Más de medio siglo después de sumarse a Pink Floyd , David Gilmour va a rematar alrededor de 120 de las icónicas guitarras con las que tocó tanto con la banda como en su carrera solista. "Se tiene que ir todo", bromea. "Es temporada de liquidación."
Los instrumentos que se rematarán en las oficinas de Christie’s en Nueva York en junio incluyen muchos de sus más emblemáticos. Va a vender su Black Strat -la Fender Stratocaster negra con la que tocó en "Money", "Shine On You Crazy Diamond" y "Comfortably Numb" y muchas otras, y que adquirió una fama merecedora de su propio libro- al igual que su Stratocaster con el número de serie 0001, la guitarra de doce cuerdas con la que compuso "Wish You Were Here", y la Ovation de seis cuerdas con la que tocó "Comfortably Numb" en casi todas las interpretaciones en vivo que hizo.
"Estas guitarras fueron muy buenas conmigo", le dice a Rolling Stone por teléfono desde su casa en Inglaterra. "Son mis amigas. Me dieron mucha música. Creo que es hora de que salgan a servir a otra persona. Ya tuve mi tiempo con ellas. Y por supuesto el dinero que reúnan va a hacer cosas muy buenas en el mundo, y esa es mi intención."
Las ganancias del remate irán a la fundación solidaria de Gilmour, que dirige desde hace décadas. "El dinero será destinado a paliar el hambre, ayudar a los sin techo y la gente desplazada alrededor del mundo", dice Gilmour, agregando que la fundación se enfoca tanto en el Reino Unido como en el resto del mundo. "Vamos a trabajar para hacerlo de la mejor forma, y con el mayor equilibrio, para hacer que este dinero haga la mayor cantidad de bien en el planeta como sea posible."
Además de ayudar a la gente más desafortunada que él, Gilmour ve la venta como una forma de limpiar la casa. De hecho, venía planeando vender su colección al menos desde A Momentary Lapse of Reason, de 1987, pero nunca lo había hecho. "No quería ser demasiado viejo y tener un montón de guitarras sin hacer nada", dice. "Y francamente, muchas de ellas son guitarras que no tengo tiempo para tocarlas lo suficiente. Le van a dar alegría a otra gente."
¿Qué despertó la idea de vender las guitarras? ¿Estabas mirando alrededor tuyo en la sala y pensaste: ‘Hay demasiadas’?
Es algo que vengo pensando desde hace mucho tiempo. Empecé el proceso una vez, y varias veces me agarró miedo. Esta vez va a ocurrir. Estoy al mismo tiempo triste de perder algunos de los instrumentos, y aliviado de hacerlo, y de saber que va a hacer el bien. Si necesito una guitarra en particular, me la compro. Son las herramientas de mi trabajo. Me dieron música, pero en el fondo, son las herramientas que uso.
Vas a vender alrededor de 120 guitarras. ¿Qué porcentaje de tu colección es?
Para ser sincero, no lo sé. Me quedan algunas más. Hay algunas que me voy a quedar, o porque se hicieron réplicas, o porque físicamente no me puedo separar de ellas. Así que probablemente me quede con 20 guitarras.
Supongo que no sos supersticioso en cuanto a lo de tener "la guitarra justa" para determinadas canciones.
Las guitarras son especiales en lo que te dan, pero no soy demasiado sentimental acerca de las cualidades que algunas personas piensan que hay en un determinado instrumento. Las guitarras que toco mucho tienden a ser las que tengo más cerca.
Hablemos de la Black Strat. Debe ser difícil despedirse de esa.
¿Sabés algo? Yo puedo dejarla. Va a hacer que mucha gente venga al remate. Es una guitarra adorable. Está en casi todos los discos de Pink Floyd de los setenta. Está en Meddle, Dark Side of the Moon, Wish You Were Here, Animals, The Wall. Hice mi solo de "Comfortably Numb" con esa. Las notas del principio de "Shine On You Crazy Diamond" salieron de ahí. Está en tantas cosas, pero Fender hizo réplicas que venden, y yo tengo dos o tres de esas, y son absolutamente perfectas. Una de esas probablemente sea mi futura guitarra o, lo peor de todo, quizás incluso le cambie el color.
¿Cuál es la historia detrás de la Black Strat?
Es una Strato del 69, que compré en Manny’s, en la calle 48 en Nueva York en 1970. Le hice docenas de modificaciones. Le cambié varias veces el mástil. Le hice agujeros y un montón de cosas. Pero el color es algo que no cambié. Siempre fue negra.
Habiéndola modificado tanto, ¿cuándo lograste el sonido que buscabas?
La cambiaba y después la volvía a cambiar. Le agregué un switch para poder tener una configuración de micrófonos que no podés tener en una Strato normal, que es con el primero y el tercer micrófonos juntos. Es algo que podés hacer en una guitarra de dos micrófonos. Tiene un poco el sonido de una Jazzmaster o una Jaguar.
