Dizaster nunca había actuado antes de Bodied. "Esta fue mi primera vez en un set, sin entrenamiento ni experiencia previa", dice el battle rapper de 34 años que interpreta a Megaton, el villano de la sátira de Joseph Kahn sobre el mundo de las batallas de rap. El film, que se estrenó esta semana en Buenos Aires (también puede verse con servicio pago en YouTube Red), fue producido por Eminem, quien a principios de los 2000 provocó un boom global de las batallas con 8 Mile, su película semi-autobiográfica.
El impacto cultural de 8 Mile, que popularizó fuera de Estados Unidos las batallas de la era del beat con una ayudita de Hollywood, fue similar al que las películas de Elvis ejercieron sobre las primeras generaciones de rockeros. Casi 15 años más, lo que el público mainstream sabe sobre las batallas Kahn lo actualiza a la era moderna –tres rounds a capella, de rimas "escritas", no improvisadas, y sin jurado– y, como el satirista tenaz que es, se hace una fiesta con todos los tipos de battle rappers que existen en ese circuito (el comediante, el racista, el que se olvida lo que iba a rapear...). Dizaster, que hace del malo de la película, es el batallador nómade por definición: en buena parte gracias a él –que empezó a viajar fuera de Estados Unidos para competir en 2011– se creó el circuito mundial que existe hoy y por el que Bodied tiene sentido. Nació con el nombre de Bashir Yagami en el Líbano (de donde escapó con su padre cuando era chico, en medio de una guerra civil) y se crio en Los Ángeles, California, donde se hizo conocido por su estilo corrosivo y rounds repletos de "gun bars", aunque también es célebre por ser súper directo en su cuenta de Twitter y por fajar en vivo a Math Hoffa, otro batallero, lo que lo hizo perfecto para el trabajo.
¿Te inspiraste en algún villano para hacer de Megaton?
No, no me inspiré en ningún villano, solo actué como yo mismo... en esteroides.
¿Cómo fue trabajar con Kahn?
Honestamente, Joseph me dio un montón de libertad para ayudar a producir en esta película y agregar mis propios giros a las escenas, así que pensé diferentes ideas locas; una de ellas fue hacer que Megaton se viera más dirty. Quería evocar otra cosa, porque en un momento sentí que era demasiado similar a como me veo en la vida real. De haber hecho de mí mismo hubiera sido menos intimidante.
¿El tatuaje en el cuello de Megaton fue idea tuya?
Sí, primero se me ocurrió la idea de tener un tatuaje en la cara. Pero después pensé que era demasiado, así que elegí ir con una tipografía inglesa antigua al costado de mi cuello.
Alex "Kid Twist" Larsen co-escribió el guión y muchas de las barras que usan los personajes cuando batallan. Sin embargo, vos escribiste todas las tuyas y también algunas de Adam, el protagonista del film. ¿Te desafió de alguna manera el hecho de crear barras para una batalla de ficción?
No, no fue un desafío para nada. Es natural para mí. Alex hizo un gran trabajo escribiendo para todos, pero siendo un batallador de nivel mundial al tope de la cadena alimenticia hubiera resultado imposible para mí regurgitar un verso que no fuera propio. Por eso y por otras obvias razones, nadie puede superarme escribiendo barras. Cuando estoy enfocado, es algo que nadie más puede hacer como yo. Hasta Eminem lo sabe.
Has estado en algunos festivales de cine presentando la película, ¿hay algo que te haya parecido curioso del mundo de las celebridades?
Creo que todos en la industria nos ven un poco como competencia. Nuestro acercamiento a ellos es tipo: "Oh, Dios mío, ellos nos respetan y son leyendas", pero en el fondo nos ven como una amenaza. El hip hop hoy es un show de Broadway donde los principales artistas son gente moldeada que fue elegida; la mayoría no son raperos, para serte honesto. Yo no respeto a un rapero que no puede improvisar en el momento un verso perfecto sobre lo que lo rodea. O un rapero que no puede defenderse cuando otro rapero lo está insultando. Es triste.
