El fenómeno pop de Sabrina Carpenter: la chica que admiraba a Taylor Swift, se convirtió en su amiga y hoy busca destronarla
Sus hits no paran de sonar y musicalizaron el verano norteamericano que se termina; aquí la vimos en vivo abriendo los shows de Taylor Swift y ahora son muchos los que esperan que venga encabezando un festival o su propio show
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Con tan solo unos nueve años una pequeña Sabrina Carpenter subía a Youtube un video casero cantando “White Horse” de Taylor Swift, emanando un aura de inocencia y demostrando carisma y talento desde temprana edad. La misma Sabrina hacía catarsis en Twitter (ahora X) un tiempo después, lamentándose por no haber podido participar en un concurso de karaoke para ganar entradas y tener la oportunidad de conocer en persona a la cantante. En febrero de 2024, luego de unos quince años, fue Taylor quien la invitó al escenario a cantar esa misma canción junto a ella en medio de uno de sus shows en Sídney, durante su taquillera gira mundial The Eras Tour.
Si bien para gran parte de la audiencia internacional parece una recién llegada a la industria musical, lo cierto es que viene construyendo su camino artístico desde hace más de una década, acaba de sacar su sexto álbum de estudio y ha logrado hacerse un lugar como una de las estrellas pop del momento. Con sus sencillos “Espresso” y “Please, Please, Please” se convirtió en la primera mujer en la historia en ocupar dos de las primeras tres posiciones del Billboard Hot 100 de manera simultánea. Anteriormente solo lo habían conseguido los Beatles con “I Want to Hold Your Hand” y “She Loves You”, allá por febrero de 1964. Dueña de un pícaro e irreverente estilo pin-up, sabe jugar con un peculiar sentido del humor y divertirse con cualquier meme que se le adjudique, lo cual es una de las claves de su conexión y cercanía con la Generación Z.
Como muchas de sus colegas del pop actual, se crió mirando y deseando ser Hannah Montana. Su carrera comenzó a sus diez años cuando participó de un concurso multitudinario llamado “The Next Miley Cyrus Project”, dirigido por la propia actriz, que buscaba por todo Estados Unidos a su futura discípula. Aunque quedó tercera, aquello le garantizó un contrato con Disney que le abriría la puerta a poder poner su voz y actuar en varias producciones, para luego firmar también con su discográfica, Hollywood Records, la misma que convirtió en estrellas adolescentes a artistas como Selena Gomez, los Jonas Brothers o la misma Miley.
Sabrina sabía que la expectativa por escuchar las canciones de una adolescente de trece años dando sus primeros pasos en la industria no era muy alta, pero aprovechó esa oportunidad para hacer música, dándole lugar a la experimentación y a consolidar su camino artístico. A través del sello lanzó un EP y cuatro discos -Eyes Wide Open (2015), EVOLution (2016), Singular Act I (2018) y Singular Act II (2019)- con un catálogo de temas coming of age, intercalando melodías folk y dance-pop con letras sobre amor, desamor y atravesar el camino a la adultez.
La pandemia de 2020 dio un cierre a la primera fase de la carrera de la artista, que si bien tuvo su debut en Broadway boicoteado por el confinamiento, logró resignificar todo aquello en un nuevo comienzo. Dejando atrás su etapa más adolescente y en busca de una mayor libertad creativa, terminó su contrato con su antiguo sello y en 2021 firmó con Island Records, con el cual lanzó Emails I Can’t Send, un álbum honesto e introspectivo, cuyo título hace referencia a una práctica terapéutica a través de la cual escribía correos electrónicos en los que se abría emocionalmente frente a personas que la habían decepcionado, pero que nunca enviaba. “Fue difícil lanzarlo, pero marcó el inicio de un momento muy artístico y liberador para mí. Island me permitió hacer el disco que siempre soñé y que no había podido hacer antes, no solo por limitaciones que no dependían de mí, sino también porque creo que antes no tenía la edad ni la madurez suficiente, ni la misma perspectiva sobre las cosas”, expresaba a la revista Variety.
