David Bowie: la vigencia del Duque Blanco, a 72 años de su nacimiento y a tres de su muerte
A 72 años de su nacimiento (y casi tres de su muerte, aniversario que se cumplirá este jueves), el legado de David Bowie está lejos de extinguirse. Dueño de una carrera camaleónica que no conoció de límites ni ataduras, el músico británico dejó en el mundo artístico una marca tan notoria como indeleble, que hace que su influencia sea posible de rastrear en cualquier recorte temporal, en cualquier latitud y, sobre todo, en cualquier disciplina artística.
Mientras muchos de sus colegas buscaron dónde encajar y hacer valer su talento, Bowie trazó el camino inverso: crear un universo propio a partir de la inquietud artística personal. Así fue como, tras probarse con el pop barroco, la psicodelia y el hard rock, se volvió el artista icónico del glam... antes de la propia existencia del género. Maquillado, con atuendos extravagantes y una importante cuota de ambigüedad sexual, se camufló bajo el alias de Ziggy Stardust (un extraterreste enviado a salvar a la Tierra devenido en estrella de rock) y creó un mito tan fuerte que no le dejó más remedio que asesinar a su propia invención.
Al poco tiempo, y en una vorágine de consumo de cocaína, Bowie se convirtió en una nueva figura: el Delgado Duque Blanco, un soulman tan encantador sobre el escenario como repulsivo fuera de él cuando elogiaba al fascismo. Ya sobre fines de los años 70, el hombre que nació el 8 de nero de 1947 en Londres y murió el 10 de enero de 2016 en Nueva York, encontró en Berlín su nuevo hogar (temporal) y en la capital alemana no sólo ayudó a su amigo Iggy Pop a grabar y componer los dos primeros discos de su carrera solista, sino que también gestó una trilogía compuesta por los álbumes más sobresalientes de su carrera. Registrados casi en continuado durante dos años, Low, Heroes y Lodger son una muestra más de cómo traducir una serie de influencias de culto (el kraut rock, la música concreta y también la tradicional japonesa) y devolverla al mundo del mainstream en forma de singles.
En los 80, Bowie se propuso ser un artista pop de estadios, con una búsqueda que le marcó el pulso a la música de la década. Incluso cuando la calidad de sus discos empezó a decaer, sus giras eran más y más faraónicas. El traspié creativo tuvo un giro en los 90, cuando la cultura alternativa (de Pixies a Nine Inch Nails, pasando por The Smashing Pumpkins y, por supuesto, Nirvana) lo rescató como padrino tácito. Así fue como David pasó a coquetear con la música industrial, el jungle y el drum and bass, sólo que ahora en vez de crear géneros o anticiparse a ellos llegaba sobre la hora pero con los socios artísticos correctos.
El cambio de milenio entregó un Bowie más melancólico y reflexivo, que desapareció misteriosamente del ojo público después de un problema cardíaco durante un show. Tras casi diez años de hermetismo, el 8 de enero de 2013 conviritió a su cumpleaños número 67 en un regalo para sus fans, al publicar "Where Are We Now?", su primera canción en una década, un adelanto de The Next Day, un inesperado álbum de estudio. Tres años más tarde, eligió la misma fecha para publicar el oscuro Blackstar, su último trabajo en vida, lanzado tan solo dos días antes de su fallecimiento. El hermetismo respecto a su salud, el video críptico de "Lazarus" y la cronología de los hechos dejaron en claro que David Bowie había convertido a su propia muerte en su último gran hecho artístico.
Dueño de una carrera camaleónica que tuvo como único denominador común la noción de acercar las vanguardias a la masividad, el legado de David Bowie es tan extenso y abarcativo como lo fue su propia obra. Su influencia se puede hallar en la androginia guitarrera de los británicos Placebo, en la melancolía barroca de Arcade Fire, el Depeche Mode más claustrofóbico, la psicodelia lúdica de The Flaming Lips o en el art pop de gran escala de Lorde y Lady Gaga.
De este lado del Atlántico, Richard Coleman y Daniel Melero fueron los responsables de abrirle la puerta a su obra, que sigue tan presente como entonces en Unisex, el flamante disco de Zero Kill, la banda liderada por Benito Cerati. Además, a partir de hoy, sus seguidores podrán recorrer otro costado de su obra a través de una app de realidad aumentada. Disponible en sistemas iOS y Android, David Bowie Is ofrece un recorrido virtual por la exhibición del mismo nombre que giró por el mundo entre 2013 y 2018.
Con narración en off a cargo del actor británico (y amigo personal del músico) Gary Oldman, los usuarios podrán pasearse por una exhibición con más de quinientas piezas, entre manuscritos, vestuarios, objetos de época y pinturas realizadas por el músico. Una manera especial para intentar tener un atisbo de lo inabarcable que es el universo de uno de los artistas más completos, enigmáticos e influyentes de los últimos cincuenta años.
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