Drake, que es un fan declarado de las batallas (de hecho, co-hosteó una tuya en 2011), ha tenido beefs con Pusha-T y Kanye West este año. ¿Cuánto creés que tuvo que ver su inmersión en el battle rap con esto?
Cuando conocí a Drake me dijo: "Quiero ser como ustedes, muchachos. Ustedes me inspiran a matar raperos". Poco después, bardeó a Common en un tema [se refiere al feat. en "Stay Schemin", de Rick Ross, en 2012]. El tiempo pasó y nos volvimos a encontrar; lo llevé a las batallas conmigo y siguió metiéndose más profundo. Luego pasó lo de Meek [Mill; por "Charged Up" y "Back to Black", 2015], lo que nos lleva hasta la actualidad con la pelea que tuvo ahora con Pusha [al que le dedicó "Duppy Freestyle"]. Lo que hacemos no es una broma: hiere sentimientos, termina carreras, destruye relaciones. No estamos rapeando sobre clubes y botellas. Nuestra vida depende de esto. Así que, retomando la pregunta anterior, lo que veo en las celebridades en general es que en el fondo nos temen, porque saben lo difícil que es hacer lo que hacemos.
Sos considerado el gran battle rapper viajero. Has llevado las batallas por todo el mundo, al estilo de los artistas marciales nómades de principios del siglo pasado. ¿Qué te impulsó a querer rapear en otros territorios?
Amo esta pregunta. El 99 por ciento del battle rap ha sido tomado por un street style local que básicamente le habla solo a Estados Unidos. Yo siempre me sentí como un ciudadano del mundo y te digo por qué: sé algo de cada país y tengo vínculos emocionales con todos, incluso con Argentina. De chico, Caniggia, Batistuta y Maradona eran mis ídolos. Tenía colgada una camiseta de Argentina en mi habitación y también un póster de Batistuta [se ríe]. Batallar algún día en Buenos Aires sería monumental.
He batallado en Filipinas, Holanda, Alemania, Suecia, Nueva Zelanda, Australia, Inglaterra, Canadá, Suiza, y hasta creé el circuito de battle rap en Oriente Medio; ahora es una escena enorme y todo comenzó porque decidí batallar con un tipo de ahí, en una escalera [habla de la liga de batallas árabe The Arena, donde batalló con Edd Abbas, del famoso grupo local Fareeq El Atrash]. He estado en Rusia y Ucrania, y abrí las puertas en la mayoría de esos países para que otros raperos arranquen. La semana pasada batallé en Croacia, y pronto quiero ir a Japón y también a México.
¡¿México?! ¿Estás en conversaciones con alguna liga mexicana? La semana pasada le pusiste un tweet a Arkano, de España, para hablar en privado con él. ¿En qué andas?
Voy a tratar de armar algo, ese es el plan. Quiero hacer crazy shit. Tengo pensado hacer una batalla completamente en español en 2022. ¡Voy a batallar en mi tercera lengua!
Pero igual quiero ir antes a batallar en inglés, o al menos hostear algún evento o simplemente visitarlos.
En el film, Kahn trabaja con la idea de que las batallas son un espacio para la honestidad pero también algo un poco cursi. En habla hispana, las batallas están todavía en la era del beat y la mayor parte del fanbase son pre-adolescentes. En tu experiencia, ¿cómo crees que va a evolucionar esto a partir de ahora?
En conjunto, tu comunidad está todavía en la etapa infantil de esta habilidad verbal. Entendiendo cómo está el clima político allá en este momento y lo peligroso que puede ser Argentina, en 15 años la gente va a estar rapeando sobre política y usando las batallas para denunciar mucho más. Esto es como darle a un niño una bomba, por eso es tan peligroso. En Rusia, el Kremlin ha lanzado investigaciones contra battle rappers, porque se han pasado de la raya algunas veces. Creeme, esto no es un juego de niños. El battle rap es como una cosa de vida o muerte. Te pueden destruir mentalmente y hasta físicamente. Nunca se sabe. Acá hay gente que ha muerto en eventos. He contado antes esta historia, pero hemos visto muchas cosas, amigos de Rolling Stone. Y digamos que no quiero revivir nada de eso.
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