Dave Holland y su quinteto mágico
Presentación del Dave Holland Quintet , con Dave Holland en contrabajo, Chris Potter en saxo tenor y soprano, Robin Eurbanks en trombón, Steve Nelson en vibráfono y marimba y Nate Smith en batería. El viernes último, en el teatro Coliseo.
El quinteto del contrabajista Dave Holland es, probablemente. el grupo de mayor vuelo interpretativo de la escena del jazz internacional. Uno de esos combos de enorme presencia musical tanto por las composiciones como por los desarrollos colectivos e individuales.
En su presentación, el viernes pasado, ante un Coliseo ansioso por reencontrarse con estos músicos, el combo sacudió a la audiencia.
Holland, a la manera de Charles Mingus, logró en composiciones abiertas, con una instrumentación diversificada, realzar la personalidad de los solistas. Y vaya que los tiene.
Un quinteto de mucha integración que revaloriza en cada tema la tradición polifónica del jazz, sólo que con un lenguaje de modernísima articulación.
Holland simboliza para el jazz moderno la utilización de elementos tradicionales con un concepto orquestal, actualizado para un pequeño grupo.
Tras introducir al quinteto, comenzaron con un tema de él, "The Eyes Have It", con una frase de fuerte influencia bopper y el primer solo de la noche a cargo de este joven gigante del saxofón, Chris Potter.
El músico, de 33 años, levantó vuelo de manera inmediata. En sentido contrario a la actuación del trío de Mehldau, de sereno calentamiento, los músicos de Holland no esperan que la música llegue, si no que van a buscarla. Su mensaje comenzó con un ataque profundo, velocísimo y cargado de subtonos. Su propio fuego, que parece que lo va a consumir, es la fuente de su inspiración robusta e inagotable.
Desde el comienzo mismo, Nate Smith estableció los principios del juego. Desde sus tambores rodeó el solo de Potter para luego invadirlo y cambiar de referente. Su atención fue hacia Nelson, el vibrafonista, que como un sutil pianista sostuvo el andamiaje armónico hasta que el baterista cayó sobre él como un puño de acero.
Holland dirige la marcha y cada tanto sonríe para él, satisfecho de esta prueba de idóneo movimiento colectivo.
"Easy Did It" es el tema para que se luzca Robin Eurbanks, probablemente el trombonista más interesante de estos tiempos (...y no nos estamos olvidando de Roswell Dudd). Tras la frase inicial, trombón y soprano desarrollan discursos simultáneos en un contexto rítmico a medio tiempo. El trombonista mantuvo un mensaje de imprevista arquitectura, saltando sobre el ritmo o utilización de los silencios con un inteligente criterio de tensión.
"High Wire", de Potter, es otro tema edificado sobre una estructura de dos series de dieciséis compases que tiene como núcleo solista a Nelson y a Holland.
Libertad para todos
La filosofía del grupo evidencia que la falta de concisión no es un problema; tampoco lo era para Miles Davis. Por otra parte, la calidad de los solistas permite sostener largas intervenciones de ellos. En la actuación del viernes último no hubo ni reiteraciones ni falta de ideas a lo largo del concierto.
"Amator Silenti", de Nelson, mostró a este vibrafonista como un compositor sutil y de profunda riqueza armónica. Una introducción en la que su instrumento suena como un arreglo de campanas seguido de una frase de tono free, aunque cálida y de contornos redondeados.
Otro de los grandes momentos de la noche fue con "Full Circle", de Eurbanks, donde la front line (saxo y trombón) tocó sus solos con el acompañamiento de contrabajo y batería. Hacia el final, el trombonista y Potter dramatizaron un duelo de enorme consistencia en cuanto a ideas. Eurbanks encarnó la agilidad del bop, en tanto que el saxofón, la frialdad del pensamiento abstracto.
"Free For All" tuvo dos solos magistrales de Holland y Smith, un músico que tiene un estilo recio, neoyorquino y de variados recursos.
Una nueva demostración del altísimo nivel de este quinteto que mejor representa la unión tan estrecha existente entre la libertad y el proceso creativo que tiene el jazz.