Doble Vida, el conflictivo disco que marcó el destino de Soda Stereo, cumple 30 años
Para 1987, Soda Stereo ya era la banda de rock más importante de Latinoamérica. Un disco plagado de éxitos (Signos, editado un año antes), otro con un registro en vivo de la gira de ocho meses que los había llevado de paseo por el continente (Ruido Blanco) y un sonido que había abandonado definitivamente las referencias anglosajonas para forjar uno muy propio, los había conducido a una altura desde la que podían contemplar sus logros pero desde la que no llegaban a percibir cuál era su techo.
Inspirado por ese envión con el que tanto había fantaseado, Gustavo Cerati decidió que no era momento de descansar, sino de hacerle caso a su ambición creativa y seguir adelante y escribió en pocas semanas gran parte de las canciones que formarían parte de Doble Vida, un álbum definitivo en la carrera de Soda Stereo aunque también la primera fuente de conflictos entre el cantante y los otros dos miembros de la banda, el baterista Charly Alberti y el bajista Zeta Bosio .
Hoy se cumplen 30 años de la edición de este disco magnético, maduro y experimental, que marcó un punto de inflexión dentro y fuera del trío más popular del rock nacional.
La gestación
Luego de finalizar la gira Signos, la banda decidió tomarse un descanso. No se trataba de un capricho: durante varios meses, habían viajado por México, Venezuela, Ecuador, Colombia, Paraguay, Perú, Bolivia y Chile, además de hacer una serie de presentaciones en la Costa Atlántica.
"Necesitaba descansar y poner el foco en otro tipo de vida, más que nada porque venía de momentos de mucha intensidad; en mi cabeza tenía una acumulación importante de ruido y sentía que tenía que parar", cuenta Bosio en su autobiografía Yo conozco ese lugar (2016). Tras un mes de descanso, se comunicó con Cerati siguiendo una suerte de contrato implícito que establecía ese tiempo como medida mínima de vacaciones. Pero el cantante, lejos de haber bajado algunos cambios, estaba efervescente y repleto de ideas que quería mostrarle.
Según Bosio, el vocalista había montado un estudio en su departamento de Belgrano –en el 4° B de un edificio ubicado sobre la calle José Hernández– y ya tenía algunos demos muy avanzados de canciones que luego se convertirían en "Lo que sangra (La cúpula)", "La ciudad de la furia" y "En el borde". Faltaban las letras, pero la melodías estaban, y así se vislumbraba el sonido de lo que luego sería su cuarto trabajo de estudio, Doble Vida.
Poco tiempo después, Cerati viajó a Nueva York junto a quien en ese momento era su novia, la diseñadora Belén Edwards. La idea era pasear, pero también comprar algunas guitarras y equipos, de cara a la grabación del disco. Allí se produjo el primer encuentro con el guitarrista puertorriqueño Carlos Alomar, que venía de producir a Paul McCartney (Press Play) y Mick Jagger (She's the boss) y, además, contaba con un currículum que incluía trabajos junto a David Bowie e Iggy Pop. El cantante le entregó un demo con algunas de las canciones sobre las que venía trabajando, y el productor se mostró muy interesado.
Sin embargo, la situación económica local se convirtió en el primer gran obstáculo a sortear: CBS Argentina, la compañía con la que Soda Stereo tenía contrato, no estaba en condiciones de financiar los honorarios de Alomar ni de afrontar una grabación en los Estados Unidos.
Cerati se mantuvo firme en su decisión, convencido de que la banda se encontraba en un punto de inflexión en cuanto a su proyección internacional. Las negociaciones no fueron sencillas (necesitaban 90 mil dólares para financiar la epopeya), pero finalmente el trío se llevó un "sí" a regañadientes. Un "sí" que los hizo sentir victoriosos, aunque también algo preocupados por el riesgo que estaban a punto de asumir.
La grabación
La idea de contar con un productor por primera vez en el estudio no disgustaba a ninguno de los integrantes de Soda Stereo. Según cuenta Bosio, las grabaciones de Signos y de Ruido Blanco habían marcado una grieta dentro del trío, principalmente en lo referido a cuestiones artísticas y las decisiones a futuro. Todo se había transformado en un caos dentro del estudio, y la incorporación de alguien con mucha experiencia para guiarlos durante todo el proceso asomaba como un bálsamo o una sabia decisión.
La banda voló a Nueva York, con un plan muy preciso: 15 días para ensayar, un mes para grabar y mezclar. Fueron acompañados por su production manager Oscar Sayavedra y Daniel Sais, tecladista y productor artístico que había trabajado junto al grupo en sus discos previos.
Justamente, el primer conflicto no se produjo dentro de Soda Stereo, sino entre Sais y Alomar. El primero quería cimentar el sello sonoro de la banda, al tiempo que el puertorriqueño alentaba a la banda a incorporar nuevas influencias rítmicas como el funk y el soul. Por supuesto que el consagrado productor tenía todas las de ganar, por su experiencia junto a grandes nombres y también por la manera en que "encantaba" a Cerati, Bosio y Alberti, con simpatía y convicción.
Pero los ensayos no demoraron en hacer aflorar las asperezas dentro del grupo. "Gustavo solía manejar el termómetro de la banda y todo giraba alrededor de sus distintos humores", cuenta Bosio. "La proyección y el crecimiento de la banda hizo despegar a Gustavo de muchas maneras; él comenzó a ponerse otra clase de máscaras y a encerrarse en personajes que me costaba mucho relacionar con aquél viejo amigo con el que habíamos empezado a tocar juntos apenas unos años atrás. Hoy entiendo que estaba proyectándose como el verdadero artista en el que pronto se convertiría".
