En la nota de tapa de la edición de enero, el Kuryaki habla de las tendencias que dominan el presente del pop
Tras el lanzamiento de Puñal, Dante Spinetta llega a la tapa de Rolling Stone en la edición de enero. A lo largo de la nota, el Kuryaki habla de cómo una ruptura amorosa lo marcó en el comienzo de una nueva aventura solista después de los lanzamientos de El apagón (2007) y Pyramide (2010). Además, analiza el origen del trap –el sonido que cruza muchas canciones de Puñal–, su impacto en la industria y cuestiona el dominio del reggaetón y la cumbia cheta. “No puedo creer que la gente baile eso”, dice.
A continuación, un extracto de la nota de tapa de la edición enero de Rolling Stone.
Tu nuevo disco está muy orientado al trap. ¿Qué es lo que te gusta de ese sonido?
Yo que vengo viendo y escuchando el rap desde que nació, veo el trap como el sonido de ahora, como en algún momento fue el sonido de Timbaland, de Neptunes; o el dirty south o el gangsta rap. Hoy el sonido que reina es el del trap. Pero sigue siendo hip hop de alguna manera, ahora le cambiaron el nombre. Me parece que hay una movida muy buena ahí, y me gusta mucho lo que pasa en España, donde con Pxxr Gvng y otros artistas hay una movida enorme. O incluso acá en Argentina, con Neo Pistéa o Duki, que son artistas nuevos y locales que son muy buenos. En Latinoamérica, De La Ghetto fue uno de los primeros en tirar un hit de trap latino. Y lo que me gusta es que en el trap hay algunos que rapean y otros que capaz sólo cantan; como que en el rap antes tenías que tener más skills, y en esto capaz no. Pero cuando alguien hace un buen trap es increíble. Me gusta mucho Travis Scott, por ejemplo. Pero me gustan también las mezclas; mezclarlo con otros sonidos, como el rock, como hice un poco en Puñal.
Mencionaste a Neo, uno de los que contrataste en tu nuevo rol de A&R para Sony: la idea es que vos firmes artistas nuevos de trap y de rap argentino y ese sello los proyecte con toda su maquinaria. ¿Por qué tomaste ese desafío ahora?
Estamos en un momento súper plástico. La música es energía, y no puede ser que la gente esté consumiendo fast food, de cada vez peor calidad. Estamos alimentando a la gente con cada vez peor mierda, y eso te va aniquilando generaciones. Por eso yo creo mucho en la revolución dentro del sistema. La revolución entre comillas, digo. Pero no me como ese discurso de ‘no podés estar dentro de una compañía grande porque hacen lo que quieren con vos’. Yo prefiero que esté sonando Kuryaki, que estén sonando cosas buenas antes de que suene Chayanne, apuesto a eso. Y hay que apostar a que más pibes que hacen cosas copadas lleguen a esos lugares. Ya estamos firmando a los primeros artistas y estoy muy contento con eso, me entusiasma.
¿Dirías que el trap ayudó a descontracturar un poco a la ortodoxia que mandaba en el rap?
Nah, creo que los hiphoperos clásicos siguen siendo iguales y que cada uno está en su movida. El trap también representa una nueva generación, en general.
¿Qué pensás de la música que se escucha en clubes hoy?
Están todos con la misma música, me quema la cabeza, por eso a boliches ya no voy mucho. Vas a un lugar y es todo cachengue o electrónico medio moncho. La cumbia cheta me lastima groso. No puedo creer que la gente baile eso. El reggaetón me gusta para bailar, pero hay de todo. A ver... A los CNCO los haría hacer la colimba (risas).
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