El piano, gran centro de la atención
Festival Martha Argerich Punto de Encuentro BA 2005. Megaconcierto, parte II. Obras de Prokofiev, Brahms, Liszt, Schuman. Principales intérpretes: Martha Argerich, Sergio Tiempo, Gabriele Baldocci, Akane Sakai, Lilia Salsano y Lilya Zilberstein, piano. Presentador: Alfredo Casero. Anteayer, en el Auditorio de Belgrano.
Nuestra opinión: Muy bueno
El Festival Argerich se trasladó anteayer al Auditorio de Belgrano. En este caso fue producto de una decisión propia, pautada de antemano y no de conflicto alguno, y resultó un verdadero acierto. Si (como en el Luna Park) la intención era salir al encuentro de un público más amplio que el melómano que asiste al Teatro Colón, los llenos de los dos capítulos (uno vespertino y el nocturno, que se comenta aquí) del "Megaconcierto" en Belgrano demostraron que fue una idea correcta. En una función con muy buen nivel musical también ayudó a generar un clima descontracturado la insólita figura de Alfredo Casero como presentador.
El piano fue el omnipresente motor de la velada: tocado solo, a dos y cuatro manos, o usando dos pianos, y con diferentes instrumentos de cuerdas, fue tocado además de por Martha por Sergio Tiempo, Gabriele Baldocci, Akane Sakai, Lilia Salsano y Lilya Zilberstein y Fernanda Bruno. Los no pianistas fueron tres jóvenes y talentosos instrumentistas de cuerdas: Noé Inui en violín; Lyda Chen, hija de Argerich, en viola, y Alexandre Debrus en violonchelo.
Fiel a su costumbre, Argerich oficia como una especie de madrina de jóvenes talentos de aquí y el mundo. En esta ocasión inició el convite para compartir con ellos el disfrute de hacer música sentándose en el registro grave del piano para tocar junto con la japonesa Akane Sakai la Marcha característica de Schubert. Gabriele Baldocci fue uno de los dos solistas de la velada. Su presentación, enteramente chopiniana, apuntó a mostrar su costado más explosivo y fogoso, con el Nocturno Nº 1 en Do menor y Tres Estudios, incluyendo el celebérrimo "Revolucionario", Nº 12, Op. 10, en Do menor.
Akane Sakai no tocó sola, sino que convocó a Noé Inui para tocar juntos las intimistas y bellas 5 melodías de Prokofiev, un remanso entre tanta música para teclado solo.
El cierre de la primera parte estuvo a cargo de la santafecina Lila Salsano, que obtuvo el segundo premio en el concurso de piano Ciudad de Buenos Aires, organizado por la Fundación Argerich. Se trató sin duda de un premio para la joven intérprete, que enfrentó con dignidad el desafío de mostrarse sola en el mismo teclado usado por Argerich, Sakai y Tiempo, con Capriccios de Brahms y el Estudio de concierto de Liszt.
Alta fidelidad
La segunda parte tuvo una mayor densidad musical, producto de las obras elegidas y de muy buenas interpretaciones. Sakai y Lilya Zilberstein abrieron el fuego con los amables Valses de Brahms para piano a cuatro manos, con un generoso despliegue de sonoridad y brillo.
Luego fue el turno del siempre impactante Cuarteto Op. 47 en Mi bemol de Schumann por el trío de cuerdas ya mencionado junto con la pianista María Fernanda Bruno. Se trata de una obra brillante de Schumann, en cuatro movimientos que contienen un carácter explosivo en su Allegro inicial y sobre todo en su Finale, con sus velocísimos pasajes contrapuntísticos, que provocaron una de las mayores ovaciones de la velada.
En el cierre, Martha contó finalmente con Sergio Tiempo (en reemplazo de la anunciada Polina Teschenko) para seguir rescatando y revitalizando la vieja práctica decimonónica de hacer del piano, literalmente, una orquesta. En esta ocasión fueron dos los pianos utilizados en la transcripción de la Sinfonía Clásica de Prokofiev.
La empatía que mantienen entre ambos permitió escuchar una versión diáfana y electrizante de esta sinfonía no casualmente titulada "Clásica". Y que, en esta versión al piano, sonó aún más mozartiana que en su formato orquestal. No hace falta recordar que Prokofiev es para Argerich una especie de lengua materna. Su afinidad con esa mezcla de rítmica pujante, pianismo brillante y sentido del humor con un toque de ironía es tal que todo fluye con naturalidad pasmosa.
Los aplausos no se hicieron esperar y Argerich y Tiempo lo retribuyeron repitiendo un fragmento de la Sinfonía de Prokofiev llevada a dos pianos.
Temas
- 1
- 2
Amelita Baltar, su enemistad con “la otra” ex de Piazzolla, la insólita charla con el Papa Francisco y su balance a los 84 años: “He vivido como un hombre”
- 3
Festejos navideños: de Yuyito y Milei a un accidente de Silvina Escudero pasando por Ángela Leiva en modo romántico
- 4
En fotos: del día de playa de Zaira Nara en Punta del Este a la visita solidaria de Benjamín Vicuña