En el álbum hay una mezcla de sonido que oscila entre el pop y el country, donde canta sobre la infidelidad de uno de sus padres, mentirle a su terapeuta o estar bajo la mirada del ojo público. “Because I liked a Boy” fue una de las canciones que la empujó a hacer catarsis y dar su propia versión sobre un rumoreado triángulo amoroso que la involucró junto otras dos estrellas de Disney: Joshua Bassett y Olivia Rodrigo, quien en su hit “Driver’s License” confesaba que había una “chica rubia” que siempre la había hecho dudar, lo cual hizo especular a los fans y a los medios con que Sabrina había sido la tercera en discordia en su relación con el actor. Si bien dicha situación nunca fue aclarada ni comprobada, aquello le significó cientos de críticas, discursos de odio y hasta amenazas de muerte. “Honestamente, fue mucho más emocionante escribir la verdad, ya sea positiva o negativa o bien recibida o no. Creo que importaba que dijera lo que sentía en lugar de tratar de endulzar las cosas. Las canciones te encuentran cuando más las necesitás, cuando capturan un sentimiento que estuviste tratando de poner en palabras”, reconoció en una entrevista con Vogue al seguir profundizando sobre la forma de expresarse en sus letras.
Con Emails I Can’t Send se embarcó en una de sus mayores giras por Norteamérica, Europa y Asia, y empezó a ganar popularidad con algunas de sus canciones que comenzaron a viralizarse en Tik Tok, como “Nonsense”- en la cual cambiaba el último verso en cada concierto, añadiendo una rima con el nombre de la ciudad en la que se encontraba, de manera ingeniosa- y “Feather”- cuyo videoclip causó controversia por mostrar a Sabrina bailando en el altar de una iglesia católica y que derivó en la destitución del sacerdote que había autorizado la grabación-. Sin embargo, lo que verdaderamente la catapultó a ampliar su reconocimiento global fue su rol como telonera del Eras Tour de Taylor Swift en Latinoamérica, Asia y Australia, durante finales de 2023 y principios de 2024.
Mientras disfrutaba de un pequeño descanso en Francia en julio del año pasado, la cantante comenzó a idear una canción en la que le advertía al chico que le gustaba que sus encantos eran tan fuertes que no podría volver a dormir, como el insomnio que provoca el café. Es así como nació “Espresso”, el hit que se convertiría en uno de los protagonistas del verano norteamericano con la competencia de otro de los sencillos de la misma creadora: “Please, Please, Please”. Un poco más de un año después, el 23 de agosto, Sabrina lanzó Short n’ Sweet, su sexto álbum de estudio, en el que trabajó junto a productores como John Ryan (One Direction), Ian Kirkpatrick (Britney Spears, Justin Bieber, Backstreet Boys) y Jack Antonoff (Taylor Swift, Lorde, Lana del Rey), y que selló su consolidación como estrella pop.
En su último disco, la artista logra una fórmula en la que fusiona sonidos retro, ritmos y rimas pegadizas y un sentido del humor sarcástico, sexy y afilado, con un poco de malicia, pero también sabiendo reírse de sí misma y dejando ver sus sensibilidades y fracasos. Si bien su ingrediente principal es el pop, el cóctel sonoro incluye también elementos del R&B, del disco, del indie rock y del country. A su vez, la artista ha sabido aprovechar a los actores del momento como estrategia de marketing para sus lanzamientos: Jenna Ortega (Merlina, Beetlejuice 2) la acompaña en el video de “Taste” con un estilo a lo La muerte le sienta bien y Barry Keoghan (Saltburn), su pareja en la vida real, protagoniza el de “Please, Please, Please”, en el que hace de un delincuente que provoca que Sabrina se enamore y se decepcione una y otra vez.
“Creo que hay una gran diferencia entre mi yo de hace dos años y la de ahora. Ahora me estoy divirtiendo, creo que esa es la mayor diferencia”, confesó hace poco en una entrevista para el podcast del DJ Zane Lowe. Esa frescura y espontaneidad que logró encontrar a lo largo de su experiencia se transmiten ahora en todo lo que hace, y parece estar disfrutando cada momento de su carrera en ascenso. Hoy comparte una cercana amistad con aquella Taylor que idolatraba en su infancia y artistas como Adele o celebrities como Kim Kardashian se declaran fans de su música. Es probable que no pase mucho tiempo para que vuelva a la región como cabeza de algún festival o con gira propia. “Nos vemos de nuevo cuando sea headliner”, cantaba durante el cierre de su show en la última edición de Coachella, y posiblemente no se equivoque.
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