Ya sea que evoque a los Beatles o proteste contra Trump, su música suena tan fresca como siempre
Paul McCartney - ‘Egypt Station’
Universal - Cuatro estrellas
Pasaron 55 años desde "Love Me Do" y Paul McCartney sigue sumando gemas a su cancionero, sin nada que probar excepto que es el único que puede hacerlo. Egypt Station, su primer disco en un lustro, sigue la línea excéntrica de Ram –su álbum solista de 1971–, creado en colaboración con el arquitecto del pop Greg Kurstin.
Esta vez, Paul mezcla fantasías de pop acústico y pastoral ("Confidante") con revelaciones íntimas al piano ("Do It Now"). También ha adquirido una habilidad especial para las canciones de sexo un poco tontas, como "Come on to Me" o la ridícula "Fuh You", que es básicamente una secuela de "Hi, Hi, Hi", su tema de 1972. La obra maestra del disco es "Dominoes", una de esas creaciones de McCartney que suenan emocionales y enigmáticas, con un yeite de guitarra acústica digno del Álbum Blanco que se construye durante casi cinco minutos: tiene el inconfundible toque de McCartney que todos quieren copiar, pero se siente totalmente fresco y nuevo.
Todo el disco contagia ese espíritu lúdico. "Back in Brazil" es un desvío electrónico hacia la samba, y "Do It Now" evoca a "Here Today", su clásica elegía a John Lennon, con un Paul más viejo y sabio reflexionando sobre lo corta que es la vida. "Despite Repeated Warnings", una protesta contra Trump, es una minisuite de siete minutos en la que, aun enojado, Paul logra mantener su encanto, como siempre lo ha hecho. Y, a juzgar por este disco, como siempre lo hará.
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