El enigmático Carlos Bisso: el éxito con Conexión N°5, la leyenda del guante negro, la militancia política y un disco oculto por 50 años
Las hijas del cantante presentarán en vivo el álbum “latinoamericano” que su padre grabó a principios de los setenta pero jamás pudo editar
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La vida de Carlos Bisso, en general, ha provocado varias intrigas, para aquellos que cuentan con edad suficiente para decir que escucharon sus discos o lo vieron en vivo. Si acaso no fue suficiente el misterio nunca develado que se guardaba celosamente debajo de su guante negro, hoy es posible escuchar en plataformas de música un álbum que grabó hace medio siglo y que pocos supieron de su existencia.
El furor por esas canciones que interpretaba en inglés, un accidente que lo puso en pausa durante un tiempo, la militancia política de principios de los setenta, el deseo de cantar sus propios temas y un disco que nunca se publicó, en una época de esa Argentina que no dejaba pasar todo aquello que pudiera resultar inconveniente, son parte de una historia que comienza a conocerse a cuentagotas.
Y son nada menos que sus hijas las que decidieron contarla con música. Carlos Bisso -el cantante de Conexión N° 5, aquel de los covers de grandes éxitos en inglés- grabó un disco que nunca llegó a publicar, con un repertorio que tomaba distancia de todo lo que venía haciendo. Una rareza dentro de su carrera, que ahora resulta reivindicada por sus herederas. El 7 de noviembre, a las 20.30, Mariana y Lucia Bisso presentarán esas canciones que su padre grabó hace 50 años (cuando todavía no habían nacido) con un recital en vivo, en Rondeman del barrio del Abasto (Lavalle 3177).
Durante la segunda mitad de la década del sesenta, Bisso se hizo famoso cantando temas que en los Estados Unidos o el Reino Unido habían sido popularizados por Creedence Clearwater Revival, The Doors o John Rowles, entre tantos otros; una amplia gama que iba del “Baby, Come Back” a “Proud Mary”, en una voz que sonaba similar a las afroamericanas de aquellos años. Conexión N°5 comenzaba a crecer hasta que Bisso decidió seguir con un proyecto propio, aunque por el mismo camino. Por eso no se modificó el nombre. Fue Carlos Bisso y Conexión N°5 y por allí, fugazmente, músicos como Pappo y David Lebón.
Si bien en cada disco incluyó un par de temas propios, recién durante el primer lustro de la década del setenta pudo grabar un repertorio de canciones en castellano, propias, de autores conocidos y de otros por descubrir, con una impronta latinoamericanista que se imponía en aquellos años de fervores sociales y políticos. Pero todo quedó en un registro y la publicación de un single. El disco, Americano Soy, terminado, incluso en su diseño de tapa, quedó archivado. Mucho tiempo debió pasar para que se conocieran algunos temas inéditos de su propia cosecha (“Americano soy”, “Dame compañera”, “Muchacha, una noche”), versiones de otros ya famosos (“Los ejes de mi carreta” y un raro arreglo de “Muchacha ojos de papel”) o piezas de artistas ascendentes, como el uruguayo Eduardo Mateo (“Quien te viera” y “Mejor me voy”).
Habrá sido por su militancia peronista, en aquellos años turbulentos, o porque el sello discográfico con el que publicaba sus discos no quería que cantara en castellano, que nunca vio la luz. “No teníamos idea de esas grabaciones hasta que llega Zelmar Garín, que nos cuenta que el disco existía, con número de catálogo –dice Mariana Bisso-. Nosotras estábamos seguras de que había sido cajoneado en su momento por cuestiones ideológicas. Para poner esto en contexto, a finales de los sesenta los discos no llegaban hasta acá como ahora. Algunos que viajaban traían discos, a cuentagotas. Cuando escucharon a mi viejo, que era gran intérprete y cantante, a una persona del ambiente se le ocurrió que tenía que cantar esa música que se escuchaba afuera”.
En apenas cuatro años tenía seis discos publicados. “En todos los discos siempre puso uno o dos temas de su autoría. Cansado de cantar en inglés y no pudiendo expresar lo que pensaba, decidió grabar este disco”. Mariana y su hermana Lucía nunca hablaron de esto con su padre. “Creo que fue un dolor tan profundo, que nunca lo mencionó”. Sin embargo, después de mucho investigar, revolviendo los arcones familiares, encontraron la tapa y la contratapa de ese disco nunca lanzado. Zelmar Garín fue el primero que hizo el trabajo de arqueólogo y se comunicó con las hermanas para contarles que ese álbum existía, y que en los setenta estaba listo para salir, aunque aquello nunca sucedió.
“Nosotras nos juntamos con toda esa información. Y casi al mismo tiempo, descubrimos una caja en la casa de mamá, donde apareció la tapa del disco y partituras con arreglos. De repente se destapa todo”, dice Mariana. Se creyó que, por cuestiones políticas, el trabajo de Carlos había sido quemado junto a otros. Sin embargo, en el archivo de Sony se conservaba este material, que se subió a plataformas en 2021.
