Duratierra, entre Led Zeppelin y el folklore
El grupo, que combina elementos del folklore y el rock, presenta hoy su nuevo disco, Cría, uno de los mejores del años 2017; en la sala Caras y Caretas
“Con los pies en la vereda, ya decís canciones nuevas”. Parece un grafitti urbano pero es una canción del grupo Duratierra. “Vienen las canciones nuevas llenas de canciones viejas”, canta Micaela Vita en Cría, el nuevo álbum de la banda. El quinteto, que presenta su nuevo disco en la Sala Caras y Caretas, tiene una energía musical que sobrepasa la línea divisoria entre el folklore y el rock. Ya no es un género. Es una canción nueva que reúne a todos: Yupanqui, Nicomédes Santa Cruz, Led Zeppelin, Lenine, la música afroperuana y brasileña, la tradición, lo contemporáneo, el folklore, el funk y el rock.
Micaela Vita está mirando la ciudad desde la terraza del estudio donde ensaya con el grupo hace cinco años. “Es importante tener un lugar fijo para la banda porque es como la casa”, cuenta. Es el refugio y el laboratorio creativo de Duratierra –un grupo formado por Micaela Vita (voz), Juan Pablo Saraco (guitarras), Nicolás Arroyo (percusión), Tomás Pagano (bajo eléctrico) y Matías Zapata (teclados y acordeón)– con 13 años de trayectoria. A comienzos de este año lanzaron Cría, uno de los mejores discos del año de música popular.
“El proyecto fue tomando en la vida de cada integrante un lugar principal con el paso de los años –afirma la cantante Micaela Vita–. Después de muchos años de laburar, la banda está empezando a crecer en la cantidad de gente que convoca y en los proyectos artísticos que se arman alrededor, como el concierto sinfónico en el CCK. Es un momento intenso”.
Los Duratierra se dieron a conocer con Floralia (2010), un álbum de clásicos de la música latinoamericana elogiado por la revista Rolling Stone. En 2013 editaron Enobra, donde presentaban sus propias composiciones. Tuvieron que pasar cuatro años para entrar a los estudios de grabación nuevamente y grabar el disco Cría, donde logran finalmente forjan una personalidad artística original, que reúne sus distintas influencias musicales y que metabolizan en canciones que pueden sonar folklóricas y urbanas. Es decir, canciones nuevas que en su corazón están llenas de canciones viejas.
“Cada día se abren puertas nuevas. Nos llamaron para tocar en Cosquín y eso tiene una implicancia enorme. Es importante que haya un espacio para este tipo de música que hacemos como otros compañeros que hacen este camino. Cada paso que damos trabajamos mucho para que suceda, siempre desde lugar sincero y autogestivo. Es la parte buena de haberse roto el lomo. Es un gran momento”.
-En este disco finalmente el grupo parece haber encontrado su espíritu musical.
–Pasó algo en el grupo. Llegamos a un nivel de aceptación de quienes somos. Eso nos colocó en un lugar más claro como banda. Antes nos diríamos entre esta idea de catalogar la música que hacíamos. Ni hacemos un folklore tradicional, pero tampoco no hacemos pop ni rock. No era un camino trazado y cada artista lo va armando y surcando. Creo que lo que sucede con este disco es que llegamos a esta sensación de que nosotros somos la música que estamos haciendo y hubo un entendimiento que la identidad del grupo tiene que ver con ese mensaje de diversidad que hay en la banda. Somos heterogéneos. Hay paisajes y sonidos que conviven en cada uno de los integrantes y todo eso va a la banda.
-Forman parte de una generación que desde el folklore están dialogando con otros géneros y estéticas de una manera más libre.
–Es lo más sincero que supimos hacer. Tiene que ver con la música que escuchamos en nuestra casa y los discos que elegimos poner y los artistas que fuimos a ver siempre. Seria extraño que eso no estuviese adentro del grupo. Sin Liliana Herrero o Raúl Carnota nada sería lo mismo. Nosotros siendo de otra generación sabemos que mucha otra gente abrió estos caminos. Son artistas que supieron bancar esa idea que el folklore no es algo quieto, que no le pertenece a una sola región y que está recontra vivo. Como parte de la nueva generación podemos crear desde esa libertad y no replicar historias que no son de ahora.
–Sus temáticas amplian el registro folklórico sin dejar de cruzar lo ancestral y contemporáneo
–Es que el campo ya no es el mismo y las mujeres estamos colocándonos en otro lugar. Hay cambios que tienen que estar reflejados en el folklore de hoy. Somos nacidos en esta ciudad repleta de influencias, ruidos y sonidos. No me sentiría completa cantando folklore tradicional con comillas y tampoco lo sería cantado en un grupo de rock. Armamos la casa de Duratierra como nos gustó a nosotros. La ventanda de una demolición y el piso de los abuelos. Tenía que ser un lugar familiar.
-¿Y se sienten parte de la familia folklórica?
–Claro que nos sentimos parte de la familia folklórica. Es la música que escuchamos los cinco todos los días. Nacimos a la sombra de ese árbol y desde ahí asomamos a otros lados con cierta esencia rockera. Pero fue desde esa raíz. No fue el proceso de Divididos que se folklorizó. Nacemos en el folklore y desde ahí dejamos que la canción sea.
–¿Quiénes son los otros compañeros de su generación con los que sienten un afinidad?
–Creo que nos sentimos parte de un camino similar con artistas que admiramos y que son amigos como José Luis Aguirre, Ramiro González, Luciana Jury, Raly Barrionuevo , Serarrebol, Chancho a cuerda y Valbé, que hacen un camino artístico profundo y comprometido que nos emociona poder estar. Estamos en el mismo mismo lugar de música argentina. Con Dura Tierra sentimos que es importante estar cerca y juntos e identificarnos compañeros. La cultura se forma en grupo. No es un juego que se juega solo.
¿Son los que están haciendo las canciones nuevas llenas de canciones viejas como dicen en Sarava?
–Esa canción vino a sintetizar que caminamos una huella que se fue abriendo gracias a gente que vino antes y como sobre esa huella hacemos algo nuevo. Fue como un manifiesto esa canción de Juan Pablo Saraco que sirvió para identificar a otra gente. Tuvo mucha llegada en nuestros compañeros músicos.
-También está el tema “Perro negro”.¿Es una cita encubierta a Led Zeppelin?
–Con Juan Pablo siempre estamos escuchando Zeppelin y esos riffs de Jimmy Page. Un día me dijo que tenía una idea. Vino con un riff que salió de Perro negro. Nació como un homenaje oculto que algunos detectaron y que a nosotros nos sirvió para cantar una letra que habla de de un presente actual y todos esos miedos que nos quieren meter y nos inventan realidades que no son. Nace de Zeppelin pero no sirvió para hablar de hoy.
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