En el canal oficial del grupo se puede ver un documental sobre los últimos shows de la banda y cómo se gestó el disco No llores por mí, Argentina
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Este lunes se cumplen 40 años del histórico recital que Charly García dio en el estadio de Ferro, el 26 de diciembre de 1982, como presentación de su primer disco solista, Yendo de la cama al living. Pero antes, en Marzo de 1982, en el Estadio Obras, Serú Girán dio una serie de shows históricos.
Durante uno de los cuatro recitales que ese mes dio Serú Girán, al promediar el tema “Viernes 3 A.M”, Charly García entonó: “Pero en sí, nada más cambiará”, y repitió el final de la frase mientras veía cómo una mujer policía junto a otro policía de civil arrastraban a un muchacho hacia la salida del estadio. La banda siguió sonando y Charly dijo: “Si esa mujer que está ahí llevándose gente en cana no se va, no tocamos más, loco. Que se vaya ya esa mina. ¡Vos, largo! Esto es un recital, no una comisaría. Quédense tranquilos, está todo bien, loco. Ustedes pagaron para venir acá. Y nos pagan a nosotros. No podemos estar con problemas”. La música nunca se detuvo, Charly gritó “Cambiamos”, y después retomó la letra: “Cambiaste de tiempo y de amor y de música y de ideas”.
“Viernes 3 A.M.” es la crónica cantada más poética y perfecta de un suicidio. Pero esto nada tuvo que ver con aquella situación, que pudo haber sucedido aquel 6 de marzo mientras Charly cantaba otro tema de la lista. Ver a policías sacando gente de los recitales (y hasta metiéndose en camarines) ocurría en cualquier momento de cualquier show durante la última dictadura militar. A poco más de cuarenta años de aquella función escuchar la voz de Charly en tono amenazante hará poner la piel de gallina a todo aquel que haya vivido el rock siendo joven, en esos años. Incluso le pasará a aquellos que eran niños en los estertores de la dictadura, pero tuvieron a Serú Girán como banda de sonido de sus vidas. Quizá sea más difícil contarles esta historia a los que nacieron en este milenio. Pero no imposible. Solo será cuestión de tomar una breve biografía de la banda para entrar en tema y luego profundizar con documentales como Serú Girán, a 40 años de No llores por mí Argentina en Obras. Esta pieza, con un minucioso trabajo de Lautaro Guido Pavía (periodista, productor de medios y coleccionista de grabaciones inéditas) y el inmenso aporte del coleccionista de audios de recitales Gustavo García, muestra cómo fue realmente el día que Charly sacó a la policía del Estadio Obras, a un mes del comienzo de la Guerra de Malvinas y un año y medio antes de la vuelta de la democracia.
Serú Girán volvió con justicia a ser noticia en los últimos años, ya sea por libros como Entre lujurias y represión, del periodista Mariano Del Mazo, o las reediciones remasterizadas de los primeros discos de la banda y este documental que se puede encontrar en los canales oficiales del grupo.
Serú Girán, a 40 años de No llores por mí Argentina en Obras fue un sueño que le llevó a Pavía más de diez años llevar a la realidad. Cuenta por primera vez las palabras exactas de Charly cuando dejó de cantar “Viernes 3 A.M.” pero, también, en su hora y media de duración trae perlas como versiones de “Yendo de la cama al living” y de “Peperina” en inglés (aportadas por algunos de los entrevistados). El documental está plantado sobre dos bases. Por un lado, el material valiosísimo del coleccionista Gustavo García. Por otro, los testimonio de quienes tuvieron un lugar privilegiado en aquellos recitales y, en general, en casi toda la carrera de Serú Girán: el iluminador Juan José Quaranta y los sonidistas Gustavo Gauvry y Amílcar Gilabert (tres celebridades para el mundillo rockero, aunque nunca se los veía sobre el escenario). Además, el testimonio del periodista especializado Alfredo Rosso y de Gustavo García, que también da detalles muy precisos de cada uno de los registros que hizo de la banda, con su grabador de casete tipo walkman y cinta de la mejor calidad.
“Voy a cantar un tema que va a estar prohibido”, anticipaba Charly en el concierto de Navidad de 1981, en el Teatro Coliseo, meses después de que en otro recital le dedicara con toda ironía a Roberto Eduardo Viola, (”Para que se mejore”, largó García), cuando el presidente de facto fue reemplazado por Leopoldo Fortunato Galtieri. También hay audio de un recital en el Festival de La Falda donde Charly pide al público que deje de tirarle cosas porque no puede tocar así.
