Apenas cinco meses después de convertirse en el primer artista de trap nacional en llenar un Gran Rex (un record que este mes está siendo pulverizado por Paulo Londra, con cuatro funciones agotadas), Duki marcó otro hito en su primer Luna Park, un show sold-out con un alto despliegue de producción en el que volvió a subirle la vara al género.
El espectáculo empezó en las tres pantallas gigantes, tanto horizontales como verticales, dispuestas sobre una estructura metálica de quince metros en el centro del escenario: un armatoste de fierros de dos pisos que le daba a la puesta algo de Blade Runner. "No puedo pasar de nivel, estoy re estancado", decía Duki en el video previo al inicio, un sketch actuado que reconstruía el momento en el que decidió abandonar las batallas de freestyle para dedicarse a hacer sus propias canciones. (Duki también fue pionero en ese aspecto: es el primer competidor que se animó a dar el salto a la música, y quizás por eso da la sensación de que el resto de la escena lo corre desde atrás.)
Al igual que en el Gran Rex, Duki intentó romper con la dinámica típica de los shows de trap al incorporar una banda en vivo durante algunos pasajes (en general, los artistas del género suelen hacer todo el show con pistas), como en "Rockstar", el primer tema de la noche, que sonó incluso más contundente que la versión original. Pero, en el resto del recital, los tracks con pistas (disparadas por el productor Roque Ferrari, de la banda Coral Casino, que tuvo su lugar fijo sobre el escenario) parecieron conectar mejor con el público, en sintonía con una regla no escrita del sonido del trap: cuantos menos elementos, mayor la efectividad.
"Hace mucho que Argentina no figuraba en el mapa, y logramos posicionarla", dijo Duki después de tocar "Uh" y "Xanax" junto a Neo Pistea e Ysy A, sus compañeros de Modo Diablo, el grupo que comparten eventualmente. "Esta es una oportunidad para miles de pibes, y es por amor: la plata no vale acá." Si Duki es la figura que está corriendo los límites del trap nacional (la semana pasada estuvo en Miami participando de unas Spotify Sessions), también tiene claro que hay una escena más grande que él: a lo largo del show, desapareció varias veces del escenario y dejó que sus amigos hicieran sus propios temas, como ocurrió con Ysy y Neo, pero también con los ascendentes C.R.O y Luchito, además de invitar a Cazzu a cantar el mega hit "Loca" junto a él.
Los segmentos solistas de los invitados fueron solo algunas de las escenas de un show guionado al detalle, que incluyó, por ejemplo, un falso corte de luz a la mitad de "Hello Cotto" (después de 15 segundos de incertidumbre, las pantallas mostraron otro sketch, con Duki enojado y Luchito tratando de convencerlo para que vuelva), y luego una versión completa del tema interrumpido, previo anuncio de un presentador de boxeo, que salió al escenario de traje y dijo: "Con ustedes: Duuuuuuuukiiiiiii" al estilo de Las Vegas. En ese momento, Duki apareció vestido de boxeador, con un par de guantes que tenían estampadas las mismas alitas de ángel y de murciélago que tiene tatuadas en la cara.
También hubo momentos copiados de la NBA (el clásico lanzamiento de remeras al público con bazookas de aire comprimido), una cabina de teléfono sobre el escenario (adentro de la cual Duki esperaba "la llamada" del tema "Si te sentís sola") y cinco cambios de vestuario, lo que puede haber resultado un tanto excesivo para una lista de 20 temas.
El show terminó con todos los intérpretes hiperactivos arriba del escenario para compartir la seguidilla de "Guapo", "Hijo de la noche" y "Quavo" (tres temas que suman unas 100 millones de reproducciones en YouTube), y el público pidiendo más. "¡No-me-llores!", coreaba el estadio, en referencia al último hit de Duki, un tema oscuro y desgarrador en colaboración con el español Leby que quedará para momentos menos felices que este show histórico para el trap.