El último adiós al pianista y compositor Ariel Ramírez
Familiares y artistas se acercaron a despedirlo
Desde el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación, se inició la recatada, pudorosa, casi furtiva despedida de Ariel Ramírez, hasta ayer sábado, en que su cuerpo fue llevado al panteón de la Sociedad de Autores y Compositores (Sadaic), acompañado apenas por una discreta caravana y sin otra gente en la calle Rivadavia.
Hacía una semana que el gran maestro del piano agonizaba en una clínica del conurbano bonaerense. Pero casi nadie tomó nota de que se nos estaba yendo un patriarca del folklore, el último gigante del piano. Los medios ignoraron, presos de la muerte como escándalo recurrente de la TV, las últimas horas de Ariel.
Es cierto que la familia había decidido evitar el espectáculo necrológico de otros artistas masivos. El sanatorio se limitaba a los partes médicos, sin visitas de famosos de la farándula.
Quizá por esto mismo, el lento y esporádico ingreso de gente al salón del Congreso fue sin fila, sin atisbo de aglomeración. Apenas 20 o 30 personas rodeaban el féretro, iluminado con velas. En este ámbito sólo se escuchaban, muy suavemente, variados temas grabados de su maravilloso repertorio. La inopinada cacharpaya estuvo descartada por completo.
Sus hijos Facundo, Mariana y Laura junto a su madre, Marta; su última compañera, Inés, y una media docena de músicos alternaron las caricias en el rostro de ese hombre de gloria universal, que descansaba en paz.
Momento mágico
Antes de llegar al salón, se había producido un hecho mágico frente a Sadaic, sociedad de la que fue presidente por varios períodos. Detenido el féretro por calle Lavalle se cantó Alfonsina y un trozo de la Misa c riolla. Un silencio total rodeaba toda la zona aledaña a Lavalle y Paraná. Ni un solo bocinazo. Fue conmovedor. Como lo fueron algunos gestos de las familias que rodearon su vida, en los que reinó el respeto, la cordialidad, el reencuentro.
Y ayer por la mañana aparecieron de pronto, en el cementerio de la Chacarita, muchos músicos prestigiosos que no lo vieron en el Congreso. Lo despidieron en el Panteón las palabras del actual presidente de Sadaic, Atilio Stampone, y del vicepresidente, Eduardo Falú. El enorme guitarrista dijo que el recuerdo es una forma de estar vivo. Ariel reposa ahora en su última morada. Su música sigue iluminando al mundo.