Detrás de la música: el club de los homenajes
Desde las bandas tributo hasta los conciertos dedicados a artistas ilustres, todos caen ante esta fructífera tentación
El hecho de que en la última ceremonia de entrega de premios Grammy se enfatizaran los tributos a músicos que ya no están (tanto a las viejas glorias como a los que partieron recientemente: David Bowie y el Motörhead Lemmy Kilmister) o a los que todavía están entre nosotros y tienen una larga y exitosa trayectoria, no es un dato aislado de la realidad. Después de todo, lo mejor que hace (o debe hacer) la industria de la música para subsistir y crecer es interpretar la demanda social y acompañar las más diversas tendencias. Una noche de Grammy es, en parte (y más allá del glamour y del desfile de los artistas que más discos venden) postal sonora de un momento, de una época.
Así como la evolución de las músicas para públicos masivos, como el rock o el pop, mostraron sus espíritus rupturistas en tiempos finiseculares (los sintetizadores y la poplife de los 80, mezcladas con un futurismo apocalíptico; y el desencanto la generación X, con bandas como Nirvana a la cabeza), el nuevo milenio trajo una actitud revisionista que se extiende hasta nuestros días. Lo viejo suena nuevo y el respeto a los padres de la tribu es cada vez mayor. En muchos de los discos de Franz Ferdinand, The Killers o The Strokes hay una fuerte influencia de los sonidos del pasado.
En cambio, para otros las influencias son mucho más explícitas. Las bandas de tributo son un ejemplo. Semanas atrás se podía encontrar en la cartelera porteña un espectáculo en el Planetario dedicado a The Beatles y un concierto en una sala de Colegiales con bandas que recrean la música de dos grupos progresivos de los setenta, Génesis y Pink Floyd.
Pero también se incrementa la tendencia de los discos de homenajes, los espectáculos dedicados a recordar un show que se realizó hace treinta o cuarenta años y hasta la recreación de discos completos. En el jazz esto es muy evidente. El revisionismo no queda solo en manos de músicos como Wynton Marsalis. En la Argentina existen locales en donde la mayor parte de la programación está dedicada al tributo. Un vistazo a la agenda de Notorius sirve de muestra. (Tributos a Djavan, Louis Armstrong, Nat King Cole, Billie Holyday, al disco Kind Of Blue de Miles Davis y al show de La fusa protagonizado por Vinicius de Moraes).
La música, como la historia del mundo, transcurre por ciclos; y la banda de sonido de estos tiempos, pasados ya los primeros 16 años del nuevo milenio, está cargada de evocación.
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