Del “hateo” al “faneo”: tras su criticado paso por los Grammy, María Becerra desplegó todo su carisma en GEBA
La joven artista, de 22 años, se presentó en el estadio porteño con la solvencia de una cantante masiva y demostró por qué no necesita de demasiada parafernalia para adueñarse del escenario
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Es la mitad final del show de María Becerra en GEBA, 10 mil personas escuchan atentamente y ella, despojada de casi todo, excepto del autotune que aquí le cubre la voz como si se fuera un manto que le añade otra capa de tristeza a sus inflexiones vocales, canta: “Estoy cansada de estos episodios en el que pasamos del amor al odio”. La canción, como en gran parte de su repertorio, habla de un amor consumado, que se está por consumar o que nunca se consumará. Pero bien podría funcionar como metáfora de los vaivenes que supone para una nueva estrella pop los altos niveles de exposición.
Diez días atrás, Becerra era blanco de críticas por una performance poco lograda nada menos que en la ceremonia de los Grammy, el evento mundial de mayor relevancia para la industria de la música. Ahora, todo un estadio se rendía a sus pies y ella entregaba en “Episodios”, una balada de fórmula pero no por eso menos efectiva, el que tal vez haya sido el mejor tema de la noche. Del hateo al faneo en menos de dos semanas.
María Becerra, de todos modos, parece acostumbrada a la velocidad del pop y se maneja como una perfecta hija de su época. Su derrotero responde a las dinámicas del momento como si se tratara de un manual de anatomía de una estrella centennial. Nacida en el año 2000, se impuso primero como influencer en YouTube, lanzó su carrera musical en 2019, sus temas y colaboraciones comenzaron a sumar millones de reproducciones, su cuenta de Instagram también cuenta sus seguidores en siete cifras, y entre octubre y diciembre de 2021 dio una veintena de shows en el Teatro Gran Rivadavia. Ese tour de force por un escenario chico hizo las veces de curso acelerado de manejo escénico que la preparó para estar, ahora sí, delante de un estadio repleto que cantó cada una de sus canciones durante una hora y media de recital.
“Acaramelado” dio comienzo al show en el que abundaron las bases de reggaetón y las coreografías de un grupo de bailarines al que Maria Becerra se sumó con total solvencia. Con una carrera construida con las colaboraciones como columna vertebral, el baile y la arenga al público se volvieron las maneras de cubrir esos espacios en los que la voz ausente era disparada por pistas. Cuando el feat en cuestión se hizo presente (Cazzu en “Animal, Tiago PZK en “Cazame” y FMK en “Tranquila”) todo fue más consistente y celebrado para que “La Nena de Argentina” (tal el apodo de Becerra) sonría sobre el escenario repleto de tarimas y paneles de luces led.
Acompañada por una banda que incluyó vientos, percusiones y coros -además de batería, guitarra, bajo y teclado- Maria Becerra fue de los temas de Animal, su disco debut, a los de 222, su primer EP, casi como una mapeo de su sonido, que incluye elementos del R&B, el pop y la música urbana. Y si bien la base de reggaetón parece ser el arma infalible para colarse en playlists y jugar en favor del algoritmo, a la cantante nacida en Quilmes le sentó mejor la propulsión pop de temas como “Tú me lo haces fácil”, que incluyó algún que otro destello de música funk. Allí, en esos temas con los que ganó su primera notoriedad, demostró su elemento más propio y diferenciador, mientras que con el dembow y el reggaetón pareció estar haciendo más un ejercicio de género que una incursión a lo profundo del beat. También, las estridencias y la falta de matices de un sonido que tuvo algunas imperfecciones en la primera parte del show, por momentos atentaron contra las variantes del repertorio.
Más, o menos, urbana, más, o menos, reggaetonera, más, o menos, rapera, María Becerra se paró como una cantante masiva que no necesitó de grandes ademanes ni gesticulaciones para adueñarse del escenario. Su carisma se construyó a partir de una timidez que en todo momento se mostró genuina, una suerte de divismo retraído que se combinó con algunos agradecimientos, mucho baile y un despliegue que en la recta final tuvo remeras arrojadas al público, pelotas inflables y serpentinas. “A solas”, “Mi debilidad” y “Cerquita de ti”, la trilogía para terminar el show, dieron por concluida la lista de temas que marcó la tónica de un género que le habla a su generación de amores y desamores con intensidad adolescente y con las dinámicas de las redes sociales como terreno donde todo se resuelve, incluso hasta la revancha desde lo económico, como canta en “Wow wow”: “Y ahora estoy ganando más que tú con solo una story”.
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