El tenor polaco Piotr Beczala debuta en el Teatro Colón: “Se me hace difícil cantar en ruso sin pensar en lo que ocurre allí”
Primera figura de la lírica gracias a sus conciertos por streaming durante la pandemia, abrirá este sábado 7 la celebración de los 70 años del Mozarteum Argentino; “este programa es mi tarjeta de presentación personal”, explica a LA NACION
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El refrán que dice que lo bueno se hace esperar aplica perfecto para esta primera presentación de Piotr Beczala en Buenos Aires. Invitado por el Mozarteum Argentino, su visita –programada para cerrar la temporada 2020– tuvo que ser suspendida por la pandemia. Será ahora, casi dos años después, cuando finalmente se pueda escuchar al tenor polaco en lo que será su debut en el Teatro Colón. Reconocido tanto por su voz como por su capacidad interpretativa por las principales casas de ópera alrededor del mundo, ofrecerá un recital de arias y canciones junto al pianista Camilo Radicke. Un concierto que a la vez es el primero de una temporada muy especial, la que celebra los 70 años de existencia del Mozarteum.
Estrella del Metropolitan Opera House de Nueva York, invitado frecuente del Festival de Salzburgo, de las óperas de Zurich, Viena, Berlín, Chicago y del Teatro alla Scala de Milán, Beczala fue una de las figuras de la lírica que más exposición tuvo durante la pandemia gracias a la gran cantidad de producciones que por streaming transmitieron estas casas de ópera. “En realidad no estuve alejado del escenario tanto tiempo. La principal diferencia radicó en la forma en la que se dieron estas presentaciones, siendo muchas de ella para un público reducido y otras pensadas para las cámaras. Esta pausa tuvo su lado positivo, ya que al no estar en ese torbellino de viajes continuos pude contar con más tiempo para conectar con mi público a través de las redes. Aunque esto hay que administrarlo con mesura puesto que jamás podrá reemplazar nuestra actuación”, afirma.
Llega unos días después de protagonizar la nueva puesta de Eugene Oneguin para el Met y dentro del marco de una gira por América latina. “Cancelar mi presentación en Buenos Aires fue una de las cosas que más lamenté entre todos los proyectos y las producciones que quedaron suspendidos por el Covid. Habíamos trabajado muy duro para esta gira y fue frustrante no poder hacerla. Cantar en el Teatro Colón es de esas cosas pendientes en mi lista y ahora que al fin podré estar allá pienso dar lo mejor y ver que sucede”, dice.
Arias de Verdi (Rigoletto, Un ballo in Maschera, Il Trovatore), Tchaicovsky (Eugene Oneguin), Gounod (Romeo et Juliette) y Puccini (Tosca) y canciones de Leoncavallo, Francesco Paolo Tosti, Donaudy y Rachmaninoff son las obras anunciadas para este recital. Un programa al que el tenor define como una especie de tarjeta de presentación personal. “No quise ir con nada que estuviese orientado hacia una dirección determinada, lo que deseo es mostrar las arias y canciones de mi repertorio. Hay más, pero eso dependerá hacia donde nos vaya llevando la noche”, explica.
Beczala afirma sentir el compromiso de difundir la obra de los compositores polacos en todos sus recitales. “Siempre hay algo de ellos, a veces son arias, otras canciones. Esta que llevo: “Aria z kurantem” pertenece a La mansión embrujada, ópera de Stanislaw Moniuszko. Es vigorosa, llena de melodías hermosas y tiene que ver un poco con la historia de Polonia. En realidad, es más larga que un aria, es casi una escena. La expresión musical que Moniusko muestra aquí pienso que puede llegarle mucho al público que habla español.”
La crítica especializada destaca la gran calidad con la cual Beczala construye cada uno de sus personajes. Pero, en palabras del tenor, conseguir que esto suceda en un recital sin la ayuda que aporta la puesta en escena de una ópera, es todo un reto. “Soy un artista al que le interesa conectar con la audiencia desde el principio. Me imagino cada concierto como una especie de viaje en el que nos embarcamos juntos. Durante un recital tengo la ventaja de verle la cara a la gente, medir sus reacciones, sentir si te siguen y se emocionan. Para esto, resulta fundamental la relación que tengas con el pianista que te acompaña, ya que para poder crear la atmósfera del aria se necesita una introducción desde la música. No se trata de estar en medio del escenario y arrancar a cantar un aria con notas altas durante dos o tres minutos y ya. Trato de sentir al personaje y que sea el público quien juzgue. Con Radicke hemos hecho hermosos recitales juntos y me siento muy honrado que haya podido hacer este espacio y acompañarme para esta gira”.
El tenor cree que la música está siempre allí para ofrecer consuelo en tiempos difíciles. Como los de la pandemia y como los que se viven con la guerra de Ucrania. “El arte, cualquiera sea su versión, sirve para unir a las personas. Es imposible pensar que en un concierto solo voy a cantarle a quienes comparten mi orientación política, eso sería estúpido y loco. El arte está para todos. Pero también es cierto que lo que está pasando es muy duro. A través de mis amigos polacos que están ayudando a los refugiados ucranianos sé que lo que se está viviendo es terrible. Y eso hace que por ejemplo se me haga difícil cantar en ruso sin pensar en lo que sucede allí. Yo vengo de cantar ópera rusa en el Met (Eugene Oneguin) y aunque sé muy bien que Pushkin no es Putin y que debemos de estar agradecidos por el enorme legado artístico de Rusia, se me hace difícil cuando pienso en el sufrimiento de las personas en Ucrania”.
Su carrera comenzó más tarde de lo habitual, y ha sido construida pensando en el largo plazo. “Sena Jurinac, una de mis ídolos y también mi profesora, me enseñó que esta carrera hay que administrarla como una maratón. Se requiere una sabiduría especial para ir seleccionando cada rol. Al principio canté mucho Mozart y de allí fui construyendo mi repertorio hacia roles más complicados. Lo más importante es respetar al personaje y ser honestos con nuestro público. A nadie le importa si Cavaradossi o Rodolfo tienen un problema con la voz. Puccini escribió esos pasajes difíciles para crear emoción y lo que aparece en la partitura es lo que se espera de nosotros. La gente que te está viendo debe tener la seguridad de que estás actuando ese rol como se debe y que vas a poder hacerlo a pleno. Tus problemas personales no los puedes traer a escena, no es artísticamente correcto”, afirma Beczala.
A su repertorio le va de a poco sumando más roles, como Manrico en Il Trovatore y Calaf en Turandot, pero sabe que habrá otros que quizás nunca cante. Beczala sigue pensando su carrera como lo hizo desde el comienzo: paso a paso. “Mi autobiografía: Hacia al mundo: una vida de ópera en tres actos es una recopilación de lo que ha sido mi vida y mi carrera. Pero todos sabemos que las óperas pueden tener hasta cinco actos, así que las puertas siguen abiertas para seguir sumando experiencias e historias.”
Temporada 2022 Mozarteum Argentino, con Piotr Beczala, tenor, y Camilo Radicke, piano. Sábado 7, a las 20. Teatro Colón, Libertad 621. Entradas: www.mozarteumargentino.org
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