¿Qué había pasado con Carlos Bisso desde entonces? “Eso –dice Lucía- es lo que se preguntó Zelmar hasta que pudo dar con este material”. Pero todavía hay una especie de agujero negro, porque después de esa grabación que nunca se publicó Bisso dejó de cantar profesionalmente.
Solo en el 78 regresó fugazmente, con un simple y dos temas en inglés. “Parece que esa era la condición para él. Si quería volver, tenía que ser cantando en inglés -recuerda Lucía-. Luego, en el 82, grabó unas baladas muy lindas y logramos acceder también a esas canciones. Fue un segundo hallazgo. Papá lo grabó con un gran esfuerzo económico, pero tampoco trascendió. Creo que ese fue su último intento. Y pienso que ya se sintió fuera de toda movida”.
El trabajo de las hermanas Bisso no fue sencillo ya que muchos de los que podrían aportarles información no están o tienen más de 80 años, con recuerdos que han tomado el tono sepia del lógico paso del tiempo. “Papá murió hace 19 años –dice Mariana-, pero cada vez que aparece el apellido habrá alguien que lo recuerde. ‘¿Bisso, el de los guantes negros?’, dicen algunos”.
Otros misterios de su carrera son el accidente que sufrió a principios de los setenta y el famoso guante negro que usaba en sus actuaciones. Hubo muchas historias en torno al guante. Se dijo que lo usaba porque tenía la mano deformada. Otros dijeron que estaba quemada con ácido, y hubo quienes que especularon con la posibilidad de que tenía dedos de menos e, incluso, de más. Carlos cantaba, tocaba la guitarra y la pandereta. “De tanto tocar esa pandereta un día tenía las manos ampolladas –dice su hija mayor- y mi abuela le dijo que no podía subir al escenario así. Le recomendó que se pusiera unos guantes. Los primeros que usó eran los de mi abuela. Cuando su manager, Gustavo Yankelevich, se enteró de las historias que comenzaron a circular sobre los guantes le pidió a mi papá que nunca dejara de usarlos y que, si se lo preguntaban, jamás dijera porqué se los ponía”, se ríe.
¿Sus ideas políticas le jugaron en contra? “Papá fue uno de los pocos que puso la cara y dijo: ‘Yo, peronista’. Se editó un simple a través del sello Groove, que lanzaba ediciones económicas –aporta Lucía-, con una marcha que él cantó. Y no usó un seudónimo sino su propio nombre. Creo que esto no es un dato menor, en ese momento tan bisagra. De manera directa o indirecta lo dejaron de llamar. Por eso, creo que devolverle el lugar que tuvo como cantante y como compositor, nos devuelve a nosotras algo. Nos podemos plantar con una raíz más sólida. Que tiene luz. Y tiene una materialización concreta con el rescate de las canciones. Están disponibles en plataformas. Ahora vamos a poder dejar de decir ‘somos las hijas de un artista que seguramente no conozcas’”.
“Hay un podcast que armó Zelmar Garín, de cinco capítulos, donde se rescatan perlas increíbles: desde una conversación telefónica de mi viejo con [Luis Alberto] Spinetta, hasta lo que contó sobre el accidente”. En la época de mayor auge de sus discos, tuvo un accidente mientras viajaba en un taxi. Un auto chocó al taxi, la puerta trasera del lado donde Bisso viajaba se abrió y la cabeza del cantante fue a dar contra el asfalto. Llegó al hospital en estado de coma y tuvo un paro cardiorespiratorio. Pudo recuperarse, pero logro volver a la actividad recién después de un año y medio.
Herencia
Las hermanas Bisso cantan, pero no lo hace como dúo. Alguna vez lo hicieron -con un clásico del rock que cantaba Carlos-, en un programa de concurso de talentos, pero no con el fin de competir en un certamen sino para homenajear a su padre. De hecho, en el panel de jurados había músicos como Alejandro Lerner, que muy bien conocían a Carlos Bisso. Ésta (la del show en Rondeman) será una nueva oportunidad para recordarlo como artista, con un repertorio muy concreto y absolutamente desconocido, que se puede “espiar” en plataformas de música.
“Desde que papá murió [en 2005] viene dando señales concretas –dice Mariana-. Por eso tanto Lucía como yo estamos convencidas de que esto que estamos haciendo viene avalado o delineado por él. Es encontrarnos con un papá nuevo y con un artista que no sabíamos que había sido. Para nosotras era una persona que había sido músico y que hacía música en casa, todos los días. Había sido famoso, pero para nosotros era el que se levantaba para hacerte el desayuno y llevártelo a la cama, el que iba a las reuniones del colegio y te llevaba a los cumpleaños. Creo que tenía esas cosas del artista que no había podido expresar todo lo que había querido. Pero, para nosotras, era el papá amoroso. Cuando encontramos todo esto, este discazo, pensamos que Carlos Bisso vuelve a nacer con este disco”.
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