Daniel Barenboim renuncia a la dirección musical de la Ópera de Berlín: “Ya no puedo ofrecer el rendimiento que, con razón, se exige”
En un comunicado, el músico, de 80 años, afirmó que su salud “se ha deteriorado considerablemente en el último año”; había reaparecido tras un silencio de tres meses para dirigir, sentado, el tradicional concierto de Año Nuevo en la capital alemana; mañana se presentará junto a Martha Argerich.
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El director de orquesta argentino Daniel Barenboim anunció hoy en un comunicado que por motivos de salud deja su cargo como director musical de la Opera Estatal de Berlín Unter den Linden. “Por desgracia, mi salud se ha deteriorado considerablemente en el último año. Ya no puedo ofrecer el rendimiento que, con razón, se exige a un director musical”, declara Barenboim, de 80 años, en el texto, reproducido por la agencia DPA.
It is with a combination of pride and sadness that I announce today that I am taking a step back from some of my performing activities, especially conducting engagements, for the coming months. pic.twitter.com/1LlqaETNzG
— Daniel Barenboim (@DBarenboim) October 4, 2022
”Por ello, pido su comprensión por el hecho de que cese en este cargo el 31 de enero de 2023″, añade el también pianista, que pide al responsable de Cultura de la ciudad-estado de Berlín, Klaus Lederer, que acepte su renuncia. Tras conocer la noticia, Lederer se mostró “convencido de que Daniel Barenboim ha tomado la decisión correcta”, porque pone en primer plano el bienestar de la Opera Estatal y la Orquesta Estatal de Berlín (Staatskapelle). “Por supuesto, seguiré estrechamente vinculado a la música mientras viva — añade Barenboim en su comunicado — y estoy dispuesto por seguir trabajando como director de orquesta en el futuro, también y especialmente con la Staatskapelle de Berlín”.
Barenboim no había vuelto al podio durante varios meses hasta el pasado fin de semana, cuando dirigió la Novena Sinfonía de Ludwig van Beethoven en el Concierto de Año Nuevo en la Opera Estatal. A principios de octubre había anunciado a través de redes sociales su retiro temporal tras haberle sido diagnosticada “una grave enfermedad neurológica”. Para esta noche sigue programado un concierto con la Filarmónica de Berlín. Matthias Schulz, director de la Staatsoper, consideró hoy que la sala de conciertos está “en deuda con él más allá de toda medida”.
Durante más de 30 años, Barenboim ha “aportado su fuerza inagotable como personalidad artística de carisma mundial” a la Ópera Estatal de Berlín y a la Staatskapelle. Es posible imaginar lo difícil que debió de ser para él dar este paso, añadió. La secretaria de Estado de Cultura de Alemania, Claudia Roth, calificó a Barenboim como “uno de los pianistas y directores más importantes de todos los tiempos, que además ejerció una influencia decisiva en la vida musical alemana durante décadas”. En su opinión, su etapa como director musical fue “un golpe de suerte para Berlín y Alemania, porque llevó a la Opera y a la Staatskapelle a la fama mundial tras la caída del Muro”. La Opera Estatal ya había tenido que cancelar un concierto previsto para el 80 cumpleaños de Barenboim el 15 de noviembre, en el que iba a tocar el piano. Antes de eso, Barenboim ya había tenido que renunciar a dirigir la nueva producción de El anillo del nibelungo, de Wagner: Christian Thielemann y Thomas Guggeis lo sustituyeron en el podio. Thielemann fue también quien asumió su lugar durante la gira por Asia con la Staatskapelle. El especialista en Wagner se considera un posible sucesor, aunque él se ha referido en repetidas ocasiones a su contrato con la Staatskapelle de Dresde, que se extiende hasta 2024.
Primeras señales de alarma
Hasta abril de 2022 Barenboim estuvo muy activo, como era su costumbre. El 6 de marzo ofreció un concierto “Por la paz” en Ucrania junto a la Orquesta de la Ópera Estatal de Berlín, que sirvió para recaudar fondos para las necesidades de ese país. Siempre preocupado por la realidad política y social, también dio su punto de vista sobre la invasión rusa a Ucrania y habló de su ascendencia.
Luego de aquella actuación, su salud encendió una alarma y varios de los siguientes compromisos tuvieron que ser cancelados. A finales de abril estuvo internado y en mayo dijo que no podría asumir el compromiso de salir de gira con la Orquesta del Diván, integrada por músicos israelíes y palestino, que había fundado dos décadas atrás.
