La cantante inglesa construyó en cinco años una carrera a la medida de los requerimientos de la industria de la música, pero sin dejar de dar su opinión sobre los temas que le interesan
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Hay un viejo dicho que reza: los norteamericanos lo inventaron y los británicos lo hicieron mejor. Que es como decir, el rock & roll nació en América del Norte, pero los Beatles y los Rolling Stones surgieron en Inglaterra. O como ponerse a sacar cuentas y llegar a la conclusión de que hay cientos de artistas que explotan en las plataformas digitales de música y en redes sociales, pero el crecimiento sostenido lo encontramos en los nombres de un par de artistas ingleses como Ed Sheeran y Dua Lipa.
Con altura de modelo (1.73) y rostro de porcelana, Dua Lipa tiene, además, ese plus que le ha dado la genética para conquistar el mercado de la música. Y lo hizo. De hecho, probablemente en cualquier biografía que se tenga a mano lo que más se destaque en los primeros párrafos serán sus conquistas en la industria de la música: premios y grandes logros en apenas cinco años de carrera y dos discos editados (Dua Lipa, en 2017; Future nostalgia, en 2020). Como corolario están los cinco Brit Awards que ganó en esta corta trayectoria siendo la última edición de estos premios, el mes pasado, su gran conquista. Porque se impuso en esos premios y porque también atesora premios Grammy. Aunque su historia tiene muchos otros matices que comienzan con su propio nombre. Se sabe que su verdadero nombre es Dua, que nació en Londres, en 1995, que es hija de dos refugiados kosovares y que en el comienzo de su adolescencia sus padres decidieron volver a su tierra y se reinstalaron en Pristina. Se sabe que la vocación por la música que había heredado de su padre artista no iba a tener la misma proyección en Kosovo que en el Reino Unido, por eso volvió a Londres. Allí terminó el secundario y entre trabajos que fueron varios (moza en un restaurante mexicano, recepcionista en un club nocturno y algunas campañas de modelaje), consiguió su primer contrato con una compañía discográfica, a los 20 años. Y quizá lo que menos se sabe es que el éxito que hasta ahora sostiene no ha mostrado su techo. Se lo debe a tomar las decisiones adecuadas y, seguramente, a esa cuota de misterio inexplicable que hace que una canción se transforme en un hit, pero también a la construcción de un personaje que tiene un detrás de escena y una vida con opiniones públicas que no hacen mella (o al menos hasta ahora), de su ascenso como cantante.
La fama, en parte, se construye, y Dua Lipa hizo todos los deberes para licenciarse en la profesión de estrella pop. El primer recurso es la materia prima de todo artista pop: las canciones. Y hay que decir que todas sus primeras canciones reunieron las convenciones de un pop casi bailable, de melodías agradables y estribillos simples y pegadizos que permitieron su masividad, además de contar con las sociedades estratégicas necesarias. Su primer tema “New Love”, con una base tribal, su voz baja y con esos floreos típicos de artistas como Joss Stone o, incluso, Amy Winehouse, fue apenas una carta de presentación. Luego vendrían los tracks con los que comenzó a competir en las ligas mayores. El primero fue “Be the One”, con una secuencia absolutamente pegadiza.
Los videos de las canciones, más allá de la creatividad de sus realizadores, dibujan una entrelínea que marcan los tiempos artísticos de un solista. Si en el iniciático “New Love” se la veía como esa extranjera que en medio de una gira por los Estados Unidos aprovechó su paso por Los Ángeles para rodar una secuencia de situaciones, sin mayor pretensión que la de mostrarse al público, en “Be The One” también se la vería en esa misma situación, con su rostro en primeros planos, pero en una terreno donde jugaba de local, el Reino Unido. Y con “One Kiss”, en alianza estratégica con Clavin Harris, se recibía de artista pop en franco ascenso, con video coral y coreografías. Lo mismo sucedió con “New Rules”.
Las colaboraciones de Dua Lipa también ayudaron a abrir sus horizontes. Primero con Sean Paul, más tarde con Miley Cyrus (”Prisoner”) y hasta con el colombiano J Balvin, hoy el reggaetonero con más despliegue (”Un día one day”, con la participación de Bad Bunny y Tainy). Fue el propio Balvin quien la llamó por teléfono, sin intermediarios, para contarle que tenía una canción y quería que la hicieran juntos. Ella aceptó.
Tiempos de pandemia, colaboraciones a distancia. El encuentro con Miley fue distinto porque el video lo grabaron juntas. Llama la atención de esos tres minutos de música e imagen que Miley termina toda enchastrada y Dua, toda una lady, con su rostro inmaculado. Difícilmente le creamos al que nos diga que fue una decisión estética de los responsables del video. Quizá haya tenido más que ver con la visceralidad a la que Cyrus nos tiene acostumbrados y a la pulcritud habitual de Dua. Sin embargo, más allá de esas situaciones perfectamente cuidadas, Lipa tiene otros desbordes que muestran su interior, su sentimiento y sus ideas. Y no las esconde.
Las polémicas
Mayo de 2021 fue un mes de alegrías y malos momentos para Dua Lipa. Además de dar una gran actuación en los Brit Awards, se fue de la ceremonia con dos estatuillas, premios que recibió al imponerse en las categorías de mejor artista femenina y disco británico del año, por su reciente producción discográfica, Future nostalgia. Pero, por otro lado, fue acusada de “vilipendiar al estado de Israel” en un aviso publicado en The New York Times por el rabino Shmuley Boteach. El aviso incluyó la foto de la cantante y la leyenda “Hamás pide un segundo Holocausto. Condenalos ahora”. El motivo de su inclusión se debió a que días antes Lipa usó el hashtag #SaveSheikhJarrah que respondía al reclamo de palestinos para evitar su desalojo de ese barrio ubicado en el Este de Jerusalem.
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— Maffy (@matthewduchesne) May 22, 2021
Rápidamente, la cantante respondió a través de sus redes sociales. “Rechazo rotundamente las acusaciones falsas y espantosas que salieron hoy en el anuncio del New York Times publicado por World Values Network. Este es el precio que se paga por defender los derechos humanos palestinos contra un gobierno israelí cuyas acciones en Palestina que tanto Human Rights Watch (HRW) como el grupo israelí de derechos humanos, B’Tselem, acusan de persecución y discriminación”, escribió.
— DUA LIPA (@DUALIPA) May 22, 2021
En julio del año pasado, se había visto envuelta en otra polémica por algunas publicaciones que realizó entorno a la situación de Albania. La tildaron de ultraderechista y nazi. En tanto, en enero último, además de posar para la tapa de Vogue y para la de Rolling Stone, hizo causa de sus causas (en realidad, de las que apoya), con fuerza y decisión. Redobló una apuesta. Trajo -a cuento de la entrega de premios Grammy de 2020 en la que luego de la ceremonia había asistido junto a otras cantantes famosas, como Rosalía, a un show de strippers- algunos conceptos: “Simplemente creo que, si eres feminista, también tienes que apoyar a mujeres en todos los campos de trabajo. Tenemos que apoyar a las trabajadoras sexuales, tenemos que creer que ese trabajo es su decisión y están en su derecho”.
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