Cuando el idioma universal se pierde en la traducción
Aunque los títulos originales parecían una combinación sin sentido de palabras inglesas, varias generaciones de aficionados al jazz bailable identificaron sin dificultad "Muskrat Ramble", "The Darktown Strutters Ball" y "Struttin with Some Barbecue" gracias a sus disparatadas denominaciones locales: "Rata paseandera", "El baile de los negritos" y "Bailando en una fiesta negra", porque la manía de rebautizar que hace un par de semanas señaló Fernando López respecto de las películas también se manifestó en las canciones populares.
Si la traducción era imposible, había que encontrar un equivalente que lo pareciera, pero no podía existir tema en idioma extranjero sin un título en castellano, aunque no guardara relación o sonara absurdo. Así "Makin Whoopee" se volvió "Tirando manteca al techo", "The Flat Foot Floogie" fue transformado en "El chiflado de los pies planos", "Zip-a dee-doo-dah" pasó a significar "Siembra dulzuras" y la exhortación "Jazz Me Blues" quedó en la confesión de que "El jazz me entristece".
Resultaba razonable reemplazar por cualquier frase expresiones sólo comprensibles en el mundo del juego o de la droga, como "Seven Come Eleven" o "Minnie the Moocher", pero no que la desfiguración de títulos fuera consecuencia de la incapacidad de los encargados de traducirlos, porque daba la impresión de que grabadoras y editoriales de partituras encomendaban la tarea a cualquier improvisado con un diccionario de bolsillo.
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La cantaran Irene Dunne o Los Plateros, "Smoke Gets in Your Eyes" se llamó siempre "Hay humo en tus ojos", una imagen digna de Stephen King sin relación con el propósito romántico de sugerir lágrimas inducidas por el último humo de una pasión. Algo parecido a lo que sucedió con el amargo álbum de Frank Sinatra "September of My Years", que aquí, sin advertir que en el hemisferio norte septiembre marca el comienzo del otoño, convirtieron en "Primavera de mi vida".
Para que una canción perdiera su título no era imprescindible que estuviera escrita en inglés. En el primer long play nacional de Joao Gilberto, "... luxo só" - algo así como "Es puro lujo"- pasó a significar "Soy lusitano", una desnaturalización similar a la de "Poupée de cire, puoupée de son", de Serge Gainsbourg, resumida a "Muñeca de cera" cuando la grabó Juan Ramón.
El rock and roll debutó en 1955 mal traducido: la idea de "Rock Around the Clock" era bailarlo durante todo el día, no "Rock alrededor del reloj", como se leía en la etiqueta del Decca de Bill Haley, y la decisión de bautizar "Gastate el sueldo en rock" algo llamado "Rip It Up" resultó tan demencial como Little Richard, su intérprete.
Así continuó a lo largo de las décadas: "Rainy Day Women # 12 & 35", de Bob Dylan acabó como "Una mujer en la lluvia" y el grupo Jefferson Airplane llegó como "Los aviadores de Jefferson", pero no fue el colmo de la barbaridad, que pareció alcanzarse con el crucial álbum de Genesis "Selling England by the Pound", traducido "Vendiendo Inglaterra por una libra", cuando el propósito era sugerir la venta del imperio al peso, según lo que marcara la balanza. Igual, terminó superado por "Hermanos abrazados", denominación nacional de "Brothers in Arms", de Dire Straits, que en realidad significa hermanos de armas o compañeros de causa.
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En todos lados, las canciones perdieron su identidad sin que eso necesariamente afectara el éxito. En Brasil, "El pañuelito" se llamó "Lencinho querido" y "Por la vuelta", "Historia de amor", lo mismo que en Francia durante la guerra, cuando ocupadores y ocupados bailaban "Douce Georgette" y "Agatha rhythm" como si no supieran que se estaban divirtiendo con fox-trots del enemigo llamados "Sweet Georgia Brown" y "I Got Rhythm".
Aquí hubo alguien que publicó el álbum de Bill Evans "Montreux II" como "Montreal II", seguro de que así se denominaba la ciudad suiza en español, pero quien mejor representó a esa especie extinguida de ignorantes magníficos que disfrazaba músicas con títulos equivocados fue el encargado de adaptar "La goualante du pauvre Jean" ("La canción del pobre Juan"), el suceso de Edith Piaf que, por la casualidad de que Jean suena parecido a "gens" (gente), se desvirtuó en "The Poor People of Paris" -"La gente pobre de París"- para el mundo de habla inglesa.