De Raúl Porchetto a The Clash, siete discos de los 80 dedicados a la guerra
“No bombardeen Buenos Aires”, de Charly García, y “Sunday Bloody Sunday”, de U2, son dos grandes canciones que tienen en común la reflexión sobre el horror de la violencia que, en esa década, marcó las carreras de muchos artistas que, por estos días, vuelven a hablar en contra de la guerra
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La invasión de Rusia a Ucrania ha vuelto a colocar a la guerra en el centro de la escena. En las últimas semanas el mundo viene siendo testigo de crudas imágenes, conformando un panorama absolutamente incierto y desolador.
Este tipo de hechos tan desgraciados siempre impactan y repercuten sobremanera en vastos y diferentes sectores de la sociedad, incluyendo por supuesto al ámbito artístico. En innumerables ocasiones, la literatura, la escultura, la pintura, el cine y el teatro se han manifestado al respecto, como así también la música. Y en ese sentido, el rock no ha quedado al margen.
“Happy Xmas (War is Over)”, de John Lennon; “Masters of War”, de Bob Dylan; “War Pigs”, de Black Sabbath; “Aces High”, de Iron Maiden; “La isla de la buena memoria”, de Alejandro Lerner; “The War Song”, de Culture Club, y “Pipes of Peace”, de Paul McCartney, entre muchas otras canciones a lo largo de la historia, dan cuenta de la influencia que los conflictos bélicos han tenido en la obra de disímiles artistas, autores y compositores. Aunque vale decir también que, a veces de manera explícita y otras un tanto más solapadamente, tales sucesos han inspirado álbumes completos. A continuación, compartimos un pequeño listado de algunos de los cuantiosos y considerables discos signados por la reflexión y el testimonio de la violencia ocurrida en una década por demás significativa para el presente como es la siempre recordada década del 80.
Sandinista!, The Clash (1980)
Si bien casi desde sus inicios la realidad política, social y económica de distintos rincones del mundo ha sido un tópico recurrente en la lírica de The Clash, en Sandinista!, su ambicioso y exitoso cuarto álbum de estudio, esa característica alcanzó su forma más acabada y contundente. Tomando su nombre de una organización guerrillera izquierdista de Nicaragua (el Frente Sandinista de Liberación Nacional), esta obra triple de gran riqueza y variedad estilística (pospunk, new wave, pop, dub, gospel, calypso) gira alrededor de la guerra, la geopolítica y el accionar de diferentes movimientos de izquierda de Nicaragua, Cuba, Chile, Afganistán y el Tíbet. Temas como “Ivan Meets G.I. Joe”, “Washington Bullets” y “Broadway”, entre otros, son claros ejemplos de esa marcada tendencia dentro del que es considerado uno de los mejores y más influyentes discos de la historia.
Yendo de la cama al living, Charly García (1982)
Tras la despedida de Serú Girán en el estadio Obras en marzo de 1982 y en medio de la guerra de Malvinas, García completó en primer lugar la grabación de la banda de sonido de la película Pubis angelical para luego comenzar a pergeñar el que sería su primer álbum solista. Desde el punto de vista musical, Yendo de la cama al living, tal su título, fue un trabajo de transición entre el estilo patentado junto a Serú y las nuevas inquietudes rítmicas y sonoras que comenzaban a despertar su atención y que se desarrollaron plenamente en sus siguientes discos en solitario. El “encierro” al que hace mención en la canción que titula al álbum no es solo en parte obligado por la difícil e incierta realidad de estar atravesando un conflicto armado sino que se refiere también a una reclusión buscada adrede para encontrarse a sí mismo y poner ciertas aspectos personales en orden. Lanzado en octubre de ese mismo año, el disco obtuvo una gran repercusión gracias a destacados temas como “Inconsciente colectivo”, “Yo no quiero volverme tan loco”, “Superhéroes” y el citado “Yendo de la cama al living”. De todos modos, “No bombardeen Buenos Aires” es su canción insignia, la foto de época y el registro agudo de un momento preciso y delicado de nuestra historia donde García, como él solo sabe hacerlo, describe el miedo, la incertidumbre, la paranoia y las dudas ante la posibilidad de que la guerra se extienda tanto en el tiempo como al territorio continental, tal cual consignaban algunos medios en aquel momento.
