Disney 100 en Concierto: un espectáculo vistoso y colorido, más cercano al musical de Broadway que a la música sinfónica
La quinta producción conjunta entre Disney y el Teatro Colón es un recorrido por los temas más populares de la historia animada del estudio del Ratón Mickey, con destacados aportes de figuras del musical argentino y un probado dispositivo escénico, visual y sonoro
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Hay una línea de continuidad que no cuesta nada descubrir entre las cinco producciones que Disney llevó adelante con el Teatro Colón desde 2019. Pero de todas ellas, esta flamante celebración de los 100 años de producciones animadas de Disney es el más cercano al concepto, la puesta y la identidad de un musical. Mucho mejor identificada con el espíritu de Broadway y no tanto con el sinfonismo que enriqueció este centenario viaje lleno de colores, historias y personajes inolvidables.
A la muy ajustada Orquesta Académica del Teatro Colón, dirigida por el brasileño Thiago Tiberio (una vez más dueño de la batuta en una producción de Disney en el Colón), le tocó esta vez ubicarse un poco más al fondo que en los espectáculos previos de este ciclo. No tuvo, por ejemplo, el protagonismo de Magia y sinfonía (2019) o de los conciertos armados alrededor de las grandes composiciones de John Williams para Star Wars. Quienes ocuparon los espacios preferenciales esta vez de manera integral fueron los artistas (cantantes, bailarines y hasta en algún caso pequeños acróbatas) que animaron a través de cuadros muy logrados casi una treintena de canciones icónicas de la historia de Disney en el cine.
En este show de casi dos horas no faltó casi ninguna de las canciones de mayor popularidad de los films de Disney o las que ocupan los puestos más altos en los rankings. Quizás la única ausencia de peso haya sido el dueto de amor de La bella y la bestia, producción que solo apareció destacada en este concierto a través del festivo “Nuestro huésped será usted” (“Be Our Guest”). Por eso, la inmensa mayoría de los motivos elegidos para armar el repertorio pertenece a producciones de las últimas décadas de este primer siglo animado que celebra Disney. Los primeros tramos de la historia pasan inadvertidos y a toda velocidad, como si no hubiese ocurrido nada digno de evocar. Ni siquiera los 75 cortos de la serie de las Sinfonías tontas (Silly Symphonies), primera y temprana muestra integral de la atención que Walt Disney siempre le prestó al valor musical de sus creaciones. La cumbre de esa búsqueda deliberada fue, por supuesto, la extraordinaria película Fantasía (1940), también ausente de esta celebración.
En Disney 100 en Concierto, la línea más visible de una puesta en escena muy atractiva, con puntos realmente altos todo el tiempo en la conducción musical (Tomás Mayer Wolf), coreográfica (Valeria Narváez y Camila Vargas) y sobre todo vocal (Sebastián Mazzoni), además del excepcional diseño de vestuario de Magda Banach, es el equilibrio permanente en cada cuadro entre el lucimiento de los solistas y el trabajo colectivo del muy talentoso ensamble actoral.
A Patricio Wittis, seguramente el más experimentado de todo ese grupo, le tocó lucirse especialmente en el breve cuadro de apertura, apenas un fragmento de la maravillosa canción de Pinocho “La estrella azul” (“When You Wish Upon the Star”, todo un símbolo además de las producciones animadas de Disney), en medio de un muy bello juego de luces y sombras. Más tarde Wittis volvería a destacarse, como ya lo hizo en Disney en Concierto: Sinfonía de películas (2019), en el medley con canciones de El Rey León.
La otra presencia masculina destacada es la de Diego Bros, gran figura del musical argentino, dueño de un aire cómico parecido al de Robin Williams y de extraordinarios recursos corporales y vocales, en este caso al servicio de una brillante versión de “Verano” (cuadro de la película Frozen), representando a un Olaf de carne y hueso.
De la mano del sobrado oficio de Peter MacFarlane al frente del dispositivo escénico, Disney 100 en Concierto perfecciona los detalles visuales que las producciones previas ya habían explorado y anticipado. Funcionaron muy bien los colores flúo elegidos para ilustrar el despliegue de personajes en el momento de La sirenita, la alfombra voladora del medley de Aladdin, los carros y herramientas dispuestos en el cuadro de Enredados, y, sobre todo, el sencillo y vistoso modo con que se presentó “Reflejo”, la canción principal de Mulán. Con el movimiento sincronizado de varios espejos y dos inmensos abanicos desplegados a ambos costados del escenario se logró el mejor momento de la noche, en el que también brilló la voz de Lucía Chouhy.
Pilar Muerza (Jasmine), María Alvarez de Toledo (una magnífica Pocahontas) y Paula Chouhy (como Tiana, protagonista de La princesa y el sapo) sumaron sus destacados aportes dentro de un elenco que mantuvo siempre la precisión en los movimientos escénicos, aprovechando en varios momentos el inmenso espacio que ofrece el proscenio del teatro. La puesta se completó con algunos elementos visuales destacados, desde los fragmentos de las películas animadas que se proyectaban en el fondo mientras los artistas desarrollaban los cuadros alusivos a cada una de ellas hasta el uso recurrente del recurso del mapping en la parte superior del escenario, habitualmente destinado en las funciones de ópera para el subtitulado. Este último detalle pasará inadvertido para quienes sigan el espectáculo desde las primeras filas, a menos que levanten deliberadamente la vista y pierdan en ese movimiento la visión momentánea de todo lo demás.
Disney 100 en Concierto se concentra exclusivamente en las canciones de las películas animadas del estudio creado por Walt Disney, por lo que deja afuera temas igual de conocidos y populares como los que aparecen en algunas producciones de Pixar (“Yo soy tu amigo fiel”, de Toy Story, por ejemplo). Esto explica también que el espectáculo se abra y se cierre con un gran tributo a Mickey, el máximo símbolo de este mundo animado. “Todo empezó con un ratón” tiene ritmo de swing, sonido más propio de una big band que de una orquesta sinfónica, más la simpatía de Bruno Caccia como maestro de ceremonias. En ese momento, más que en ningún otro, queda a la vista que de todos los shows coproducidos entre Disney y el Colón hasta el momento, el que celebra desde este fin de semana el centenario de las creaciones animadas del estudio es sin dudas el más parecido a un musical.
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