El rapero de 27 años desembarca este fin de semana en River, donde revalidará su popularidad, mientras se prepara para sacudir el estadio Bernabéu, en Madrid, el año próximo
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“Si hay algo que le faltaba a mi generación es tachar eso de la lista, ¿no? Desempeñarnos en vivo realmente bien”, dice Duki en conferencia de prensa antes de los dos shows que dará en River este sábado y domingo, ambos con entradas agotadas. Y para mí es eso, dejar la vara en una altura digna. Lo veo como esa pelea para la cual me estuve preparando todos estos años”.
El trapero, nacido y criado en Almagro, alterna entre la primera persona del singular y la del plural, como quien se reconoce parte fundamental de un movimiento. Desde que editó “No vendo trap”, su primera canción, a fines de 2016, se convirtió en la cara más visible y representativa de una música hasta entonces muy poco transitada en la Argentina. De tocar para 50 personas a agotar dos River y extender la gira a España donde ya agotó las entradas del Santiago Bernabéu para el año que viene. Todo en seis años. El trap y la música urbana no se mueven a la velocidad del rock, se mueven a la velocidad del pop. Y es esa velocidad la que también parece haber alcanzado a Duki, que este jueves dio por terminada la conferencia de prensa luego de que una pregunta lo pusiera a pensar en el futuro: ¿Qué hay después de tocar en River para un músico de 27 años que ha hecho de los récords su motor?
“Cuando me pregunto qué sigue, ya no tengo respuesta”, dijo. “Entonces, eso la verdad me genera bastante angustia. Me pone un poco mal porque sentí que todo ese recorrido de repente se te fue. Y va a llegar el sábado y el sábado voy a subir, voy a hacer el show y cuando me baje, por ahí ni voy a caer. Eso sí me da un poco de miedo, el hecho de quemar tantas etapas, que ya no haya un siguiente paso. Creo que ese es el problema de porqué se vuelven locos los más grandes, los que en un momento tuvieron esa visión. Por eso trato de tener una vida bastante tranquila. Si llega un momento en el que cualquier cosa que querés la tenés, no existe el margen de frustración, no existe motivo para ser feliz porque ya tenés todo. Y creo que parte de la angustia que tengo va arraigada a eso, a que van a ser dos días y se me va a ir de las manos, y no sé si quiero que sea ahora”.
Con el carisma y el contexto a su favor
Nacido el 24 de junio de 1996 como Mauro Ezequiel Lombardo, Duki catalizó el gusto de un público joven que había crecido escuchando trap, hip hop y reggaetón de otras tierras (Estados Unidos pero también España y el Caribe) combinado con la explosión de las batallas de freestyle con El Quinto Escalón como epicentro de la escena local. Aunque nunca destacó por su espíritu competitivo, ganó una de las ediciones con el solo objetivo de usar el premio, la posibilidad de grabar una canción, como plataforma para dedicarse de lleno a la música.
Entre su talento y su carisma, pero también con un contexto que lo ayudó y del que siempre se encarga de dar cuenta, comenzó una carrera a toda velocidad. Muchos shows y también muchos lanzamientos, por su propia cuenta o en colaboración. “She Don’t Give a FO”, el primer hit transversal del trap argentino y editado un año después de “No vendo trap”, es la canción número 23 en la carrera de Duki. Al día de hoy, la lista llega a 260. En el medio, Duki se moldeó como una estrella.
Una juventud de excesos, canciones que eran hits instantáneos, un disco debut inconsistente, polémicas de todo tipo y una carrera por profesionalizarse a medida que su éxito le pedía estar a la altura de las circunstancias. En 2022, de hecho, le contaba a LA NACIÓN que una crisis en plena gira por Estados Unidos le dio la pauta de que se tenía que profesionalizar, sobre todo para los shows en vivo, el gran desafío que tiene la música urbana a la hora de llevar el audio de sus canciones al contexto de recital.
Una de las soluciones fue sumar una banda para que las pistas no sean el único soporte sonoro y entonces los temas adquieran cuerpo. Si bien son varios los músicos de la escena que optaron por eso, en Duki la particularidad es que no se pierde el sonido trap, propio de las máquinas y no tanto de la tracción a sangre. “Yo elegí de esa manera, en un futuro supongo que muchos van a optar por seguir los caminos que ya marcamos; algunos otros van a ser un poco más atrevidos y elegirán otras cosas elegirán otras cosas”, contó al respecto en conferencia de prensa. Esa combinación entre máquinas y música tracción a sangre le ayudó también a saldar una deuda generacional para los amantes de la música old school, que muchas veces acompañan a sus hijos a los shows de Duki: “De repente, ves un padre con su hijo. Lo veo disfrutando la música y claramente al padre muchas veces le da igual la canción, pero lo ves moviéndose al ritmo de la música y disfrutándola. Por ese lado hay un poquito de presión y también un poco de goce. Pero supongo que cuando me pare ahí, todo cambia”.
