Antes de salir al escenario, Carlos Santana invoca a un poder superior. "Es medio lo mismo que hacía cuando estuve en Woodstock", dice describiendo esta foto, tomada en mayo en el festival BottleRock, en Napa Valley, California. "Estaba rezando: ‘Manteneme afinado y en tempo. Yo me encargo del resto’". Este agosto se cumplen 50 años de Woodstock –el festival que catapultó a Santana a la escena internacional gracias a un set mágico que ejecutó de ácido– y él encabezará un evento aniversario en el mismo lugar de los hechos, en Bethel, Nueva York. Santana tiene otros motivos para celebrar: se cumplen 20 años de su megaexitoso disco Supernatural, y acaba de publicar un nuevo álbum, Africa Speaks, que contiene canciones africanas producidas junto a Rick Rubin. "Vamos a traer un montón de furia y fuego", dice Santana. "La mayoría de las veces tocamos casi tres horas. Vamos a honrar el pasado, el presente y el futuro". A pesar de los sets maratónicos, dice él, "la música nunca me agota ni me deja exhausto". Santana cultiva un estilo de vida más saludable que el que llevaba allá por 1972: "Ahora tengo 71 años y, como no abusé de mi cuerpo, tengo la stamina y la vibración suficientes para presentarme y tener la edad que yo quiera tener".
Gracias a su fuente personal de juventud, él pudo liderar su banda para cerrar 49 canciones en 10 días en Shangri-La, el estudio de Rubin. Eligió once de aquellos tracks para Africa Speaks, trajo a la cantante española Buika para cantar en ellos (la artista británica Laura Mvula también canta en la grabación) y le dio los toques finales a su carta de amor al continente que él llama "la cuna de la civilization".
¿Por qué quisiste hacer un disco como Africa Speaks?
El mundo está tan infectado con miedo, separación y discordias, y yo sé, es un hecho, que la frecuencia de la música que viene de África le entrega a la gente esperanza, coraje y alegría. Los ingredientes y nutrientes de todo lo que viene de la música africana hace a la gente bailar y alegrarse como un renacimiento. Es como mirar a un pajarito con una papa frita.
¿Cómo hiciste para sacar en el estudio 49 canciones en 10 días?
Te voy a contar un secreto. Le dije a Tommy Anthony, nuestra guitarra rítmica: "Agarrá esas ocho canciones esta noche y organizalas. Yo no leo música, entonces tenemos que hacerlo onda, ‘acá viene el verso, el estribillo, el puente, el solo’, y yo quiero tener un micrófono en un lado de la consola. Lo único con lo que voy a ser meticuloso es sobre el tempo, el groove y el toque. Una vez que tenga eso, vamos a arrancar la canción y vos nos van a ir diciendo a todos ‘acá viene el puente o el estribillo’". Es como tener un GPS humano diciéndote cuál es el paso siguiente.
¿Y cómo decidiste cuáles eran las once canciones que iban al disco?
Esas canciones estaban listas para meter al horno; las otras todavía están en el período de incubación.