De Foreigner a Whitesnake, la certera patada de karate de Cobra Kai al corazón de los años 80
Tanto en su quinta temporada como en las cuatro anteriores, la música de los 80 es casi tan protagónica como sus actores; clásicos que siguen sonando y otros que quedaron suspendidos en aquella época permiten formar una playlist irresistible; para escuchar con la guardia en alto
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“¿Qué es Guns N’ Roses?”, pregunta el futuro discípulo a su sensei (maestro) en el segundo capítulo de Cobra Kai marcando la ruptura generacional en una serie cuyos protagonistas están separados por el abismo de la cultura digital. La pregunta es un guiño a la adolescencia y juventud de Johnny Lawrence (William Zabka) y a la misma saga de la que se desprende la serie: The Karate Kid. Con quinta temporada estrenada el 9 de setiembre en Netflix, la serie recupera el ambiente sonoro de los 80 donde conviven bandas de hair metal y clásicos con algún que otro flashback y citas al presente. Este es el sonido por detrás de Cobra Kai.
“Ain’t that a kick in the head” (Dean Martin, 1960). Si de tirar patadas se trata, esta no solo vale por el título sino que hay que recuperarse de ese golpe que dan los bronces en la apertura de este swing tardío metido en la radio con la beatlemanía asomando a la vuelta del camino. La versión original de la canción escrita por Jimmy Van Heusen y Sammy Cahn fue grabada por Martin con la orquesta de Nelson Riddle, un maestro del sello Capitol que hizo de arreglador para Sinatra, Ella Fitzgerald, Judy Garland y Johnny Mattis entre otros. Martin la incluyó en el original de la película Ocean 11, en una versión alternativa con el legendario vibrafonista Red Norvo. Si bien no fue uno de sus mayores hits tiene lugar asegurado en todas las recopilaciones que se hicieron sobre una de las voces del así llamado Rat Pack.
“Head Games” (Foreigner, 1979). ¡Que icónica la tapa de Head Games el tercer álbum de Foreigner! Esa fotografía de la actriz Lisanne Falk sorprendida en un baño de hombres aferrándose a los azulejos capta en un flash lo que desde el futuro se llamaría ochentoso, y el sonido no se queda atrás. “Head Games” parece ahora escrita para Cobra Kai en su trenza de sintetizadores y riffs de heavy metal que buscan una síntesis entre el hard rock, el soft y el rock progresivo de los 70 para pasar a la nueva década. Atrapado en su propia hibridez, es difícil encontrar un poster de Foreigner en una habitación de los 80 pero mucho más alguien que no haya escuchado al menos alguna vez hits como este. El modelo para las versiones FM de Yes (90125) y Genesis (”Mama”), a no dudarlo.
“Back in black” (AC/DC, 1980). Otra tapa icónica de la década, de riguroso negro para vengar la muerte joven de Bon Scott con diez pistas modélicas para el heavy metal y el rock duro de 1980 a hoy. Con la voz absurda de Brian Johnson, los hermanos Young consiguieron esta obra maestra que el mismo Brian Eno calificaba como un clásico de la producción. Y es que llegar a la cuadratura perfecta, una ciencia del riff, parece una obra de ingeniería tal como lo hace AC/DC en la canción que abría el lado 2 en el vinilo original. La diferencia es que este sonido no quedó restringido a su momento sino que forma parte de la iniciación en el rock and roll tomando la posta de Chuck Berry, los Stones y Led Zeppelin. Es el sonido de la adolescencia de los 80, sí, pero en un loop que siempre está sonando a mañana. Todavía, cuarenta años después, sigue haciendo doler los oídos.
“Here I go Again” (Whitesnake, 1982). El soundtrack de Cobra Kai es un muestreo de la coincidencia de la arena (estadios), la radio y la discoteca en la primera mitad de los 80. Grupos como Foreigner o Whistesnake venían del hard rock de los 70 pero se reconvirtieron en máquinas de pop-metal capaces de impactar en el segmento íntimo de la noche a fuerza de power ballads y abriendo el camino para Bon Jovi y Guns N’ Roses después. En “Here I go Again” hay tres ex Deep Purple (David Coverdale, Jon Lord y Ian Paice) en el estudio y eso se deja escuchar en el lirismo y los arreglos. El órgano de Jon Lord da el tono circunspecto del comienzo sobre el que sube la voz de Coverdale, uno de los mejores vocalistas del género. Lanzada como simple del álbum Saint & Sinners consiguió llegar al número 1 de Billboard en su reversión de 1987 con Don Airey y Aisnley Dunbar en los lugares de Lord y Paice. Coverdale le cambió la letra (“hobo”por “drifter”) en el estribillo pero lo que permanece inalterable es el recuerdo del video con la bellísima Tawny Kitaen haciendo piruetas sobre el Jaguar XJ de Coverdale. Deconstruíble, sí. Pero también indestructible.
