De Sr. Flavio a Paula Maffia y Rodrigo Manigot: los músicos que incursionan en el mundo literario
El asilamiento y la escasez de shows llevaron a varios músicos a intentar dar el salto al universo literario; el líder de Foo Fighters, Dave Grohl, editará en octubre su primer libro; entre nosotros: los textos de Rodrigo Manigot, Sr. Flavio y Paula Maffia
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No es novedad que los músicos incursionen en la escritura: ya en 1956, Leonard Cohen publicaba su poemario Comparemos mitologías y en la década siguiente se estrenaba como novelista con El juego favorito y Perdedores hermosos, al mismo tiempo que John Lennon le aportaba una pata literaria a la beatlemanía con sus libros Por su propio cuento y Un españolito en obras. Aún menos innovador es que relaten sus memorias: desde Keith Richards hasta Tommy Lee de Mötley Crüe, desde Bob Dylan hasta Marilyn Manson, las estrellas han firmado autobiografías con mayor o menor sinceridad desde que el rock es rock. Sin embargo, el relato de las propias vivencias no deja de encontrar nuevas formas, y así es como surgen textos de difícil etiquetado que combinan el anecdotario con las estructuras de la ficción, la poesía con los ejercicios catárticos y el cuento con la confesión cruda.
Algo de todo eso hay en The Storyteller, el libro que Dave Grohl pondrá a la venta a partir del próximo 5 de octubre. Lejos de unas memorias tradicionales, se trata de una colección de relatos recabados en una cuenta de Instagram (@davetruestories) creada por el líder de Foo Fighters y ex baterista de Nirvana para combatir la inactividad y el aburrimiento durante la pandemia. Sin pretensión de relevar su vida y obra con afán completista, Grohl se limita a contar historias de su vida en el rock como quien se sienta en medio de una ronda ante un público atento.
Así, por ejemplo, nos hace saber de aquella vez en la que zapó con Prince un tema de Led Zeppelin (“le pidió el bajo a su bajista, se lo calzó y procedió a tocar la cosa más suave, funky y llena de gracia que había visto hasta ese momento”), la noche que compartió con los miembros de Pantera en un Ozzfest (“cualquiera que haya tenido el honor de pasar un rato con ellos sabe que no era para los débiles de corazón”) o su desencuentro con David Bowie por la negativa del cantante a trabajar con él en una canción para una película (“la correspondencia siguió, hasta que Bowie se despidió con la línea ‘todo bien, tema terminado, ahora andate a cagar’”).
Contar y cantar
Rodrigo Manigot, cantante de Ella es tan Cargosa, también se inclinó por contar situaciones de su vida y su trabajo con cierto grado de confesionalidad, aunque -a diferencia de Grohl- lo suyo no es la transcripción de un hipotético relato oral sino un formato “que es literario y a la vez autobiográfico, aunque siempre oscila entre la ficción y la no ficción”. Donde no van las melodías (Editorial Crujía, 2020) es el resultado de aquel ejercicio.
Con Los cuentos de Linnet Muir de Mavis Gallant y ¿Quién te crees que eres? de Alice Munro como referencias, Manigot canalizó una serie de crisis personales en el papel a partir de un taller literario que tomó con Matías Bauso. “Empecé otra etapa donde se mezcló lo autobiográfico con lo psicoanalítico. No sabía si iba al taller o si iba a análisis”, cuenta.
Así las cosas, como el ex Nirvana, Rodrigo aprovechó la pandemia para crearse un método. “El domingo escribía, el lunes a las 7 de la mañana seguía escribiendo, el martes corregía y lo presentaba en el taller, editaba y vuelta a empezar toda la semana”, dice. Así venció la resistencia de una disciplina que no le resulta tan natural como la que lo hizo conocido: “A mí me ha costado siempre mucho más la literatura que la música. En la literatura estás solo solo, a lo sumo tenés a tu editor y a tu compañeros de taller que te leen, estás en pelotas”.
Emoción mata verdad
“Es un proceso visceral, catártico y espontáneo. De eso se trata el libro: un trabajo de indagación personal. No es una autobiografía, aunque tiene muchos tintes autobiográficos, pero cuando paso por cosas propias es más que todo para llegar a emociones. No hay persecución de la verdad: no es algo que me interesara como objetivo. Es algo que está y a lo que uno puede aproximarse, pero no es más que una opinión”. Quien habla es Flavio Cianciarulo, en relación a Los textos silver tape (Editorial Piloto de Tormenta, 2021).
Antes del encierro, Flavio tenía material acumulado que se reformuló a partir de la intervención de Daniel Flores, tecladista de Satélite Kingston y director de Rolling Stone Argentina. “Rebobiné cuando invité a Daniel a prologar. Él me redobló la apuesta y me dijo ‘me gustó mucho lo que me mandaste, te propongo algo: vos me produjiste como músico, ahora si te parece bien yo te quiero producir literariamente’. Le dije ‘maestro, un halago para mí, un honor enorme’. Ahí retomé los textos con él. Ese fue el trabajo final que fue prácticamente lo que resignificó el libro”, cuenta.
Así, por ejemplo, relata sus frustraciones a la hora de encarar una carrera por fuera de Los Fabulosos Cadillacs. “He articulado y desarticulado varias veces mi banda solista. He nombrado de diferentes maneras cada proyecto que formé fuera de LFC. Flavio y La Mandinga, Flavio Mandinga Project, Flavio Calaveralma Trío, Sr. Flavio y Su Banda. Con cada uno de esos ensambles hemos tocado para muy poca gente, siempre. Al principio, eso me caía mal. Durante largo tiempo, experimenté una suerte involuntaria de resentimiento con el gran público. ¿Dónde estaban aquellos que antes blandían banderas que rezaban Sr. Flavio?”, expone con una sinceridad que toma de su maestro como músico-escritor: Henry Rollins.
Intimidad en verso
Este año Paula Maffia editó Verso (Emecé Editores), un libro que -como su nombre presagia- se aleja de la prosa como forma para exponer vivencias, sentimientos y reflexiones. “Es un poemario pero también es en gran medida una extensión de obra”, dice Maffia, quien -a diferencia de como suele trabajar en su carrera musical- se vio impulsada por un encargo de su editorial.
“El proceso de escribir este libro fue casi un proceso de recopilación. Fue reencontrarme con muchas cosas viejas. Estuvo muy dentro de esa lógica del tiempo circular en la que nos sumergió la cuarentena: salir de un orden lineal y productivo y de pronto caer en un lugar de la memoria, el recuerdo, el ingenio. Anduvo por ese lado. Invoqué. Traje cosas del pasado que dictaron cosas en el presente. Fue un proceso muy feliz, de mucha inmersión”, dice sobre este texto que se complementa con dibujos de su propia pluma.
No funcionó en la cocina de Verso el mecanismo de autocensura. “Al contrario: hay muchas cosas que no llegan a entrar en mis canciones. Hay algo que busco en mis discos que se ciñe a una cierta lógica y eso hace que a veces mis textos quieran ir para lados que yo no puedo permitirme con el formato de la canción. Verso fue de mucha liberación. Fue espontáneo. Hay hasta pequeñas entradas de mis diarios íntimos”, cuenta Paula sobre su criatura.
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