Crónica de una fijación oral
La cantante colombiana actuó en el Madison Square Garden de Nueva York: un adelanto del recital que traerá a la Argentina en noviembre
NUEVA YORK.- Simplemente Shakira. A la cantante barranquillera no le hacen falta ni un ejército de bailarines, ni impresionantes efectos especiales, ni un escenario muy adornado, y mucho menos zapatos para lograr que la gente se rinda a sus pies en la gira de Fijación oral , que acaba de copar por dos noches el Madison Square Garden de Nueva York y llegará a Buenos Aires en noviembre.
"¿Son capaces de hacer feliz a una mujer? ¿Pueden hacerme feliz a mí?", preguntó desafiante Shakira a un ansioso público neoyorquino anteanoche. "Sólo necesito que ustedes se diviertan", aclaró con picardía.
Y la primera en seguir la recomendación fue ella misma, que durante casi dos horas de canto, baile y corridas por el escenario transmitió pura energía y entusiasmo, dejando por unos momentos de lado a Shakira, la megaestrella mundial, para permitir brillar a la Shakira compositora y cantante de 29 años, dueña de una distintiva voz, profunda, gutural, y una naturalidad refrescante.
Aunque no le falta habilidad para bailar -¡ay, esas caderas!- el acento esta vez lo puso sobre lo musical, mezclando casi como en un juego ritmos árabes con cumbia, bossa nova con tango, y música texana arreglos indios y rockeros, dejando en evidencia por qué se ha convertido en toda una sensación a nivel global.
Con su rizado pelo suelto -de vuelta en su castaño natural-, descalza y vestida apenas con unos pantalones negros y un top dorado, Shakira apareció sobre el escenario con los primeros acordes de "Estoy aquí", su primer gran éxito, que alteró en una versión más simple e íntima. Así, de entrada, estableció una conexión especial que mantuvo durante todo el show, mezclando canciones y comentarios en inglés y español. Detrás de ella, en el espartano escenario, los siete miembros de la banda -hombres y mujeres de diferentes orígenes raciales a los que presentó uno a uno- le siguió los pasos como si ella fuera una más del grupo.
Aunque habla perfectamente en inglés, se la notó más cómoda, convincente -y entendible- durante los temas en español. Especialmente, los de sus primeros álbumes, Pies descalzos y ¿Dónde están los ladrones? , algunos de las cuales, como "Inevitable", ya son considerados verdaderos himnos por sus fans, que no paraban de cantarlos. Los fue intercalando además con anécdotas y, de esta manera, al cantar "Antología", acompañada por sólo dos guitarras españolas y unos bongos, explicó que escribió esa canción cuando tenía 17 años, durante uno de sus primeros romances.
"En realidad, la primera vez que me enamoré tenía 4 años, y él 5. Pero mis padres no lo aprobaron", contó la colombiana que sigue comprometida con Antonio de la Rúa y se rumorea que habría casamiento en Uruguay a principios de 2007.
Sentada en una banqueta cantó "Obtener un sí", que con una interpretación sumamente sencilla, concentrada en los delicados gestos de su cara, resumió la simplicidad que primó en el concierto. En tanto, para "Don t bother" y "Si te vas", se volvió más rockera, aferrada a su guitarra eléctrica y bailando con frenesí, mientras galopaba de una punta a la otra del escenario. Tal vez el cambio de vestuario más importante fue para "No", en la que apareció enfundada en un larguísimo vestido rojo cuyas gigantescas mangas simulaban ser alas.
La sorpresa de la noche fue la aparición completamente inesperada del español Alejandro Sanz para que a dúo cantaran "La tortura", primer corte del popular disco Fijación Oral, Vol. 1 , del último año. Pero como en un show de Shakira no puede faltar jamás la danza del vientre, la colombiana siguió con "Whenever, wherever", canción para la cual primero se fue enredando y desenredando en una soga, copiando las ondulaciones sensuales de una odalisca, y luego terminó abajo del escenario, en medio de la multitud, invitándola a bailar y cantar los coros.
También con el acompañamiento del público entonó la balada "Underneath your clothes", para luego rematar con dos de sus clásicos: "Pies descalzos" y "Ciega sordomuda", que los fans cantaban palabra por palabra. Y como era de esperar, la noche quedaría marcada por las explosivas sacudidas de sus ya famosas caderas, primero con una hiper sexy y hechizante presentación de "Ojos así", con un look totalmente árabe, y luego, ya para cerrar a lo grande, con "Hips don t lie", el megahit de este año, para el cual hizo subir sobre el escenario a su colega Wyclef Jean -quien también había actuado como telonero antes del concierto-. Con el músico haitiano a un lado, rodeada por cuatro bailarinas indias moviéndose como si estuvieran en una película de Bollywood, y secundada por una banda multirracial mientras cantaba en español e inglés, Shakira dejó en claro que para ella la música no tiene fronteras.
Tour americano
- Después de su paso por ciudades de Estados Unidos, Canadá, México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Panamá y Venezuela, la cantante Shakira viajará a su país, Colombia, para actuar en Barranquilla, Bogotá y Cali. A partir del 22 de noviembre comenzará el tramo más austral de su periplo de presentación de su último álbum. Primero actuará en el Estadio de Santiago, Chile, y finalmente llegará a Buenos Aires, el 24 y 25 de ese mes, en el Estadio de Vélez. Las entradas para el primero de los shows porteños ya están agotadas.
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