El difícil arte de recrear discos y shows que fueron famosos hace décadas
Si la idea es enfrentar desafíos, recrear el solo de batería del tema "Moby Dick" (uno de los más emblemáticos del rock and roll) es uno bien importante. Nacho, del grupo Physical Graffiti, levantó el guante. Lo mismo hicieron Santiago, Diego y Guido, porque hacer la música de Led Zeppelin no es nada fácil. Incluso, para rendirle tributo investigaron todos los conciertos y se basaron en The Song Remains The Same (el disco en vivo/película de tres conciertos que en 1973 la banda dio en el Madison Square Garden).
Y no habrá sido menor el desafío que encaró hace cuatro años el baterista Fernando Martínez junto a un grupo de socios para recrear el disco Kind of Blue de Miles Davis , o cada vez que Genetics se sumerge en la obra del grupo Genesis , plagada de detalles, estructuras que excedieron ampliamente los parámetros del rock y un melodismo que hoy parece de otro tiempo. Para todos los casos la pasión debe mediar de manera inevitable. Y un fanatismo que, lejos de los sentimientos más irracionales (que suelen ser los más comunes), va acompañado por un anhelo perfeccionista que se manifiesta de manera tácita.
A estos trabajos de gran calidad hechos a la medida de los fans se podría sumar otros espectáculos pensados desde el concepto del homenaje. Esos que tienen cada vez más espacio en la cartelera musical porteña, dato que marca una tendencia del público hacia la evocación, a veces por encima del interés por la novedad. Cuando el tributo es una celebración para el público, quien sube al escenario tiene la responsabilidad de entretener. Pero, al mismo tiempo, la necesidad de que el trabajo artístico tenga la mayor calidad posible. Si bien es cierto que no compite un concierto de tributo a Led Zeppelin o Genesis con otro de dedicado a la obra interpretada por Aretha Franklin, en escenas como las del jazz, donde los conciertos temáticos son cada vez más habituales, la calidad importa. Y mucho. En este circuito especialmente, la cantidad de material original, hecho por músicos argentinos, compite con la producción temática, a veces apuntada a la música de películas, a los grandes éxitos de un crooner o un disco que marcó una época y se transformó en bisagra para una corriente estética (el swing, el bebop o el cool jazz).
Miles Davis esencial
Desde hace cuatro años, el club de jazz Notorious (Callao 966), ofrece un espectáculo que fue ideado por el dueño del local y el baterista Fernando Martínez. Conseguir las transcripciones de temas y solos de Kind Of Blue allanó el camino para que ese disco emblemático del jazz pudiera ser reproducido con total fidelidad. "El germen, la idea original y el disparador fueron los solos originales. Lo tocamos más o menos durante un año. Pero naturalmente nos fue llevando a modificar el rumbo con la improvisación", cuentan. Actualmente, el grupo que integran Mauricio Dawid (contrabajo); Miguel Marengo (piano); Fernando Martínez (batería); Carlos Michelini (saxo alto); Guido Bauzia (saxo tenor) y Sebastián Greschuk (trompeta) reproduce los solos y la orquestación pero se libera al momento de los solos. La decisión parece acertada, porque no se trata de tocar notas únicamente sino de apuntar a lo esencial del LP ¿Cuál sería el sentido de reproducir tal cual las partes de Miles o de John Coltrane si no son Miles ni Coltrane los que están tocando?
Vale esta aclaración. Si bien son solos modernos, carecen de componentes localistas. Fernández dice que todos los músicos del grupo son músicos formados con escuela jazzística moderna norteamericana. "Estamos influenciados por la música de acá pero cuando tocamos este disco nos ponemos en la cabeza de un músico de Nueva York o San Francisco. No porteñizamos nada de lo que suena en ese show. Nos ponemos en el modo Miles y no hay argentinismos. Lo bueno es que cada vez que tocamos se llena o tenemos por lo menos un 80 por ciento de las mesas ocupadas. Y la devolución es buena, incluso del público extranjero que viene a vernos", revela.
El 1° y el 22 de marzo serán las próximas citas con el universo Miles Davis y, especialmente, con Kind Of Blue, uno de sus discos más famosos.