¿En qué solos o canciones podés escuchar esa configuración de micrófonos?
¿Sabés algo? Ese sonido de Jazzmaster es algo que siempre buscaba y quería usar, pero no creo que jamás lo haya usado en nada finalmente. Era para experimentar, probar cosas. Y logró lo que yo necesitaba: un sonido diferente y que, extrañamente, al final casi no usé.
¿Que más le hiciste a la guitarra?
En un momento le hice un agujero y le puse un conector XLR, por alguna extraña razón, que después tiré, y volví a llenar el agujero. Todas pequeñas modificaciones. Le corté la palanca, porque se ajustaba mejor como quería tocar. La usé como un banco de experimentos para probar un montón de cosas con los años.
Durante parte de los 80 y los 90 retiraste la Black Strat, y la donaste para el Hard Rock Cafe. ¿Por qué hiciste eso?
Compré una o dos guitarras más de Fender. Fui a su taller acá en Inglaterra, y probé 20 Stratocasters, y creo que compré cuatro para cubrirme para cualquier cosa que necesitara. Creo que en la época de Live 8, en 2005, pensé en volver a la Black Strat por un tiempo, y la saqué de la pared del Hard Rock Cafe de alguna parte. Se las había prestado mucho tiempo. Volví a usarla. La usé en mis discos solistas más recientes.
¿Qué te atrajo de las Stratocasters en primer lugar?
Mi sueño de niño era tener una Stratocaster como Hank Marvin en los Shadows. Fue la guitarra que siempre quise. Había muchos músicos que no usaban otra cosa. Hendrix no estaba mal en la Strato. Era la guitarra de mis sueños. Cuando pude comprarme una, me la compré. Pero mi primera Fender fue una Telecaster que me compraron mis padres para mi cumpleaños número 21.
¿Todavía la tenés?
No, la mandé a Estados Unidos en 1970, quizás en el 68, no me acuerdo, pero la mandé por TWA y la perdieron. Nunca la volví a ver. Es una de las guitarras que perdí o me robaron en mi vida, que son pocas. No son muchas.
Vas a vender tu Strato "Número Uno", con el número de serie 0001. ¿Esa la compraste de tu técnico de guitarras a mediados de los setenta?
Sí. La compró él, y después lo forcé a dármela, en realidad. Esa se tiene que ir. Es un instrumento muy hermoso. La usé para tocar la rítmica de "Another Brick in the Wall", pero no creo haberla usado muy seguido. Siempre la sentí más delicada que otras guitarras, y no quería que se rompiera en las giras, así que nunca estuvo en una gira.
Suena demasiado valiosa como para tocarla.
No creo que ninguna sea demasiado valiosa como para tocarla. La toco mucho, y la tengo en casa la mayor parte del tiempo. Está en un tema llamado "Mihalis" de mi primer disco solista. Hay una suerte de momento homenaje a Hank [Marvin], para el que usé esa guitarra.
En "Another Brick in the Wall, Part 2", tocaste una Gibson Les Paul del 55. ¿Vas a vender esa?
Sí. La compré en el 78, porque quería una buena Les Paul con micrófonos P-90; me gustan más esas que las humbuckers. En The Wall, la enchufamos directa -sin amplificador- así que es un sonido directo a la cinta durante el solo. Después, como sentimos que necesitaba un poco más de cuerpo, la pasamos por un amplificador y la volvimos a mezclar para agregarle un poco de peso.
Vas a vender la Martin D-35 que usaste en Wish You Were Here. Creo que esa es una con la que nunca quisiste salir de gira.
Sí. Si la hubiera llevado a una gira en la época moderna, cuando la batería y el bajo y todo suena a todo volumen, habría sido difícil de amplificarla. Tendría que ponerle electricidad, y no quería tocarla mucho. Es una guitarra tan linda que sería mal karma modificarla para poder llevarla de gira. No quería hacer eso.
¿Cuándo la compraste?
La compré en Nueva York en el 70, de un tipo en la calle en la puerta de Manny’s para hacer "Grantchester Meadows" en los recitales que teníamos esa semana. No me acuerdo por qué necesitaba otra guitarra -no sé si había perdido una- pero la necesitábamos para esa canción, que es acústica y tranquila, sin batería ni nada.
¿También vendés la guitarra con la que compusiste "Wish You Were Here"?
Compuse esa canción en una Martin de 12 cuerdas. Se la compré a un amigo en el 72 o el 73, creo. También está en el remate. Compuse "Wish You Were Here" un día en la sala de control del estudio 3 en Abbey Road. El riff salió de esa guitarra, y se transformó en "Wish You Were Here". Tampoco salió de gira. En el 75 o 76, compramos Ovations con micrófonos eléctricos instalados que eran muy buenas en vivo. No hacían mucho acople. Una de las Ovations, a la que yo le cambié la afinación, fue la guitarra en la que hice "Comfortably Numb". Esa también va al remate. Creo que la toqué en casi todas las versiones en vivo de "Comfortably Numb".