War, U2 (1983)
Después de que en sus dos primeros álbumes centrara su discurso en temáticas relacionadas con la adolescencia y la espiritualidad, War (de título más que elocuente) se zambulle a fondo en la guerra desde una perspectiva tanto física como espiritual. La música se tornó más dura y ganó en crudeza a partir de los riffs cada vez más punzantes de la guitarra de The Edge y los ritmos marciales y de corte militar del baterista Larry Mullen Jr. En el que fue el primer gran éxito comercial de la banda se suceden canciones como “New Year’s Day” (inspirada en el movimiento Solidaridad de Polonia), “Sunday Bloody Sunday” (un canto de protesta que describe el terror sembrado por el IRA en Irlanda del Norte), “Seconds” (sobre la proliferación nuclear) y “40″ (basado en una modificación del Salmo 40 de la Biblia).
The Final Cut, Pink Floyd (1983)
Inicialmente planeado como banda de sonido del film The Wall (estrenado en 1982), más el agregado de algunos temas nuevos, pronto Roger Waters decidió cambiar el rumbo e, inspirado por la guerra de Malvinas que recién había comenzado, se concentró en la composición de material íntegramente inédito apuntando todo hacia esa dirección. De carácter conceptual, en The Final Cut el bajista, cantante y compositor (que abandonaría la banda después de grabar este disco) lanzó sus filosos dardos contra la por entonces primera ministra británica Margaret Thatcher. El estrés postraumático, la alienación y las dificultades sufridas por los veteranos de guerra a la hora de reinsertarse en la sociedad son algunos de los variados temas que recorren el disco como así también el holocausto nuclear. Sin dudas, un documento absolutamente antibélico con el sello inigualable de Roger Waters.
Reina Madre, Raúl Porchetto (1983)
Inmerso en un estado de tristeza y desesperación a partir de las noticias que los medios difundían en torno a la guerra de Malvinas, Raúl Porchetto se sentó al piano y comenzó a ponerle letra a una melodía que ya tenía desde antes. Así nació “Reina Madre”, una canción que describía los horrores de la guerra, las sensaciones y los cuestionamientos de un soldado británico relatándole a su madre todo lo que veía a su paso en aquellas lejanas tierras del sur. Más allá de alguna que otra polémica generada por sectores que no alcanzaron a comprender el sentido real de su letra, “Reina Madre” no sólo se convirtió en uno de los temas más emblemáticos de Porchetto sino que dio título a su álbum de 1983 que sobrevoló ésta y otras cuestiones relacionadas con aquel momento tan particular en canciones como “Por honor y gloria” y “Paremos la tristeza”, entre otras.
Brothers in Arms, Dire Straits (1985)
Además de ser uno de los álbumes pioneros en editarse bajo el formato de compact disc, Brothers in Arms se convirtió en el trabajo más exitoso y popular de Dire Straits. De la mano de hits indiscutidos como “Money for Nothing” (con Sting como invitado) y “Walk of Life”, la banda liderada por Mark Knopfler se ubicaba por fin en el centro de la escena musical. Sin embargo, varias de las canciones que lo componen (“Ride Across the River”, “The Man’s Too Strong”, “One World” y “Brothers in Arms”) versan, aunque no de una manera directa, en torno al militarismo, el conflicto de Malvinas y las guerras civiles en Nicaragua y El Salvador.
Y ahora qué pasa, eh?, Los Violadores (1985)
Tres años después de la guerra de Malvinas y con una joven e incipiente democracia dando sus primeros pasos en Argentina, Los Violadores tomaron por asalto la atención pública a través de su atractivo y aguerrido segundo álbum de estudio. Si bien “Uno, dos, ultraviolento” (con sus guiños hacia La naranja mecánica) trascendió como su tema más popular y difundido, Y ahora qué pasa, eh? asoma como un disco plenamente inconformista en el que las heridas de la guerra en el Atlántico Sur seguían sin cicatrizar y todavía quedaban muchas cuestiones por cambiar. Sin alcanzar la categoría de obra conceptual, gran parte de las nueve pistas que le dan vida hacen del conflicto con Gran Bretaña y sus diversas consecuencias su leit motiv. Y entre ellas sobresalen “Comunicado 166″, “Somos Latinoamérica” y “Espera y verás”.
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