El vinilo, una costumbre que ya no es moda

Para la elite de consumidores de vinilos hay una conclusión buena y otra mala. La mala es que desde hace un par de años la compra de LP dejó de ser algo de nicho. La buena es que desde que comenzó a intervenir la industria multinacional llueven las reediciones y los lanzamientos. La buena se impone a la mala porque si bien hay que resignar un poco de snobismo, se gana en cantidad y variedad.

Por el lado del negocio, entre tantos reacomodamientos que tuvo que hacer la industria de la música para subsistir, a veces varios pequeños negocios pueden sorprender más que "el" gran negocio. El último lunes se realizó la cuarta edición de La Noche de los Vinilos, una cita que se da cada tanto y en la que el fan plantea una demanda y una compañía discográfica está dispuesta a complacerla. Evidentemente hay mucho más que sonido en la compra de un vinilo. (No es mucho mejor lo que se escucha sólo con tener una bandeja giradiscos; para que la diferencia con el CD sea verdaderamente notable y valga lo que se paga, hay que tener muy buenos parlantes biamplificados, por lo menos). Hay, también, pasada ya la moda, un ritual de conocer la novedad, de esperar el (re) lanzamiento de un incunable, como hace cuatro décadas.

Para la última edición de la Noche de los Vinilos del lunes pasado hubo casi una docena y media de "estrenos" y de reposiciones de volúmenes que se habían agotado en la feria anterior. Sony adelantó que hasta fin de año prevé lanzar novedades y reponer varios de los que se agotaron. Exactas, los primeros discos de Almendra, Pescado Rabioso, Invisible y Arco Iris; El Reloj, David Lebón, La Máquina de Hacer Pájaros, Virus, Los Violadores, Sumo, Nito Mestre y Los Cadillacs, entre otros.

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