¿Estás vendiendo la Fender Esquire 1955, la de la tapa de About Face, que bautizaste "The Workmate"?
"The Workmate" no se va. No creo que pueda dejarla.
¿Es The Workmate tu guitarra de hoy en día?
Cuando estoy en el estudio, la Workmate es la que suelo agarrar, o una réplica de Black Strat. Tengo una o dos de las últimas Black Strats, que son increíblemente buenas, y me hace feliz tenerlas en la mano. A veces no me doy cuenta si estoy tocando la original o estas últimas.
Pero en casa uso mucho más guitarras acústicas. Tengo un par de acústicas dando vueltas, pero las eléctricas no las toco en casa. Tengo una guitarra muy linda con cuerdas de nylon que toco mucho y también mi hija. Tengo una guitarra muy linda que me compró mi mujer que la hizo Me&Ro en Estados Unidos [una Me&Ro Ebony Anniversary Guitar]. Es hermosa.
"Quiero que todos estos instrumentos se muevan", cuenta Gilmour. "Fui su custodio durante muchos años, y ahora es el turno de que otra persona los tenga y los cuide, que cree con ellos."
¿Vas a incluir algo además de guitarras en el remate, como tus pedales Big Muff?
No creo que incluya un Big Muff. Pero quizás un par de amplificadores.
¿Qué piensa tu familia de que te hayas purgado de estos instrumentos?
Creo que están muy felices, como yo, de que sirvan para hacer el bien. Las ganancias del remate van a hacer mucho bien en el mundo, y vamos a poder hacer algo positivo en este mundo negativo en el que vivimos.
Las guitarras son a beneficio de tu fundación. ¿Cuándo y por qué la empezaste?
Creo que es algo que se remonta a los setenta, quizás los ochenta; salió de otra que tenía antes. No estoy seguro. Tuve mucha suerte en la vida. Tuve mucho éxito, artística y financieramente hablando. Muchos, muchos años atrás sentí que tenía que hacer algo de bien con mi fortuna. Esto va a ser un empujón a nuestras capacidades.
¿Cuánto dinero esperás recaudar?
¿Sabés algo? Ni lo pensé. No tengo idea. Estoy seguro de que hay personas que van a mirar lo que está a la venta, y hacer sus cálculos. Pero yo no voy a ser esa persona.
¿Te preocupa que la gente vea que vendés todos estos instrumentos y piense que te estás retirando?
No me estoy retirando, ni planeando nada en este momento. Estoy seguro de que voy a hacer algo en estos días, pero es un gran compromiso.
¿Estuviste componiendo música nueva?
Compongo todo el tiempo, es decir que se me ocurren pequeñas frases en la cabeza o en la guitarra o el piano, y las guardo en el teléfono y ahí quedan para más adelante. Y después pienso: "Algún día las voy a escuchar a ver si algo me atrae". Y ahí va a empezar el proceso la próxima vez.
¿Cómo sabés que es hora de hacer un disco nuevo?
Para mí no funciona así. Yo voy a mi estudio y empiezo a jugar con cosas. A veces armo una base en una máquina de ritmos y empiezo a transformar los demos en algo más sustancial, y después pasan por dos o tres niveles de construcción, hasta que empiezan a sonar como una canción. Cuando tengo suficientes cosas que ya empezaron a parecer canciones, tomo la decisión de cuándo o cómo hacer un disco. Es como empujar una bola de nieve hacia abajo: en un momento toma impulso.
¿Qué tipo de música se te estuvo ocurriendo últimamente?
Es difícil hablar del proceso de composición, y de cómo grabo y uso los fragmentos. A veces, escucho algo de música en la radio o la televisión, y grabo 10 segundos, por alguna cosa en particular, un sonido o un ritmo o algo que me atrae. Después vuelvo a ese momento para decir: "¿Qué había acá que me atrajo y que pueda... no robar, pero homenajear o sacar un sentimiento de ahí?". La mayoría de las ideas son cosas que improvisé en una guitarra acústica, o toqué en un piano. Noventa por ciento de las veces, no entiendo por qué las anoté o las grabé, pero tengo cientas de esas cosas. Algún día encontraré algo bueno ahí.
Sonás demasiado curioso acerca de la música como para retirarte.
Retirarme no es algo urgente en mi vida. No tengo que retirarme, en realidad. No tengo que decir esas palabras. No tengo que declarar que me retiré ni nada parecido. Si lo hago, será un proceso lento e imperceptible. Pero no estoy en ese momento.
¿Considerás que este remate es cerrar el capítulo de Pink Floyd o algo del pasado?
No. No creo. Obviamente, voy a estar triste de perder algunos de estos instrumentos, pero también voy a estar levemente aliviado de sacarme el peso de encima de tener todos estos instrumentos y no saber qué va a pasar con ellos o dónde van a ir. Quiero que se muevan. Fui su custodio durante muchos años, y ahora es el turno de que otra persona los tenga y los cuide, que cree con ellos.
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