Después de doce años, otra banda argentina debuta en un estadio en Capital; el antecedente de Callejeros en Excursionistas, en 2004, deja de ser el último y se abre una nueva dimensión para la generación Cromañón
En letra mayúscula, como los titulares que indican catástrofes, un mensaje recalcaba que "el show no se suspende por lluvia". Al texto, divulgado por la banda a primera hora del sábado, lo acompañaba una imagen de Piti Fernández cantando bajo un aguacero. Eso había ocurrido en el último Cosquín Rock, cuando Las Pastillas del Abuelo cerraron una de las noches bajo uno de los diluvios característicos del festival. Para el grupo, aquella presentación cordobesa era un globo de ensayo de lo que sucedería en Ferro: al igual que el sábado pasado en Caballito, aquella noche de febrero las Pastillas se midieron ante un volumen de público multitudinario como nunca.
Los preanuncios meteorológicos esta vez no pasaron de la amenaza y la fiesta transcurrió casi indemne a las lluvias que dominan Buenos Aires desde hace diez días. De ese modo, Las Pastillas del Abuelo pudieron convertirse en la primera banda argentina que debuta en un estadio porteño desde que Callejeros lo hiciera en Excursionistas en el fatídico 2004. Cromañón dejó a toda una generación de rockeros huérfana de espacios, posibilidades y referencias. Esa dimensión multitudinaria, que parecía vedada para esa camada de grupos empetrolados por la tragedia, sus vinculaciones y derivaciones, ahora es recuperada por Las Pastillas. Para que esto sucediese fue necesaria una década de mecánica e insistencia. El éxito, por así llamarlo, encontró a LPDA laburando.
Ferro comenzó a recibir gente ni bien se abrieron las puertas, a partir las 16. Antes, multitudes de pastilleros ya estaban rumiando la ansiedad en las zonas adyacentes. Para las 20 horas el lugar estaba colmado y la mayoría de los edificios que encierran el estadio estaban atiborrados de vecinos curioseando en los balcones. Poco después se apagaron las luces y Las Pastillas comenzaron a desandar esta noche histórica que tenía por excusa la presentación de Paradojas, su quinto disco de estudio, editado a fines del año pasado.
De esa placa (repasada de cabo a rabo) salieron las tres primeras canciones: "Rompecabezas de amor", "Saber hacer" y "Absolutismos". Y también, varios de los puntos altos de la noche, como la hermosa versión acústica de "Gigantes" con Alejandro Vázquez -factótum sonoro de Paradojas en cuanto productor artístico- o la participación de Fabián Quintiero en el bajo y Fernando Ruiz Díaz en la voz de "Inercia", un temazo que pareció haber sido creado a la medida de Catupecu Machu.
La lista de invitados no se agotó allí: el Chango Spasiuk aportó su acordeón a una versión chamameceada de "¿Qué hago esperando un puto as?", Osky Righi (flamante ex Bersuit) llenó de fuego a "Peldaños" con su guitarra, Chucky de Ípola le dio nuevo vuelo al clásico "Ojos de dragón" y los Sebastianes de La Vela Puerca protagonizaron la presencia más sospechada y esperada. Enano y Cebolla aparecieron con "Lo que tenga que ser" y también se pusieron al servicio de esta merecida noche consagratoria para Las Pastillas.
"El cowboy", agregado final sobre tablas, amplió a 31 la lista total de canciones. No faltó ningún disco y hasta se dieron el gusto de incluir "Las paces", de la performance teatral El barrio en sus puños, que la gente mejor conoce como "Hinchadas". Difícil reprochar la selección, aún aunque hayan quedado afuera clásicos de contenido urgente como "Los oportunistas", "Gobiernos procaces" o "¿Dónde esconder tantas manos?", joya de Crisis, ese disco lleno de preguntas sin respuesta.
De esta manera, Las Pastillas se ponen a la vanguardia de una generación Cromañón que viene acumulando popularidad de manera exponencial a través de La Beriso, que bordeó una experiencia similar en La Plata, o El Bordo, que debuta en el Luna Park el 22 de mayo. Un lugar en el que también se trazan los próximos horizontes pastilleros: allí, según anunciaron al término del show en Ferro, volverán el 2 de julio por vez 14 en su historia. La intensa gira presentación de Paradojas por nuestro país y los vecinos contempla un regreso porteño y será en otra plaza emblemática del deporte argento, siempre presente en los hitos importantes del rock criollo.
Por Juan Ignacio Provéndola