El Cuchi Leguizamón será homenajeado esta noche en el festival de Cosquín

Lorena Astudillo está trepando por la nota de una melodía del Cuchi Leguizamón en tiempo de vidala. A su lado, Liliana Herrero la mira admirada y concentrada. Minutos antes de entrar al ensayo Astudillo decía que no podía creer que iba a cantar con Liliana Herrero y Melania Pérez, sus dos referentes. Ahora juntas están haciendo “Zamba del laurel”, una canción con letra de Armando Tejada Gómez y música del Cuchi Leguizamón que grabó en su auspicioso disco debut Lorena canta al Cuchi (1999).“Es un territorio familiar al que necesito volver siempre”, cuenta Astudillo, quien está trabajando en un disco con arreglos de cámara sobre la obra del Cuchi junto a Patricio Villarejo.

La obra del Cuchi vuelve a resignificarse a cien años de su nacimiento. El pianista y arreglador Popi Spatocco, convocó a un grupo de artistas ligados a la música del compositor salteño -Liliana Herrero, Melania Pérez, Bruno Arias, Franco Luciani, Dúo Coplanacu, Chacho Echenique, Moro y Luis Leguizamón, Nahuel Penisini, Bruja Salguero para celebrar un tributo colectivo comisionado por el festival de Cosquín que subirá a escena esta noche. “A mí me gusta pensar que el Cuchi no estuvo en Cosquín pero sus obras siempre estuvieron-explica Popi Spatocco, factotum musical del homenaje. Me parece una señal positiva que haya una Comisión que quiera hacer este espectáculo. El Cuchi, sin lugar a dudas, es el folklore que nos gusta y el primero que elegimos para formar una selección de la música argentina”.

En Buenos Aires los ensayos son intensivos. La sala es una cocina. Los invitados van pasando y el ensamble de guitarra, cuarteto de cuerdas, percusión, piano y contrabajo, repasa las partituras con los arreglos de las canciones. Liliana Herrero le dice con picardía a Popi. “Dame libertad para cantar al Cuchi”. La cantante, sin embargo, se vino con las copias de las partituras originales que le entregó Delfín Leguizamón: un tesoro que comparte con todo el que se le acerca. “Al Cuchi siempre lo amé. Era una mezcla extraordinaria entre la música, el humor, la salteñidad y la cocina. Ese lazo era una bomba explosiva. Este tributo es una reparación histórica”, desliza la cantante, que recuerda cuando iba a su casa de Rosario y se quedaban hasta altas horas de la madrugada compartiendo música, charlas, comidas y debates junto a Fito Páez y Manolo Juárez.

Bruno Arias abre la puerta de la sala de ensayo y se queda escuchando el final del arreglo de “Zamba del laurel”. Disfruta como si fuera un espectador privilegiado. Cuando le toca el turno graba la versión en su teléfono para enviársela por whatsapp a sus compañeros del Dúo Coplanacu y a la Bruja Salguero, que están en Córdoba, con los que compartirá dos canciones. Una obertura con cuerdas le da pie al cantautor jujeño para recitar un soneto de introducción a “Carnavalito del duende”. “¿Querés que toque en mi charango?”, aporta el cantor. Popi Spatocco asiente. Casi sin pausa arrancan con “Zamba del carnaval”. Las dos canciones salen como si hubieran sido escritas para Bruno Arias. “Tenía un padre que me mataba escuchando el Dúo Salteño ”, cuenta.

El arreglador de Mercedes Sosa, logra que todo suene fluido, equilibrado y exquisitamente musical. Ayer todo el grupo de artistas, los que estaban en Buenos Aires, Salta y Córdoba, se encontró finalmente en Cosquín para darle la puntada final al encuentro. Antes de salir a escena tendrán otro ensayo para ajustar la fina trama de música compuesta por el Cuchi Leguizamón. “Es difícil resumir su obra en un espectáculo porque fue tan prolífico y tan fundamental para el cancionero de todos que doce temas se quedan cortos. La idea es que estén todos los ritmos representados y que haya artistas de distintas procedencias y generaciones, tratando de unir los lazos por la resonancia musical. Si sabemos que el Cuchi es de todos, los que estemos arriba y abajo del escenario queremos honrar eso”.

Luis Leguizamón acaba de llegar a Córdoba y se encuentra con su hermano Moro y el Chacho Echenique del Dúo Salteño. Ellos formarán parte del tributo también. El linaje familiar en el caso de los Leguizamón no pesa, sino que siempre fue una marca de orgullo y de identidad, hasta de una postura estética frente a la vida. Luis, que es un calco de su padre, en la forma de hablar, reírse y cantar, dice que este tributo (ya se realizó uno en 2010) es una revalorización necesaria y que paga una vieja deuda con su padre. “El Cuchi ha estado negado durante mucho tiempo y nunca tocó en Cosquín. Me parece bárbaro que ahora se le de la importancia que tiene la música del Cuchi. Una vuelta le decía al viejo si no le daba bronca que no lo invitaran. “No, pero Luisito esto es más fácil”, me dijo. “Yo todas las noches estoy en Cosquín. Alguien siempre canta mis temas y encima no tengo que ir a afinarle las guitarras”.

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