Para alguien tan prolífica, Courtney Barnett suena sospechosamente relajada. Desde que Sometimes I Sit and Think, and Sometimes I Just Sit (2015), su debut, la consagró como una rockera con un talento especial para las observaciones ingeniosas, la australiana cosechó una nominación a los Grammy, fundó su propio sello discográfico (Milk! Records, que codirige junto a Jen Cloher, su pareja), y colaboró con las Breeders y Kurt Vile, con quien editó un álbum en 2017.
El disco más reciente de Barnett, Tell Me How You Really Feel (2018), aborda tópicos como las relaciones personales y la asimetría de poder entre géneros, alejándose de las tendencias narrativas en favor de la reflexión autorreferencial. Si su debut estaba cargado de microrrelatos y un fluir de la consciencia, este segundo álbum -que presenta en vivo en Niceto Club el 26 de febrero- ofrece himnos feroces, riffs distorsionados y citas de Margaret Atwood. "Nameless Faceless", por ejemplo, es una canción grunge sobre la ubicuidad de la masculinidad tóxica, personificada en los trolls anónimos de internet. Sin embargo, no todo es desenfreno: "Hay mucha más vulnerabilidad en este disco", dice ella por teléfono desde Australia. Temas como "Sunday Roast" y "Hopefulessness" sostienen esa declaración.
Tu disco nuevo se titula Tell Me How You Really Feel [Contame cómo te sentís realmente]. ¿Es algo que te decís a vos misma?
No creo que se trate necesariamente de una cosa o la otra. Esa es la clase de pregunta que me puedo hacer a mí misma, sí, pero que la gente también me hace a mí, y que yo misma le hago al resto. No es unidireccional, sino más bien intercambiable: un interrogante que continúa siendo hecho.
En este disco, el foco no está tan puesto en los relatos sino más bien en tu propia experiencia...
Sí, me parece que esta vez hay una forma de observación distinta, en comparación con el álbum anterior. Mi debut todavía se sentía bastante personal, al menos para mí. A veces, la ficción puede ser una forma más eficiente para hablar de lo que te está pasando. En ese sentido, no siento que haya habido un cambio tan grande, es solo que mis observaciones del día a día ahora están fijadas un poco más en mi interior y mis alrededores.
Lo que más se destaca de tu estilo como letrista es tu capacidad de capturar lo cotidiano de una forma muy vívida. ¿Qué cosas llaman tu atención como escritora?
Paso la mayor parte de mi tiempo cuestionando el propósito de cada cosa que veo. De alguna manera, mis observaciones evidencian que estoy en un vaivén constante entre lo macro y lo micro. A la larga, prefiero centrarme en aquellos momentos que son en apariencia mundanos. Captar la totalidad de algo puede ser abrumador, por lo que tiendo a enfocarme en lo particular: me gusta ver si encuentro sentido en algo pequeño o inadvertido, y continuar a partir de ahí.
¿Las personas que te rodean saben cuando estás escribiendo acerca de ellas? ¿Te reprochan algo de tus letras?
No que yo sepa, pero, bueno... ¿quién sabe? La verdad es que mis letras son bastante explícitas y a veces algo obvias, pero es increíble cómo algo puede pasar desapercibido para la gente. Viéndolo desde el otro lado, también me asombra cuando alguien asume que es el centro de una canción y en realidad nada que ver [risas]. Hay un ejercicio de proyección en juego. Con este disco, algunos periodistas me han preguntado por qué estoy tan enojada. No tengo nada contra ellos, pero me fascina ver cómo todo el mundo tiene su propia interpretación de las letras del disco. Antes quería explicar cada frase que escribía. Ahora, por suerte, ya no lo siento necesario. Una letra puede tener diez significados diferentes, incluso para mí. A veces hablo de una persona, pero en general se trata de una especie de combinado de cinco personas distintas con sus respectivas características.
En el álbum cantás sobre la complacencia y hasta tenés una canción llamada "Crippling Self-Doubt and General Lack of Confidence" ["Dudas paralizantes y una falta general de confianza"], lo cual es sorprendente, porque en tus temas sonás muy confiada. Supongo que tiene sentido en un mundo que históricamente avergüenza a las mujeres y las disidencias. ¿De dónde sacás tu confianza?
Realmente no sé qué hacer con mis inseguridades, más que simplemente aceptarlas y convivir con ellas de la mejor manera posible, en lugar de negarlas, que no tiene sentido. Supongo que, en un punto, esa canción en particular funciona como respuesta al título del álbum. Estaba buscando expresar cómo me sentía en ese momento. Hay mucha más vulnerabilidad en este disco que en el anterior.
Hace poco cumpliste 31. ¿Cuál fue la lección más importante que aprendiste durante tus veintipico?
Tuve muchas epifanías. Una es que el balance es fundamental en la vida. Principalmente, diría que la lección más grande para mí fue ser capaz de ver de dónde proceden mis comportamientos y frustraciones, y tener consciencia de mis conductas sociales: entender por qué me altero, por qué me pongo celosa de alguien, por qué me enojo en determinado momento, todas esas cosas. Es importante para mí estar consciente de dónde viene toda esa energía, y buscar romper con esos patrones de conducta.
Por Bartolomé Armentano
LA NACION