“Mi amigo Gustavo García es el número uno en esto. Es coleccionista desde el 76, y siempre digo que si hay algo de lo que se habla que el no lo tiene o no lo ha escuchado, eso en realidad no existe. Debe tener el mayor archivo de recitales y grabaciones inéditas del rock nacional”, dice Pavía. Siempre que habla del coleccionista se refiere a García, orgullosamente, como “mi amigo”.
“Lo que hizo él yo lo continué a partir del 2000, más o menos. Nos fuimos haciendo amigos y le dije que este material se tenía que dar a conocer pero bien hecho -explica Pavía-. El problema es que hoy todo tiene que ser ya, en HD y a cuatro cámaras. Y eso no existe”.
Pavía lleva 23 años como coleccionista y desde hace diez trabaja sobre esta idea de los últimos recitales de Serú. La pregunta clave es por qué si existieron esas cuatro funciones (magníficamente tocadas) Serú Girán lanzó No llores por mí, Argentina, meses después, con una parte de ese material como base, pero muy retocado en estudio. En realidad, este fue el último disco de la primera etapa del grupo. A diez años de su disolución, el cuarteto se reagrupó para una serie de autohomenajes que incluyeron dos recitales históricos en River Plate y un disco con clásicos y temas nuevos.
Hay un contexto y una hipótesis. El contexto es el de una banda que nació a instancias del cantante, compositor y tecladista Charly García (e integrada por el bajista Pedro Aznar, el guitarrista David Lebón y el baterista Oscar Moro) y que había llegado, en 1982, con cuatro discos editados, a la cúspide del rock argentino y con una incipiente proyección al exterior. Pero los planes quedaron truncos cuando Aznar decidió dejar la banda para irse a estudiar música a los Estados Unidos. De algún modo, los conciertos del 82 en el Estadio Obras fueron la despedida del bajista. La idea inicial era buscar un reemplazo y continuar, pero eso nunca ocurrió.
Las grabaciones de esos recitales con una consola de 16 canales en cintas de una pulgada fueron producto de la astucia de Gustavo Gauvry, que le preguntó días antes de los shows al manager del grupo, Daniel Grinbank, si había comprado las cintas. Y el mánager cayó en la cuenta de que no tendría registro de los últimos shows de Aznar con la banda, por eso le pidió al técnico que comprara el material. El disco No llores por mí, Argentina se hizo con esas cintas como base, aunque luego los registros desaparecieron. Probablemente se hayan regrabado con otras músicas encima.
La hipótesis de Amílcar Gilabert, técnico de esos conciertos y del LP es que los cuatro músicos no habían pensado nunca en publicar un disco en vivo, por eso hicieron tantos retoques y regrabaciones en el estudio. Para muchos fue una pena.
“Hace muchos años que tenía todo en la cabeza y a las personas que iba a entrevistar -dice Pavía-. En todos lo recitales de rock se pone siempre el mismo contenido y se cuentan las mismas anécdotas y los seguidores de estos documentales de rock quieren lo nuevo, lo distinto, el audio y la foto inéditos. Hace diez años me contacté con el mejor en esto. Desde 1976 que mi amigo graba recitales de aire, a la vieja usanza. Grabó todo lo que te imagines: Invisible, Serú Girán, La Máquina de Hacer Pájaros, Spinetta Jade, Sumo, Los Redondos. Y yo, como seguidor de Serú Girán, tenía a las funciones de No llores por mí, Argentina, como uno de los materiales más buscados para ver cómo había sonado originalmente y pensar por qué regrabaron el disco en el estudio. A lo largo de la carrera de Charly hay puntos fuertes que todo coleccionista busca. El primero es el Festival del amor. Otro es el debut oficial de Serú en Obras. Otro puede ser el show de Serú y Spinetta Jade y luego este, de 1982. En el país no hay mucha política de preservación. En los canales de televisión muchas cintas se regrabaron encima, por cuestiones de costos. Lo único que queda es el material de los coleccionistas, en audio y video. Al principio pensé que [en los recitales del 82] habían sonado desafinados o algo por el estilo, cosa que se podría llegar a entender. Pero creo que bien explica los motivos Amílcar Gilabert. Además, en las más de setenta grabaciones inéditas que actualmente tengo te das cuenta de que siempre sonaban bien. No desafinaban. Eran excelentes”.
En el canal oficial de Serú Girán en YouTube, además de este documental que fue autorizado por todos los integrantes del grupo y por el heredero de Oscar Moro, también se pueden encontrar otras joyas rescatadas por estos dos coleccionistas, como el recital que la banda dio en La Rural, el 30 de diciembre de 1980, organizado por el programa de ATC Música prohibida para mayores. Fueron dos únicas canciones recuperadas de ese recital lo que llevó a Pavía a reunirse con los responsables del canal de YouTube y contarle a la banda el proyecto de su documental, que ya está terminado y subido para ser disfrutado.
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