jaime Torres: "Cinco siglos resistiendo, cinco siglos de coraje, manteniendo siempre la esencia. Es tu esencia y es semilla y está dentro nuestro por siempre. Se hace vida con el sol y en la Pachamama florece".