Más allá de todo, Cerati siempre se reconoció como alguien muy temperamental y se escudaba en la astrología para explicar su comportamiento."Soy el más malhumorado de los tres, definitivamente. Y quizás soy el que más... entre comillas, porque ya estamos en la Era de Acuario y al ego hay que manejarlo, pero como típico leonino soy bastante autoritario. Proyecto todo, mi mal humor y mi buen humor", decía en 1989, durante la visita del grupo al programa Mala Noche... No!, conducido por Verónica Castro.
Estaba claro que Cerati tenía en su cabeza muchas decisiones sobre las que consideraba sus canciones, y muchas de esas decisiones involucraban a sus compañeros de grupo. Las cosas se pusieron tensas más de una vez cuando él se mostraba inflexible en, por ejemplo, cómo ejecutar una línea de bajo. Bosio y Alberti no pudieron evitar sentirse, por momentos, los músicos de un solista, y ese era el principal foco de conflicto puertas adentro.
El disco
Luego de una primera mezcla de Alomar que no dejó conformes a Cerati y a Bosio, y de una segunda que quedó en manos de ellos, Doble Vida estuvo listo para iniciar su camino hacia la manufactura. El 15 de septiembre de 1988 salió a la venta el disco, y el efecto fue inmediato: no sólo vendió más de un millón de copias, sino que también los consagró definitivamente como la banda de rock más convocante de América Latina.
Tras una gira por México y Colombia, regresaron a la Argentina para promocionar su más reciente trabajo y el show en Obras con el que cerrarían el año. Cerati se mostró particularmente orgulloso del trabajo realizado. "Cierto público tiende a generalizar, a ubicarnos como un grupo moderno. Nosotros hemos dado tantos pasos en falso... Nada Personal fue la bandera de la modernidad. Por eso, este álbum necesita ser ecléctico, después de la homogeneidad casi conceptual que proponía una placa como Signos. Esta suerte de cambio de rumbo no fue meditada, sino más bien nacida en nuestra propia intuición. Personalmente quería abandonar ciertos clichés. Y conseguí abrirme a unos cuantos campos musicales y a una escritura también variada", le decía el cantante y guitarrista a LA NACION, en noviembre de ese año.
Para la presentación en Buenos Aires de Doble Vida viajó especialmente Alomar, que interpretó junto a ellos algunos de los temas nuevos como guitarrista invitado. El recital fue al aire libre, frente a unas 20 mil personas, y estuvo ensombrecido por una polémica: en la víspera de una jornada que sería histórica para el trío, un levantamiento carapintada hizo temer la suspensión del show. La banda, sin embargo, decidió tocar igual, como una muestra de su apoyo al régimen democrático y de quitarle peso a la rebelión liderada por el teniente coronel Mohamed Alí Seineldín.
"Nuestra postura fue bastante criticada y algunos medios nos acusaron de irresponsables por 'poner en riesgo' a nuestro público. Para nosotros, realizarlo contra viento y marea funcionaba como un mensaje político: nadie te obligaba a estar ahí, pero si querías hacerlo nosotros también", apunta Bosio en Yo conozco ese lugar.
En total, Soda Stereo interpretó 24 canciones, entre las que estaban las 9 que componían el disco Doble Vida. Para ellos había sido una hazaña adaptar esos temas al vivo porque el trabajo en estudio se había hecho con muchas capas de sonido y el perfeccionismo que pretendían necesitaba que nada se perdiera en el camino. Cinco pantallas gigantes de video le sumaron espectacularidad a la puesta; claramente, el camino elegido y la popularidad que habían obtenido como respuesta los había llevado a convertirse en una banda de estadios.
La temprana muerte de Federico Moura, el 21 de diciembre, fue un duro golpe para Soda Stereo. Por eso, el grupo estuvo de acuerdo en volver a reunirse antes de despedir 1988 en el escenario de La Casona, en Lanús, para participar del homenaje con el que distintos músicos recordaron al líder de Virus. En plena Navidad, prácticamente repitieron el setlist de Obras, con una sorpresa en el final: un cover de "Wadu Wadu" que invitó al baile efervescente en medio de la tristeza.
Tras girar por todo el país, la banda decidió renunciar a Ohanian Producciones por sentir que no estaban dándole el espacio artístico que ellos estaba necesitando. Cerati, Bosio y Alberti fundaron entonces su propia empresa, Triple Producciones, junto a Juan José Cerati (padre del cantante) y el periodista Daniel Kon. Su debut fue, nada más y nada menos, que con el rodaje de "En la ciudad de la furia", posiblemente uno de los videos más icónicos de la banda.
"Estábamos en manos de Alfredo [Lois, el director del clip] y fue nuestro primer video en fílmico. Siempre recordamos cosas buenas porque fue el primer gran video de Soda", recordó alguna vez Alberti.
Doble Vida fue, definitivamente, un álbum que marcó el destino de Soda Stereo en lo artístico pero también en lo referido a la puja de personalidades dentro del grupo. Lo que vino después fue la plena popularidad y su traslación inmediata hacia un espacio destacado dentro del rock nacional. El resto es historia.
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