Dos caras de Maria Bethânia
El amor y la fe en dos álbumes de la cantante, diferentes pero complementarios
Una se parece a la de siempre: trae en la voz los ritmos de su tierra bahiana y los que vienen del sertão, de Minas o del vecino Paraguay; con ella llegan la fiesta y los cantos de fe, el Brasil cordial y pujante, su gracia, su vehemencia, su devoción. La otra suena nueva, aunque vuelva al tema romántico como tantas otras veces; ha buscado en su musicalidad los matices más sutiles y elocuentes; es pura melodía, suavidad, delicadeza en medio de un clima de intimidad, sosegado como el amor al que le canta desde su sabia madurez. Una y otra se complementan, se funden en el retrato actual de esta Maria Bethânia que no ha cesado en la exploración de su don expresivo y parece tener todavía bastante por descubrir: cada nuevo trabajo suyo revela otros secretos escondidos en esa garganta que primero impresionó por agreste, visceral y bravía y ahora cautiva por su progresivo refinamiento. Que, felizmente, no le ha restado ni pizca a su característica fibra dramática.
Esta vez -como sucedió en 2006 con Pirata y Mar de Sofia -la novedad es doble. Encanteria , registrada para su sello Quitanda, y Tua , que grabó para Biscoito Fino, tuvieron en Brasil (y también aquí, editados por RP Music), un lanzamiento común. Así debía ser porque más allá de sus diferencias de sonoridad y de temática reconocen un mismo origen y hasta entablan algún diálogo. Bethânia cuenta que les pidió canciones a sus amigos compositores, pero tuvo también la ocurrencia de decir, hablando con la prensa, que quien quisiera podría hacerle llegar sus grabaciones.
Convocatoria
Acumuló más de trescientas y tuvo que esforzarse para seleccionar las veintidós inéditas que debió dividir en dos discos. Algunas, de autores nuevos como la mineira Consuelo de Paula, que le desliza un homenaje en la espléndida "Sete trovas", otras, de figuras largamente asociadas con Bethânia, como su director musical Jaime Alem, que aquí muestra su sensibilidad de compositor en "Doce viola". Y están, claro, los consagrados.
Dori Caymmi, por ejemplo, le confió "... o amor outra vez", apertura inmejorable para Tua , que anticipa el perfil intimista, sofisticado y a ratos casi jazzístico del puñado de canciones que seguirán: una variedad que abarca del vals a la guarania y de las vecindades del samba canción a los aires caipiras. Son muchos los momentos memorables en ese primer programa que la voz de una Bethania más tibia y dulce que nunca realza con sus delicadezas. Están la levedad de Adriana Calcanhotto en el inspirado tema que da título al álbum; la encantadora "Saudade", de Chico César y Paulinho Moska, que la bahiana comparte con Lenine, según ella, "el mejor cantor, sin sombra de duda"; el melancólico valseado de "Até o fim" (César Mendes-Arnaldo Antunes), uno de los títulos en los que resulta determinante el acordeón de Toninho Ferragutti.
En similar clima persuasivo y seductor se desarrolla otra perla, "Remanso", de Moacyr Luz y Aldir Blanc. El cierre, con "Domingo" (de Roque Ferreira, el autor más presente), y el protagonismo del piano sugiere un enlace con la primera banda del otro disco, "Santa Barbara".
Festividad popular
Pero en seguida la atmósfera mansa y apacible se disipa y Encanteria da por iniciada la fiesta, a puro samba bahiano. A esta altura, el lirismo romántico ha dejado paso a la alegría de las festividades populares y los cantos de fe. Bethânia suelta la voz y el sabor bahiano inunda un sector del programa que tiene la fresca sencillez de un xote ("Minha rede", de Ferreira), y alcanza sus dos momentos más brillantes en "Encanteria", concebida por Paulo Cesar Pinheiro a la medida de Bethânia, y en "Saudade dela", producto tanto de la inspiración de Roberto Mendes y Nizaldo Costa (otra revelación bahiana) como del delicioso trío que la interpreta: la protagonista y sus compañeros de siempre, Caetano y Gilberto Gil. El tema es un cariñoso homenaje a Dona Edith do Prato, legendaria artista popular nacida en la misma ciudad de los Veloso y fallecida hace poco. Con su swing y su síncopa contagiosa, tiene todo para ser un hit.
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