De Les Luthiers a Los Auténticos Decadentes, quién es el artesano que fabrica esos raros instrumentos nuevos
De Les Luthiers a Los Auténticos Decadentes, el camino puede ser más corto de lo imaginable, porque más allá de los tópicos música y humor que los podrían unir, existe un nexo con nombre y apellido: Fernando Tortosa, un luthier sin diploma de 46 años e inventor de instrumentos informales que por estos días trabaja con ambas agrupaciones. "Ni yo sé bien cómo definirme, porque si bien empecé como luthier y hago luthería de instrumentos informales, en realidad lo que hago es con un objeto, dar una respuesta a necesidades de expresión audiovisual. Una vez, Pepe Soriano me presentó ante un amigo suyo así: «él te va a hacer ese objeto que no tenés y que necesitás, que no sabés qué es, pero lo querés»¡Ja! Fue lo mejor que escuché sobre mi trabajo", arriesga Tortosa.
Este mes, los MTV Unplugged volverán a transmitirse y el concierto grabado en mayo por Los Auténticos Decadentes en un galpón de La Boca será una de las estrellas del ciclo. Allí, la banda de "atorrantes" liderada por Cucho Parisi y Jorge Serrano reelaboró sus hiperhits a prueba del tiempo con algunos invitados y la ayuda de un puñado de vistosos instrumentos ideados por Tortosa.
"Conocí al percusionista Gastón Bernardou hace varios años y él conocía mis trabajos para Les Luthiers y también sabía de un tambor de agua que había construido, que tiene un juego de luces y burbujas cuando lo percutís", cuenta Tortosa acerca de cómo llegó a ser convocado por los Decadentes para este concierto especial.
Después de varias idas y venidas, pedidos, ensayos y pruebas junto a la banda y al productor musical del show, Gustavo Borner, Tortosa creó un campanófono "porteño", una propaladora "autónoma", una tabla de lavar "intervenida" y un tambor "de lava", entre otros instrumentos informales.
"Trabajar con este tipo de instrumentos tiene una ventaja sobre los convencionales, porque a través de la imagen yo puedo transmitir una idea, hasta una emoción. Juego con la imagen. Entonces mis parámetros son dos: lo sonoro y lo visual. Desde lo sonoro sabía qué instrumentos querían, desde lo visual, la puesta estética era Buenos Aires. Por eso surgieron cosas como el campanófono porteño, con un farolito, rodeado de campanas tubulares similares a la de la sinfónica. O para que hablara Cucho, les propuse una propaladora con un carrito, porque me resultaba simpático, como si fuera autónoma".
Tortosa creó su primer instrumento informal en 2007, para participar de un concurso organizado por Les Luthiers. De allí surgió su obra más popular hasta la fecha: el bolarmonio. "Me enteré del concurso y como consumía y admiraba a Les Luthiers, me puse de inmediato a construir un instrumento basándome en lo que sabía de imagen y sonido y lo que sabía de música". Con los Les Luthiers oficiando de jurados en la platea, el bolarmonio ganó el concurso e inmediatamente se sumó a los ensayos de la obra que la agrupación estrenaría el año siguiente, en Lutherapia, en manos de Jorge Maronna y en el acto titulado "Rhapsody in Balls".
"Me apasiona hacer instrumentos informales o cualquier objeto sonoro, porque creo que todavía hay todo un desarrollo dramático para hacer, inclusive más allá del humor. Yo trato todo el tiempo de romper estructuras, que es lo que me gusta hacer. Cuando hice el bolarmonio tenía en claro que la clave era el humor y necesitaba entonces un objeto que tuviera una historia placentera, de fácil reconocimiento, universal, si era posible, pero que tuviera también una relación con la diversión: la pelota".
Al bolarmonio le siguió un órgano de pistones que Les Luthiers estrenó en el Teatro Colón, en el concierto compartido con Martha Argerich y Daniel Barenboim, y luego el "campanófano autoflagelador", incluido en la obra "Educación sexual moderna". "Ellos querían un instrumento más teatral y lo que busqué fue hacer que el instrumento ubique la obra en tiempo y espacio. Hice un campanófono en cedro, con columnas barrocas, con la idea de que el intérprete se diera martillazos a sí mismo, mientras ejecuta el instrumento".
–¿Cuál fue el instrumento que te pidieron de hacer que te haya resultado más difícil de resolver?
–Mmmm... No sé, creo que la "guitarra estelar", que era un arpa con forma de telar que me pidió Gabriel Wolf, de Macocos, para una obra de Eduardo Rovner, con dirección de Gabriel Fiorito. La obra no tenía escenografía, entonces el telar iba a ser el objeto central y con el que además tenían que utilizar para cantar una zamba.
–¿Vos qué estudiaste formalmente?
–Por un lado estudié imagen y sonido y también piano en el conservario de Julián Aguirre, de la provincia de Buenos Aires. Pero la clave en todo esto es que siempre desarmé y armé objetos y en mi casa he armado y desarmado de violines hasta pianos. Me gusta la búsqueda de los mecanismos y del principio sonoro. Conocer qué pieza hay que mover para obtener tal resultado.
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