Covid-19: en Alemania se hará un concierto para detectar cómo se propaga el virus
La vuelta a los grandes teatros o estadios cerrados en el contexto de la pandemia es un tema de preocupación permanente. En Buenos Aires, ese escenario no tiene fecha establecida; pero en Europa la situación es distinta y varias salas ya han vuelto a la actividad bajo estrictos protocolos de la llamada nueva realidad (distanciamiento, higiene, menor capacidad de las salas y demás medidas). En tren de indagar cómo es la propagación del coronavirus en estos espacios cerrados, científicos alemanes están convocando a 4.000 voluntarios (ya se anotaron más de mil) para que asistan a una experiencia de música en vivo a realizar en un estadio que intentará rastrear (y combatir) la propagación del virus en salas de conciertos.
La experiencia se llama Restart-19 y está dirigida por investigadores de la Universidad Martin Luther de Halle-Wittenberg. El resultado que se obtenga, aseguran los investigadores, servirá para definir tanto a la actividad artística en lugares cerrados como a la práctica deportiva. "El proyecto tiene como objetivo identificar posibles condiciones marco bajo las cuales los artistas y los atletas pueden jugar y actuar nuevamente después del 30 de septiembre de 2020, sin poner en peligro a la población de estos eventos. Además, se debe examinar qué procesos de optimización y cambios técnicos pueden ser necesarios en los salones de eventos para minimizar el riesgo", aseguran en la página. Vale recordar que si bien algunos estados alemanes han relajado las restricciones de distanciamiento social para las actividades artísticas de mediano porte, los conciertos con más de mil asistentes permanecen prohibidos en todo el país.
La experiencia científica/musical tendrá lugar el 22 de agosto en el Arena de Leipzig, predio en donde hay una de las salas multipropósito más modernas de Europa y el estadio en donde Argentina le ganó a México en los octavos de final de la Copa del Mundo de 2006.
A los 4.000 voluntarios sanos de 18 a 50 años que se sumen a la iniciativa unas 48 horas antes se les realizará una prueba de hisopado para verificar su estado de salud. Llegado el momento en el gran escenario del lugar tocará el cantante y compositor alemán de soul-pop Tim Bendzko, figura muy reconocida en el país. Antes de ingresar al lugar cada asistente recibirá una máscara facial y un pequeño dispositivo de contacto con forma de cadena que irá alrededor del cuello. Dicho censor mide los movimientos de cada persona y la proximidad a otros miembros de la audiencia. Al uso del alcohol en gel ya establecido por las autoridades locales los voluntarios deberán lavarse las manos con un desinfectante fluorescente que permitirá a los científicos escanear el lugar con luces ultravioletas después del show para identificar las áreas con mayor probabilidad de propagación del virus. Mientras tanto, una máquina de niebla que libera vapores ayudará a visualizar el camino del Covid-19 usando aerosoles.
El 22 de agosto en el Arena Leipzig se indagarán tres situaciones diferentes con sus respectivos protocolos. En una de ellas se simulará un evento con 4.000 visitantes de antes de que comenzara la pandemia (o sea, sin distanciamiento ni medidas de higiene). A la otra situación ingresarán 2.400 voluntarios a la sala multipropósito de acuerdo con un concepto de higiene optimizado y distancias significativamente mayores entre los participantes. Y en la tercera situación a investigar unos 2.000 asistentes serán ubicados en gradas en las que cada uno estará a una distancia de 1.5 metros en relación al otro. En las tres situaciones planteadas a lo largo de la jornada, Tim Bendzko ofrecerá un concierto para mapear el comportamiento de la audiencia de la manera más realista posible. También se simulará la llegada y salida del público al lugar.
Con un costo de inversión de casi un millón de euros financiado por los estados de Sajonia y Sajonia-Anhalt, los investigadores esperan encontrar una solución para la celebración de eventos culturales y deportivos a finales de este año sin representar un peligro para los asistentes. Stephen Moritz, jefe de enfermedades clínicas infecciosas en el hospital de la Universidad de Halle, dijo a The Guardian: "Estamos tratando de descubrir si podría haber un punto medio entre la vieja y la nueva normalidad que permitiría a los organizadores acomodar a suficientes personas en una sala de conciertos para no perder". Los resultados de este particular concierto ideado por científicos estarán en octubre.
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