“Sirius” (Alan Parsons Project, 1982). Esta supervivencia del rock progresivo en los 80 dio vida a un subgénero (no oficial) que podría denominarse “pop olímpico” por su carácter eufórico. Tal es así que esta breve intro del álbum Eye in the sky se convirtió en el tema elegido por los Chicago Bulls (era Michael Jordan) para entrar a jugar y así sigue hasta hoy en el siglo XXI. La serie capta en su trama subsidiaria de Rocky ese clima del que músicas como este instrumental devinieron monumentos sonoros captando el ambiente de la era Reagan. En el álbum, el instrumental se dejaba ir en un fade out para fundirse con el hit beatlesco que también sigue sonando en la radio de clásicos.
“Dance Hall Days” (Wang Chung, 1983). ¿Eran chinos Wang Chung? Cualquiera que tenga la playlist de los 80 en la cabeza está familiarizado con “Dance Hall Days”, pero de los compositores e intérpretes poco se sabe. Bueno, sí, Wang Chung es una expresión china (“campana amarilla”) que designa la primera nota de la escala en la música tradicional del gigante asiático, pero la banda era inglesa y estaba formada por Nick Feldman, Jack Hues y Darren Costin. No es precisamente el estilo de soft metal que va con el sensei Lawrence, pero está metido en su ADN competitivo que este soul blanco aspiracional (el tipo de canción que elegiría el protagonista de American Psycho) expresa de forma rotunda. Cuatro o cinco hits entre 1983 y 1987 y después a parar a la carpeta de la nostalgia trash.
“We’re Not Gonna Take It” (Twisted Sister, 1984). Más heavy metal residual en la banda sonora de esta mezcla de comedia adolescente y drama karateca. El núcleo de la música que resuena en el maltrecho auto deportivo del sensei está entre 1982 y 1986, cuando la versión glam del heavy metal tomó por asalto MTV y los charts. Twisted Sister se había formado en 1973 pero el éxito tardó diez años en llegar con hits que tenían raíz en el show esperpéntico de Alice Cooper o Kiss, pero resueltos con el estilo troglodita (menos punk que metal mal tocado) de los británicos Slade. Con una fuerte impronta latina en la banda, el rostro y la voz de Dee Snider vienen a la mente como un mashup entre Roger Daltrey (The Who) y Valeria Lynch. Otro subgénero no declarado aquí: “Highschool Party”.
“Lay it Down” (Ratt, 1985). Así como lo vemos con remeras de Van Halen, al sensei Lawrence (y al clima que la serie se propone recrear) le va bien el estilo de Ratt, otra banda atrapada en los 80 (aunque siguen de gira con innumerables cambios de formación). Bastante más elaborado que Twisted Sister, el sonido de Ratt en “Lay it Down” está muy cerca de “Eye of the Tiger” (Survivor), otra vez el fantasma de Rocky, pero con todos los tatuajes necesarios para entrar en el abecé del heavy metal. La voz chillona de Stephen Pearcy (otra gentileza de Alice Cooper) y el dúo de guitarras de Warren DeMartini y Robin Crosby le dieron a Ratt una forma tan característica como la chica de tapa del álbum Invasion of Privacy, una ex conejita de Playboy.
“I Want it All” (Queen, 1989). En el cierre de su discografía, con Freddie Mercury ya muy enfermo, Queen vino a reclamar derechos de autor sobre el metal de los ochenta. “I Want it All”, incluida en el album The Miracle, es un regreso en toda la línea al hard rock (siguiendo a los Who y Zeppelin) de los tres primeros discos en los 70. De hecho, “I Want it All” llega a ponerse casi trash duplicando la métrica en el estilo de Metallica y es uno de los hits más crudos y metálicos de toda la historia de Queen. La canción no llegó a ser tocada en vivo por el grupo pero sí lo hicieron como trío sumando a Roger Daltrey en el concierto In Memoriam de Freddie Mercury, en abril de 1992. El molde de este Queen hay que encontrarlo en el primer álbum (1973) o canciones como la frenética “Stone Cold Crazy” (1974) versionada a su vez por Metallica en Garage Days.
“Kiss it” (Dorothy, 2016). La playlist cierra con Dorothy Martin (ninguna relación con el comediante swinger) cuya voz anima a Dorothy desde 2014. Una banda de Los Ángeles de impronta retro en el estilo de Jet o The Black Keys cuyo último álbum lleva el sintomático nombre de Rockisdead. Ese comienzo de palmas seguido del riff de guitarra y la patada de bajo y batería dan más hard rock de los 70 que hair metal de los 80 (se diría que tienen algo más stoner), pero a esta altura del pastiche posmoderno se hace difícil datarlos. Una música que habita un limbo y que tiene tanta ambientación como necesita una ficción audiovisual como Cobra Kai. Guardar como...¿música de series?
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