El ADN de Genesis
Nunca mejor elegido el nombre de una banda tributo: Genetics. Porque se aproxima de manera gráfica y fonética al grupo inglés homenajeado, Genesis, pero también sirve de juego de palabras para entender que Genetics es la genética de Genesis. Quien vea uno de sus conciertos se dará cuenta de la fidelidad con la que el grupo argento expresa ese ADN. Hay antecedentes: un grupo de mediados de los ochenta llamado Rael. Varios integrantes de esa banda son los que, ya en este siglo, formaron Genetics. En 2012 los músicos sacaron cuentas y advirtieron que se cumplían 40 años de la salida del disco Foxtrot, por eso decidieron representarlo completo, incluso con la obra en siete movimientos titulada Supper's Ready. Luego repitieron el ritual con los discos siguientes. Hubo hechos que sacudieron para bien y para mal al grupo; la muerte del cantante, la reunión sobre el escenario con el guitarrista histórico del Génesis, Steve Hackett. Pero la banda siguió su camino. Tanto que para este año prepara tres conciertos en el Teatro Coliseo, casi a modo de festival, porque habrá un abono con descuento para quienes vayan a los tres. El 31 de mayo Genetics interpretará el disco Wind & Wuthering; el 7 de septiembre The Lamb Lies Down On Broadway (uno de los favoritos de los fans) y el 9 de noviembre The Black Show, que no es un disco sino un show, con temas que Genesis grabó en los primeros años de la década del setenta.
Aunque el objetivo sea el disco, hay que ir primero tema por tema. Esto lo explica Horacio Pozzo, tecladista del grupo. "Hay dos caminos y los transitamos a los dos. Uno es reproducir el show como lo hacía Génesis cuando presentaba sus discos. Eso sirve hasta cierto punto porque los shows eran más cortos. Luego comenzamos a tocar los discos tal como habían sido grabados. Por supuesto que la dinámica del disco y del vivo es diferente. Por más que sea imperfecto el vivo tiene mucha más potencia y seres humanos que están ahí, escuchando. Nosotros tocamos muy parecido a lo que Genesis hacía pero nunca será igual porque somos otras personas. Somos fieles a la música que está grabada. No vamos a cambiar un acorde por otro que nos parezca más lindo. Sólo nos dimos licencias tocando con Hackett al lado nuestro. Pero era otra situación", indica.
En cuanto a lo grabado y lo que llega al escenario, Pozzo aclara que los primeros discos de Genesis eran prácticamente registros en vivo porque no había sobregrabaciones. El paso de los años y la sofisticación hicieron que ni siquiera Genesis pudiera llevar a los escenarios exactamente lo mismo que estaba en los vinilos. "Nosotros lo que hacemos en esos casos es tomar las referencias de los conciertos para ver cuáles fueron sus elecciones al momento de llevar los discos al vivo. La ventaja que hoy tenemos es la tecnología", afirma Pozzo. El altísimo nivel de emulación de algunos sintetizadores permite que un tecladista no tenga que recurrir a instrumentos originales.
El Graffiti argento de Led Zeppelin
"La pasión por Zeppelin la tenemos desde siempre -dice Nacho-. Aprendí a tocar la batería con esa genética. A todos nos encanta el rock de los setenta. Creo que fue la etapa en la que mejor se desarrolló el rock que más nos gusta". Physical Graffiti es una banda de apenas un año y tres meses integrada por músicos de entre 21 y 38 años. No hace temas de Led Zeppelin, se transforma en Led Zeppelin: esa es la consigna. A eso apunta este combo que ha transitado bastante la zona Oeste del gran Buenos Aires con las canciones de Page, Plant y compañía.
El 16 de marzo subirá al escenario del teatro Gran Rivadavia de Floresta para hacer foco en el concierto de Zeppelin titulado The Song Remains The Same. "Buscamos las versiones más emblemáticas de cada show, de cada solo de guitarra. En el próximo recital haremos hincapié en The Song Remains The Same porque muchos dicen que al escucharnos tocar estas canciones sienten como si estuvieran viendo la película", explica Nacho.
Physical Graffitti cuida tanto la instrumentación, las versiones de los temas y el sonido, como el vestuario y la iluminación. "Somos conscientes de que no es hacer lo mismo si no interpretar lo mismo. Intentamos hacer lo más parecido. Pero lo que hay que tener en cuenta de Zeppelin es el salvajismo, la improvisación y la sangre del momento. Queremos hacer como que fuese un show de los setenta. Hay momentos imposibles de reproducir nota por nota, pero captamos la esencia. Que pasaba energéticamente. Salvajismo, misticismo, épica. Fuimos tratando de ver lo que cada parte transmite", revela.
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