Después de nueve años, Caetano Veloso tiene un nuevo disco: “Nunca pensé en no grabar más”
A nueve años de su último disco con canciones nuevas, el músico brasileño publica Meu coco, con una afilada y a la vez poética mirada de la realidad, y con muchas preguntas, que compartió durante una entrevista con LA NACION
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Caetano Veloso sigue siendo un artista a los 78 años. Esto significa que sigue haciéndose preguntas. Meu coco, el flamante disco que estrena hoy y que representa el primero en nueve años con canciones nuevas, tiene algunas respuestas, pero, sobre todo, preguntas que son necesarias para la vitalidad del artista. Las preguntas que debe hacerse un músico para desafiarse y dar pasos adelante, para interpelar a su audiencia. Para cultivar la duda, dentro y fuera de su “coco”. En el portugués “brasileiro” coco representa lo mismo que en el castellano argentino. El coco refiere a la cabeza y especialmente, a los mundos que cada una lleva dentro. En la de Caetano, entre tantas otras cosas, hay un puñado de bellas canciones, muy diferentes entre sí, pero que alcanzan, juntas, un trabajo homogéneo. En varios de esos tracks sorprende. La incertidumbre frente a la tecnología y, especialmente, internet. La idiosincrasia brasileña. La sutil mirada política. El ejercicio musical presente en refinados trabajos rítmicos. Y otras cosas que en este último tiempo rondaron el “coco” de Caetano.
La mirada hacia su propia vida también está presente. Para la película Narciso em Férias (ese documental presentado en el Festival de Venecia en 2020, basado en los 54 días que Caetano estuvo preso en su país, a fines de 1968) el cantautor debió hacer un minucioso trabajo de revisión, dentro de su mente y de su alma. Seguramente también lo hace cuando comparte en redes una fotografía de su padre, y nota cuánto se le parece. ¿Cuánto puede haber de su historia en este disco? “Mucho”, responde de manera lacónica, como puntapié de un ida y vuelta de preguntas y respuestas vía email en donde la reflexión sin prisa, profunda, está en cada pensamiento.
-¿En los últimos nueve años pensó en algún momento que no volvería a grabar o simplemente creyó que un nuevo álbum sería posible cuando nacieran las canciones adecuadas?
-Nunca pensé en no grabar más. Incluso grabé cosas esparcidas en estos nueve años. Lo que sí pienso muchas veces es que ya he escrito tantas canciones que es como si fuera una muestra de irresponsabilidad crítica. Pero quería y quiero hacer algo que justifique todo lo que vengo haciendo hace décadas. Así que todavía busco. Y en el verano de 2019 sentí ganas de componer y grabar. La pandemia simplemente me hizo postergar.
-¿La mayoría de las canciones fueron escritas en 2020? ¿La pandemia de Covid-19 y la obligación de estar aislado le permitió terminar el álbum?
- Primero lo retardó. Después decidí grabar en el pequeño estudio que hay aquí en mi casa. Las canciones son mayoritariamente pre-pandémicas.
-¿Cuánto del apoyo familiar necesita hoy para hacer música? Sus hijos participaron de distintas maneras en este álbum y en una canción se refiere a su nieto.
- Hasta los 28 años tenía la certeza de que nunca tendría hijos. También Dedé, mi primera mujer, estaba convencida de ello. Como si fuera un reloj biológico, entre los 28 y los 29 empecé a sentir la necesidad de generar a alguien. Los nenes, que eran una cosa que me enojaba, empezaron a encantarme. Yo estaba en el exilio, en Londres. Mi mujer no lo podía creer. Cuando volvimos a Brasil y estábamos viviendo en Bahía, ella concordó conmigo y nació Moreno. Eso fue la cosa más importante de mi vida adulta. Después de la larga gira nacional e internacional con Moreno, Zeca y Tom, período de profunda felicidad para mí, quise dejarlos libres para que hicieran lo que tienen que hacer por si mismos. Pero en “Meu Coco”, los tres cantan el nombre Zabé (nombre popular de la princesa Isabel, que abolió la esclavitud) conmigo. Tom toca guitarra en “Autoacalanto”, canción que escribí sobre su hijo. Y Moreno toca toda la percusión de candomblé de “Gilgal”.
-¿Cuánto pudo influir la actualidad de Brasil en este álbum? Tal vez esta pregunta surge luego de escuchar canciones como “Não Vou Deixar” o “Pardo” .
-Me alegra que se note el sentido político de “Não Vou Deixar”. Yo repetía la frase frente a la televisión la noche que se contaban los votos para la elección presidencial. El hijo de un amigo dijo: “¡El abuelo está nervioso!”. “Pardo” nació del uso que hoy se hace de la palabra. Mi padre era mulato. Mi madre parecía una indiana de piel clara y pelo negro. En un documento suyo estaba escrito “Color: parda”. Y ella se reía de eso. La cantante Céu me pidió una canción para su disco de 2019 y yo pensé en algo sexual con un hombre negro. Y el yo lírico de la canción se auto-caracteriza como pardo.
-A propósito de temas como «Anjos tronchos», ¿Cuál es la principal crítica o reflexión que se puede hacer sobre el avance tecnológico, internet y las redes sociales? ¿Su condición de efímero?
- No creí que pudiera escribir una canción sobre ese asunto. Empecé con los ángeles “tronchos”, pronto me acordé del ángel “torcido” del poeta Carlos Drummond de Andrade, pero, como no tengo conmigo un smartphone ni miro redes sociales, pensaba no encontrar lo que decir sobre esos ángeles torcidos del Valle del Silicio¨[Silicon Valley]. Poco a poco fui llegando a versos densos. Me acordé de lo que pasó con la Primavera Árabe. Llegué casi a la idea de meta verso en la escena en que se hace amor pantalla-a-pantalla, sin la piel. Y terminé celebrando a los poetas concretos y Billie Eilish.
-En una entrevista con un diario español dijo que hoy se veía más a la izquierda de lo que podía estar años atrás. Algunas veces nuestras posiciones políticas se intensifican por el contexto que viven nuestros países. ¿Cuánto pudo influir el actual gobierno de Bolsonaro en su posición definida como “más a la izquierda”?
-Bueno, a la izquierda de Bolsonaro yo estaba muy intensa y claramente, y eso era antes de verme a la izquierda de mí mismo. El cambio se dio por una crítica al liberalismo que trajo nueva perspectiva a mi visión histórica del mundo como lo conocemos. Fue el encuentro con la obra de Domenico Losurdo, que se dio porque leí el prefacio de un libro sobre África, escrito por el joven influenciador marxista Jones Manoel. Yo era más inocentemente liberal antes de leer los libros de Losurdo.
-Enzo Gabriel fue el nombre más elegido en Brasil en 2018 y 2019 para los recién nacidos. Su idea de pensar en esto desde una canción fue muy original. Al mismo tiempo, hay múltiples lecturas sobre este fenómeno. Moda, masificación, un deseo aspiracional (según las clases sociales). ¿Llegó a alguna conclusión o sigue investigando?
-Sigo meditando y quiero investigar más. Desde cuando -y por qué- gente pobre y negra dio a sus hijos de generaciones anteriores a la mía (pero también a contemporáneos míos y a niños más jóvenes que yo) nombres de presidentes estadounidenses como Jefferson, Jackson, Washington. Hombres que fueros los padres fundadores de la primera democracia moderna pero que tenían esclavos negros.
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