Colaboraciones
En lo que respecta a sus lanzamientos, se pueden hacer varias categorías en relación con los formatos. Por un lado están los singles, esas canciones sueltas que se convirtieron en la unidad de sentido más cómoda para esta generación y que en el caso de Duki suelen darle los mejores resultados en términos de llegada. Están los temás más ocultos, esos piratas que deambulan por YouTube sin un lanzamiento oficial, entre los que figura “Astral” su única colaboración con Paulo Londra, el otro gran nombre de la escena. Están los reggaetones, el terreno en el que Duki tiene menos cosas interesantes para decir pero con el que apunta a posicionarse en las playlists y sumar reproducciones. “Cada vez que tuvimos la oportunidad de hacer un reguetón algo para pegar unos pares de peso, lo hicimos, ¿no?”, bromeó al respecto en la conferencia de prensa. Y también están los discos, en donde publica canciones que buscan una unidad sonora (sobre todo en Desde el fin del mundo y Antes de Ameri) y que incluyen temas que en solitario no tendrían demasiado sentido.
En toda esa red de lanzamientos, Duki sabe que hay temas que van a correr con menos suerte que otros, y que no necesariamente el esfuerzo y la búsqueda se trasladen a los clics y la relevancia. Pero a fuerza de una prolificidad que sostiene casi como su propio tour de force, cada tema encuentra su espacio y le da razón de ser al ímpetu artístico. “Yo no le tengo miedo a eso, no le tengo miedo al no hit”, le dijo en 2021 también a LA NACION. Fue también en ese año postpandemia que Duki encontró un equilibrio para su vida privada y artística. Una relación estable con Emilia Mernes y una rutina alejada de las polémicas, que solo parecen tener lugar ahora en el fronteo interminable de sus canciones. En la conferencia de prensa, dijo al respecto: “Soy una persona con una vida bastante tranquila, bastante promedio, nada, nada muy fuera de lo normal. Estoy en mi casa tranquilo, viendo alguna serie; estoy con Emilia y con mi perra. En mi casa estoy relajado, después sí, obvio, cada uno tiene sus demonios. Yo creo que a lo largo de todos estos años aprendí a tratarlos mejor. Entonces sí hay una presión si uno por el momento está angustiado, está mal, pero nada es tan grave y esto es un momento hermoso”.
Cinco canciones de Duki que no son un hit
Si Duki está asociado al éxito y a sus lanzamientos taquilleros, también está el “Duki lado B”. El que colabora con otros artistas y también el que retoma el espíritu amateur del freestyle y el trap original, publicando canciones que parecen demos. En muchos de esos temas, Duki suelta sus mejores flows y técnicas, por eso aquí repasamos canciones que bien merecen una escucha.
“7 Pakas”
Una de las tantas colaboraciones de Duki con C.R.O es este tema opresivo que recupera cierta onda boom bap y se mete de lleno en las profundidades de una noche de consumos marginales. Hacia el final de la canción, Duki escupe uno de sus flows más originales. Con síncopas, jugando con los espacios y los acentos del beat. Rapear sin concesiones de estilo, algo que no suele aparecer mucho en su carrera, pero cuando aparece lo posiciona en otro nivel.
“Sol”
En el extremo opuesto a “7 Pakas”, “Sol”, en colaboración con Lara91K, muestra el costado más melódico y cancionero de Duki. Un arpegio de guitarra eléctrica configura el mood de una canción que por momentos tiene algo de power ballad pero que, sobre todo, privilegia una textura en la que Duki pueda dar costado a la faceta que sus fans han llamado “Duko sad” (Duko triste)
“LeBron”
Si bien en el momento de su lanzamiento, “LeBron” (y su par “Ballin’”) tuvo buena repercusión, con el correr del tiempo el tema fue perdiendo lugar en el repertorio en vivo de Duki. Un sublow que se expande por debajo, una letra repetitiva pero que gana en dramatismo y las fijaciones de Duki: el amor, el dinero, el fronteo, la lucha por el reconocimiento, la NBA y la reivindicación de sus amigos de la escena.
“Astral”
En los tiempos prepandemia se hablaba de una rivalidad que nunca fue explícita entre Paulo Londra y Duki. La lucha por el número uno y con ello la proyección internacional parecía enfrentar a los dos músicos que tenían a las batallas de freestyle como origen en común. Pero lo que pocos saben es que antes de que la fama los alcance, participaron de “Astral”, un tema del MC Wolf que hoy deambula por YouTube como una gema salida antes de tiempo. Ya en 2022, Londra y Duki editaron “Party en el barrio”, un tema oficial, que no estuvo a la altura del rumor generado a su alrededor.
R.I.P “La Manshon” Freestyle Oli Sesion Baitch
Así, con ese nombre que denota el carácter de demo del tema, Duki publicó en su canal oficial de YouTube una improvisación sobre un beat cualquiera. Esa práctica solía ser común en los primeros años de la carrera de Duki: abrir la computadora de algún productor amigo durante una juntada, improvisar una tiradera y dejarla allí, a la espera de que alguien la descubra o lista para ser reclamada a futuro por él mismo. De todas las grabaciones por fuera del canon, ésta rankea como una de las más icónicas y la que mejor retrata aquellos años iniciáticos.
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