La nueva pasión por los sintetizadores
Con su nuevo disco, Deborah de Corral sigue indagando en su rol como música
Deborah de Corral tiene nuevo disco. Tardó en llegar; fueron varios años desde aquel debut de 2011 con Nunca o una eternidad, un álbum cargado de pegadizas canciones pop producidas y arregladas con mucha imaginación por el uruguayo Juan Campodónico (Bajofondo), pero ahora ya tiene sucesor y es momento de presentarlo en sociedad.
De Corral lo hará el próximo miércoles, a las 19.30, en el teatro Sony (José Antonio Cabrera 6027), en un show que será el punto de partida de un plan de promoción que incluye fechas por todo el país. El segundo álbum de la ex conductora del ciclo televisivo El Rayo se llama Piel y tiene once temas que nacieron primordialmente de algunos experimentos informales con sintetizadores.
"Me copé con los sintes, me fui comprando unos cuantos. Programé bases y compuse mucho desde ahí. Después fui pasando esos temas a la guitarra para no correr el riesgo de que queden medio amorfos -cuenta Deborah de Corral-. Definitivamente, este disco tiene más tecnología y un sonido más moderno que el anterior."
Instalada en Miami, donde vive con su actual pareja, un argentino que se afincó en los Estados Unidos hace mucho tiempo, De Corral trabajó dos años en su nuevo disco: "Casi siempre llegás a un primer álbum con muchos temas acumulados, entonces el proceso de selección y descarte suele ser más bien bastante largo. Pero como empecé a laburar estos temas en medio de una mudanza y no tenía a mis compañeros de banda y de aventuras musicales cerca, todo fue más solitario. Me agarró el bicho nerd de los teclados y empecé a componer así. Salió algo bastante distinto al primer disco, que era más folkie".
-¿Tuviste que tolerar muchos prejuicios cuando arrancaste con la música?
-Fue menos grave de lo que esperaba. En el ambiente de la música fui muy bien recibida desde el principio. Creo que pasó eso porque mi intención siempre fue seria y los colegas lo notan. Ya de movida la respuesta que tuve fue cálida y espontánea porque creo que la música que yo hago es así, cálida y espontánea. Entonces se establece un diálogo con el que escucha. Lo mío no es un producto frío, prefabricado.
-Vos tenés una carrera desarrollada como modelo y conductora televisiva. ¿Pensás en los mismos términos tu relación con la música?
-Siempre hago el mismo chiste: soy como una especie de paria del pop. Digo esto porque, por un lado, no soy recontra megaindie, por una cuestión del lugar del que provengo y porque lo que yo hago, modestia aparte, está muy cuidado, suena a la perfección; y por el otro, tampoco soy lo suficientemente comercial para instalarme en otro circuito. Y la verdad es que no me molesta. A mucha gente le gusta lo que hago, creo que tengo los suficientes seguidores como para seguir. Tal vez me cueste un poco más encontrar lugares y situaciones para tocar, pero no me preocupa tanto porque no me interesa tener una carrera comercial. No estoy desesperada por ver dónde me ubico en el mundo de la música. Lo disfruto, pero hago otras cosas que me permiten ganar dinero y estar más relajada con ese tema.
-¿Creés que ya desarrollaste un estilo?
-Lo estoy buscando. A medida que voy mostrando más canciones, se empieza a notar un hilo conductor. Mis canciones no necesariamente se parecen a otras cosas, estoy muy atenta a eso. No busco ser súper original a toda costa o hacerme la rebelde, pero sí no caer en los lugares comunes que reconozco. Con el paso del tiempo se verá si este disco es diferente al anterior en cuanto a la ropa que lleva puesta, a la estética. Yo creo que tengo mi propia manera de hacer melodías y de decir. En cuanto a las letras, pienso siempre en que hay alguien que va a recibirlas y que no se merece escuchar cachondeces o pavadas. Hago canciones pop que son simples, pero que tratan de decir algo. Le escapo a las boludez autoindulgente. Después, si me sale bien o no es otra cosa. En este segundo disco hay más variantes. Las del primero eran canciones de amor y desamor, nada más.
-¿Sos muy sensible a las críticas?
-Supongo que como todo el mundo. Pero no al punto de que me hagan daño. Las tomo en cuenta, pero depende de dónde vengan. Hay tanto boludo criticando...
-¿Cómo es vivir en Miami?
-Es un lugar que tiene algo como de plástico, pero yo ni me entero porque no convivo con ese costado. No vivo en Miami Beach, donde está la joda y la gilada. Para que se entienda: si Miami fuera la Capital Federal, yo estaría en el conurbano, en un lugar mucho más tranquilo. No comulgo para nada con esa parte boba y superficial de Miami. Es un lugar muy lindo para vivir. Estás rodeado de agua y naturaleza todo el tiempo. Salvo los meses de calor bochornoso, es fabuloso estar ahí. Me siento una privilegiada. Hay mucho arte, mucha gastronomía. Se está convirtiendo en una ciudad con su propia personalidad. Hace unos años era apenas un lugar de paso y de joda. Pero tampoco es que busque hacer una carrera musical en Miami. No es mi mercado. Lo mío es el pop alternativo, y el mercado de Miami es mucho más comercial y de impronta más latina. Canto en español, pero mi música no encaja en el rótulo de "latina". Sí veo a Miami como un lugar donde puedo seguir desarrollando mi faceta como conductora televisiva o cocinera.
-¿Volverías a instalarte en Buenos Aires?
-En realidad, vivo parte del año en Miami, parte en Santiago de Chile y parte en Buenos Aires, que es mi ciudad, mi campo de batalla. Buenos Aires tiene tanto de lo que me gusta como de lo que no me gusta. Lo que más me perturba hoy es el ánimo de la gente, algo comprensible por la situación social. Vivir alegremente en ese entorno es cada vez más difícil. Y a medida que sos más grande buscás el bienestar. De joven sos más combativo, te metés en situaciones complicadas para aprender a zafar, te peleás con el mundo. Yo tengo 41 años, ya no estoy en esa. Y Buenos Aires ahora mismo no se presta para estar muy tranquilo que digamos. Y más te das cuenta de eso cuando estás lejos y volvés.
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