La gira de la “WEDO” (como se conoce internacionalmente por sus siglas en inglés a la Orquesta del Diván de Oriente y Occidente) continuó con la dirección de Thomas Guggeis. “Retirarse de esta gira es doloroso. Mi trabajo con WEDO es muy especial para mí y tenía muchas ganas de interpretar Ma Vlast (Mi Patria), de Smetana con ellos -escribió Barenboim-. Sin embargo, en este momento, debo priorizar mi salud y estoy agradecido de que Thomas Guggeis haya aceptado hacerse cargo de la gira. Ma Vlast es una pieza muy conmovedora para que la WEDO la lleve a las capitales europeas, especialmente en este momento, y estoy muy feliz de que la gira siga adelante. Estaré con todos los músicos en espíritu y espero reunirme con ellos en el verano”. Y así lo hizo.
A pesar de esta situación, durante los siguientes meses participó en diferentes conciertos. El 5 de abril, antes de los diagnósticos clínicos, la Ópera Estatal Unter de Linden anunció su temporada 2022/2023 con celebraciones por los 80 años de Barenboim y los treinta como director titular de ese organismo. Su adicción al trabajo no le permitió estar lejos de los escenarios. Al día siguiente digirió la ópera Don Giovanni, pero luego suspendió la conducción de otros dos títulos mozarteanos, Così fan tutte y Le nozze di Figaro. Volvió en junio. No quiso perderse el ciclo “Staatoper Für Alle” (La ópera estatal para todos), que ofrece conciertos de verano al aire libre. Además, el 22 de ese mes participó, sentado al piano, de un recital benéfico donde también estuvieron algunos integrantes de la Orquesta del Diván. En agosto se reunió con la WEDO y con esa obra que tanto quería interpretar, Ma Vlast. También dirigió al pianista Lang Lang.
En octubre aparecieron otras señales de alarma y un comunicado que no daba lugar a dudas: “Mi salud se ha deteriorado en los últimos meses y me han diagnosticado una enfermedad neurológica grave. Ahora debo concentrarme en mi bienestar físico tanto como sea posible”.
Además, el comunicado señalaba: “La música siempre ha sido y sigue siendo una parte esencial y duradera de mi vida. He vivido toda mi vida a través de la música, y lo seguiré haciendo mientras mi salud me lo permita. Mirando hacia atrás y hacia adelante, no solo estoy contento sino profundamente realizado”.
Por estos días, además de anuncios de renuncia también se puede ver su nombre programado en más conciertos. Este sábado compartirá el escenario con la pianista Martha Argerich, en una función de la Berliner, que incluye el Concierto para piano y orquesta en La Menor de Schummann, y la Sinfonía N° 2 en Re Mayor, de Brahms.
Una vida dedicada a la música
Nieto de inmigrantes judíos, nacido en Buenos Aires en 1942, el padre de Barenboim le daba clases de piano ya a los cinco años. A los 10 debutó en el Festival de Salzburgo y a los doce, en Roma. Fue el alumno más joven en entrar en la clase de dirección de la Accademia di Santa Cecilia y recibió clases de composición en París.
Fue director artístico de la Ópera de la Bastilla de París, director musical de la Scala de Milán y director titular de la Orquesta Sinfónica de Chicago. Subió al podio en Bayreuth y Salzburgo, dirigió las Filarmónicas de Berlín y Viena. Bajo su dirección, la Staatskapelle se convirtió en una orquesta de renombre mundial, con un sonido propio.
También al piano, su repertorio va mucho más allá de lo habitual en la música clásica. Con su ayuda se crearon en Berlín una academia de orquesta y un estudio de ópera para jóvenes artistas. La Staatsoper für alle (”Ópera estatal para todos”) ofrece cada año música clásica de primera categoría, gratis y al aire libre. Otro de sus importantes proyectos es la Orquesta West-Eastern Divan, formada por jóvenes músicos de Israel y de los países árabes. La Academia Barenboim-Said, que lleva su nombre y el del escritor palestino-estadounidense Edward Said (1935-2003), es un espacio de reconciliación. Hace tres años se acusó a Barenboim de abuso de poder, pero tras su descargo y las investigaciones pertinentes, finalmente su contrato como director musical fue prorrogado hasta 2027.
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