“Don´t You (Forget About Me)”: la canción de película que muchos rechazaron, incluso Simple Minds
Nadie, ni el más optimista de los compositores, puede predecir con certeza qué futuro le deparará a una pieza musical. No son pocos los ejemplos de canciones seleccionadas como corte de difusión de un álbum que, una vez lanzadas, no logran la repercusión pretendida; mientras que otras, que no eran tenidas en cuenta despiertan una fibra especial en el público y se convierten en éxito. También puede darse el efecto contrario: un tema que, a priori, es descartado porque no se le encuentra potencial hasta que alguien decide grabarlo y se topa de frente a una más que grata e inesperada sorpresa. Esto fue lo que le pasó a Simple Minds en 1985 con "Don’t You (Fotget About Me)".
La canción fue el leit motiv musical de The Breakfast Club (estrenada en Argentina como Nosotros cinco y también conocida como El club de los cinco), una película de temática adolescente, escrita y dirigida por John Hughes y protagonizada por Molly Ringwald (muy crítica con el film tiempo atrás) Emilio Estévez, que se transformó en un suceso e ícono cinematográfico de los años ochenta, además de colocar a Simple Minds en la cima de la escena musical.
Claro que el trayecto hacia ese final feliz no fue tan sencillo como se puede llegar a suponer. Corría el año 1984 y el productor británico Keith Forsey, encargado de la banda de sonido de la película, estaba en la búsqueda de un intérprete para grabar "Don’t You (Forget About Me)", el tema principal que él había escrito junto a Steve Schiff, guitarrista y compositor de Nina Hagen.
El ofrecimiento recayó, primero, en Cy Curnin, cantante del grupo británico The Fixx; luego en Bryan Ferry y, finalmente, en Billy Idol. Pero los tres, y por distintos motivos, se negaron. Fue en ese momento cuando Schiff le sugirió a Forsey (quien venía de ganar un Oscar por la canción "Flashdance… What a Feeling", con Irene Cara) tentar a Simple Minds, una banda escocesa que venía creciendo a pasos agigantados en la consideración del público británico. Perdido por perdido, el productor contactó al grupo aunque también obtuvo un "no" como respuesta, aduciendo no tener interés en la propuesta, ya que ellos sólo interpretaban sus propias composiciones. De todos modos, poco tiempo después, y sin demasiado convencimiento, Simple Minds revirtió su postura luego de ser persuadido por los directivos de A&M Records, su compañía discográfica en aquel entonces, de aprovechar la oportunidad para penetrar con fuerza en el mercado discográfico de Estados Unidos y apoyar así su inminente gira por esas tierras como soporte de The Pretenders.
Algunos años después, Jim Kerr, vocalista y líder del grupo, recordó ese momento crucial de su trayectoria profesional. "La historia empezó cuando estábamos terminando nuestra gira norteamericana de promoción del álbum Sparkle In The Rain. Una noche apareció un tipo en los camarines, al que al principio no le prestamos mucha atención. Ese hombre era Keith Forsey, quien confesó ser fanático de la banda, conocer toda nuestra discografía e incluso algunos discos piratas que andaban dando vueltas en el mercado. Dejamos pasar un tiempo y nos dijimos ‘bueno, veamos qué sale de todo esto’. Nos llevó sólo dos días, sin ningún esfuerzo. Le inventamos una introducción nueva y agregamos los ‘la-la-las’ del final, que difícilmente puedan ser considerados una obra maestra de la literatura. Nunca esperamos gran cosa de ese tema. Sin dudas, era algo pop, con estilo, pero que, comparada con cualquier canción nuestra, adolecía de una cierta falta de emotividad. Jamás se nos ocurrió que iba a llegar a ser número uno en Estados Unidos y en muchos países del mundo".
Sin embargo, eso fue lo que finalmente sucedió: el quinteto oriundo de Glasgow arribó a Estados Unidos y, en medio de su auspicioso tour, "Don’t You (Forget About Me)" fue lanzado y su éxito instantáneo se transformó en la puerta de acceso al reconocimiento internacional. Al punto tal que fue invitado a participar del festival Live Aid llevado a cabo en Filadelfia. El tema, que llegó a vender 6 millones y medio de copias, y está considerado entre los 100 más vendidos de la historia, sorprendentemente jamás fue incluido en ningún álbum oficial de estudio de Simple Minds (ni siquiera en el consagratorio Once Upon A Time publicado ese mismo año). Sólo fue editado como parte de la banda sonora de El club de los cinco, además de aparecer en formato single (con "A Brass Band In African Chimes" en su lado B) y en varias recopilaciones posteriores, como Glittering Prize 81-92.
La canción se convirtió en un hit tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo y, hasta el día de hoy, es el único primer puesto logrado por la agrupación escocesa en la lista Hot 100 de Billboard. En el Reino Unido, sólo alcanzó el puesto número siete aunque se mantuvo en los rankings británicos entre 1985 y 1987, uno de los ciclos más extensos para cualquier tema en la historia de ese país. Otro detalle que colaboró para ese suceso fue el video respectivo que, bajo la dirección de Daniel Kleinman, combinó escenas de la película con imágenes de la banda y obtuvo una inusitada difusión a través de la cadena MTV. A propósito de esto, el clip fue nominado en los MTV Video Music Awards de 1985 en las categorías Mejor Dirección Artística y Mejor Dirección.
Como si se tratara de una ironía del destino, en 2001, y arrepentido de su decisión inicial, Billy Idol volvió sobre sus pasos y registró una versión del tema incluido como inédito en un compilado de grandes éxitos. También hicieron lo suyo el cantante David Cook para la décima temporada del certamen de talentos American Idol; las series televisivas Victorious (2012), Glee (2014) y Stranger Things (2016), mientras que el film Pitch Perfect (2012) lo sumó a su banda sonora, lo que evidencia la huella que "Don’t You (Forget About Me)" dejó en las generaciones siguientes.
Más allá de que varios años después, y a pesar de todo lo que significó en su carrera, Simple Minds, y en particular su líder, Jim Kerr, continuó considerando a la canción con un cierto desencanto y marcado desdén (al punto de dejarla fuera de la lista de temas en muchos de sus conciertos), la historia indica que "Don't You (Forget About Me)" no sólo continúa siendo el mayor éxito comercial de la banda sino que poseía un potencial superior al que Keith Forsey pudiera haber imaginado.
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